?Brotes verdes de verdad?
Superar la recesi¨®n es una buena noticia. No cabe racanear. Ni tampoco embriagarse
Ciudadanos: no ridiculicemos los brotes verdes,no racaneemos contra nosotros mismos. El fin de la recesi¨®n, aunque sea por una solitaria d¨¦cima, es una buena noticia. M¨¢s que por s¨ª misma, porque tocar fondo (en PIB; iremos viendo en las dem¨¢s variables) y subir algo aunque sea desde mucho menos de cero es requisito indispensable: para que luego la econom¨ªa crezca de verdad, se relance y al cabo se recupere de los precipicios en que todav¨ªa chapotear¨¢ durante tiempo. Sin pasar por el cero no se sube nunca al uno.
Ministros: no os emborrach¨¦is ni nos mare¨¦is, que salir de la recesi¨®n (romper la ca¨ªda del PIB consecutiva de al menos dos trimestres, y llev¨¢bamos nueve) no es superar la crisis, como propaga el siempre estupendo Crist¨®bal Montoro. Porque el 0,1% es estancamiento, el consumo interno est¨¢ parado, el paro nos consume.
Economistas: analizad la debilidad de la trasrecesi¨®n, la vulnerabilidad de los actuales brotes verdes, mirando al pasado inmediato: para ser prudentes. Pese a que a¨²n resuenan ciertas carcajadas inmisericordes, hubo una anterior ronda de aut¨¦nticos brotes verdes. Era bajo Zapatero, aunque moleste. Entre el segundo trimestre de 2010 y el segundo de 2011, la econom¨ªa creci¨® no una, sino m¨¢s de seis d¨¦cimas, y el PIB se encaram¨® a un 0,6% positivo. ?Qu¨¦ ocurri¨®? El 11 de marzo de 2011 explosion¨® Fukushima y se multiplic¨® la incertidumbre. El 19 de marzo Occidente bombarde¨® Libia y el petr¨®leo se dispar¨®. El 7 de abril, Portugal pidi¨® el rescate. Y la Uni¨®n Europea se precipit¨®, con la segunda crisis griega, hacia el abismo del miedo a la ruptura del euro.
Los brotes verdes espa?oles se secaron de s¨²bito. Y nos sumimos en una segunda ronda de la Gran Recesi¨®n. Hasta hoy. Si el enfermo deja la fiebre, pero sigue d¨¦bil, cualquier corriente lo devuelve a la UVI.
?Hay riesgo de marcha atr¨¢s? Lo hay. Pero menos que entonces. Veamos por qu¨¦ vamos algo menos peor. Internamente, se ha realizado una gran devaluaci¨®n interna desde mayo de 2010, con dos Gobiernos de signo opuesto al frente. El sacrificio social (paro) y econ¨®mico (mortalidad empresarial) ha sido brutal. Junto a las alzas impositivas, el adelgazamiento, y los recortes de las Administraciones (auton¨®mica y municipal, mucho menos la central) han deprimido la actividad, pero tambi¨¦n han generado mayor competitividad. Los costes laborales unitarios se han reducido a la brava (v¨ªa desempleo) recuperando niveles europeos comparables de antes del aznarato. Faltar¨¢ ahora evitar la servidumbre de la gleba y a?adir tecnolog¨ªa y organizaci¨®n para mejorar esa competitividad recobrada. Pero hay mucho hecho, incluida alguna reforma (muchas van siendo a peor) como la financiera, eficaz tambi¨¦n gracias al aval y tutela de Bruselas; y la activaci¨®n de un ¨²nico motor, el exportador (ya un tercio del PIB). Aunque los sacrificios han sido demasiado desiguales. En dolor.
Quiz¨¢ m¨¢s decisivo que el esfuerzo interno haya sido el factor europeo: la debacle de la eurozona y de Espa?a empez¨® a sortearse cuando el presidente del BCE, Jean Claude-Trichet, le espet¨® a Angela Merkel en la canciller¨ªa, el 21 de julio de 2011: ¡°Le digo que ha gestionado fatal la crisis¡±, y la indujo a dar el segundo rescate a Grecia, como narra Arnaud Leparmentier (¡°Ces fra?ais, fossoyeurs de l'euro¡±, Plon, 2013). Y Fr¨¢ncfort compr¨® deuda espa?ola en el mercado secundario.
Las inyecciones masivas de liquidez a la banca lanzadas por su sucesor Mario Draghi en diciembre de 2011 y febrero de 2012, hasta un bill¨®n de euros, que tanto molestaron al Bundesbank; su anuncio del programa OMT para comprar cuanta deuda p¨²blica conviniese, impugnado ante el Tribunal Constitucional por el mismo Buba; las garant¨ªas de Draghi, Merkel y dem¨¢s, de que el euro no caer¨ªa; y el rescate de los europeos a la banca espa?ola por 40.000 millones largos de euros (los usados, de 100.000 prestados) hicieron el resto. No hizo falta un rescate-pa¨ªs, en buena medida porque la UE ya se hab¨ªa rescatado con todo ello a s¨ª misma y a sus socios.
?Qu¨¦ esfuerzos adicionales tocan ahora para convertir este respiro decimal en relanzamiento verdadero? Internamente, habr¨ªa que volver a la econom¨ªa real, a la financiaci¨®n de las empresas, a la pol¨ªtica industrial, a los consensos b¨¢sicos: todo eso de lo que apenas se discute.
En cuanto al vecindario, atenci¨®n a Alemania. Nuestro Gobierno debiera apoyar que el pacto de gran coalici¨®n cristianodem¨®crata/socialdem¨®crata (CDU-CSU/SPD) en ciernes incorpore el mayor n¨²mero posible de los 10 mandamientos propuestos por los socialdem¨®cratas.
As¨ª, el aumento del gasto en infraestructuras dom¨¦sticas que repare la cutrer¨ªa de autov¨ªas y canales fluviales; la implantaci¨®n de un salario m¨ªnimo de 8,5 euros hora que corrija al menos en parte la devaluaci¨®n salarial de la Agenda 2010 de Gerhard Schr?der y sobre todo, la semiesclavitud de algunos minijobs; y una nueva agenda para el crecimiento europeo: todo ello revierte en m¨¢s consumo. Es est¨ªmulo de la demanda. Es m¨¢s crecimiento. Es engrasar la m¨¢quina de la econom¨ªa, tambi¨¦n la europea, y de los pa¨ªses socios exportadores, como este de aqu¨ª abajo.
Peque?os cambios como esos ¡ªninguno de los actores parece postular un vuelco absoluto¡ª pueden abrir bastante margen a la pol¨ªtica econ¨®mica e inducir efectos notables. Al menos, el de matizar, suavizar o acotar la monol¨ªtica obsesi¨®n de la austeridad. Pero claro, siempre que no se trate de cuant¨ªas meramente simb¨®licas. Lo ¨²ltimo que se pierde es la esperanza.
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