¡°Hay burbujas continuamente¡±
Robert J. Shiller, catedr¨¢tico de Yale, se enteraba el pasado lunes 14 de octubre de que hab¨ªa ganado el Premio Nobel de Ciencias Econ¨®micas junto con Lars Peter Hansen y Eugene F. Fama, de la Universidad de Chicago. El comit¨¦ del Nobel ha descrito a Shiller como uno de los fundadores de las finanzas conductuales, un innovador por incorporar la psicolog¨ªa a la econom¨ªa y un pionero del an¨¢lisis de las burbujas especulativas en los mercados inmobiliarios y de valores.
Tambi¨¦n forma parte desde 2007 de un grupo de economistas ilustres que escriben la columna Economic View [punto de vista econ¨®mico] para Sunday Business. Como director de dicha columna, he hablado con ¨¦l a menudo sobre su trabajo y la semana pasada me llam¨® desde el aeropuerto, de camino a una conferencia en el Banco Central de Holanda en ?msterdam. Esta es una versi¨®n editada y condensada de esa conversaci¨®n.
Pregunta. Bob, ?felicidades! Qu¨¦ honor.
Respuesta. ?Gracias!
P. Y ahora me pregunto qu¨¦ estar¨¢ pensando para su pr¨®xima columna.
R. ?Ja! Bueno, tendr¨¦ m¨¢s cosas que decir. Ahora mismo no lo s¨¦. Debo escribir un discurso de aceptaci¨®n del Nobel y solo tengo hasta el 10 de diciembre para ello. Y tengo muchas responsabilidades como profesor, as¨ª que voy a estar muy ocupado.
P. ?Qui¨¦n se ha buscado esto del Nobel? ?Solo trae problemas!
R. Lo s¨¦, lo s¨¦. Pero es maravilloso. ?Sabe que voy a dedicarme a la docencia cada vez m¨¢s? Voy a dar un nuevo curso en Internet de Coursera en enero. Se llama Mercados financieros. Me han dicho que tengo 50.000 alumnos matriculados en estos momentos, y creo que es algo verdaderamente importante. Es una misi¨®n que me he impuesto. Tambi¨¦n imparto el curso de primer a?o de Econom¨ªa en Yale el pr¨®ximo semestre, y tendr¨¦ 300 o 400 alumnos. En cierto modo, hablar con los j¨®venes estudiantes le pone a uno los pies en la tierra, o deber¨ªa hacerlo en cualquier caso.
?C¨®mo incorpor¨¦ la psicolog¨ªa a la teor¨ªa de los mercados? Me cas¨¦ con una psic¨®loga
P. Tenemos que resumir la labor de toda su vida en unas cuantas frases. Es tremendo. Pero ?se atrever¨ªa a hacerlo?
R. Bueno, llevo mucho tiempo en ello. ?Est¨¢ buscando temas? Uno podr¨ªa ser algo que aprend¨ª de mi padre: apreciar la invenci¨®n. Siempre he querido idear nuevos instrumentos. Mi primera publicaci¨®n fue una calculadora ¡ªera un procedimiento estad¨ªstico¡ª, una especie de invento. Mi padre obtuvo una patente y fund¨® una empresa; no tuvo ¨¦xito, pero tal vez tenga algo de ¨¦l en m¨ª.
P. Ha hecho much¨ªsimas mediciones a lo largo de su carrera; seleccionar datos, decidir qu¨¦ deber¨ªa medirse y c¨®mo. Es uno de los fundadores de los ¨ªndices Case-Shiller, que miden los precios de las propiedades inmobiliarias. Es famoso entre la gente de las finanzas por lo que se conoce como ¡°el Shiller P/E¡± [una forma de usar el precio y los ingresos para evaluar si el mercado de valores est¨¢ sobrevalorado]. Lleva 31 a?os vinculado a la Fundaci¨®n Cowles de Investigaci¨®n Econ¨®mica y ha habido mucha recopilaci¨®n de datos ah¨ª. ?Por qu¨¦ es importante esta clase de medici¨®n?
R. Nuestro fundador, Alfred Cowles, era un gestor de inversiones que acab¨® decepcion¨¢ndose y se volvi¨® esc¨¦ptico. La gesti¨®n de inversiones ha sido una profesi¨®n que ha llevado aparejada mucha farsa; gente que dice que puede vencer al mercado y en realidad no puede. ?l sospechaba que sus compa?eros de Wall Street simplemente fing¨ªan, que no eran capaces de predecir el comportamiento del mercado. ?l quer¨ªa una investigaci¨®n econ¨®mica real, una investigaci¨®n genuina. Y recopilaba datos. Yo tengo esa misma naturaleza esc¨¦ptica. Cuando yo era peque?o, el maestro de la escuela dominical se quejaba a mis padres de que mi actitud no era buena. No me cre¨ªa nada de lo que contaba aquel tipo. Es algo que sigue caracteriz¨¢ndome, soy esc¨¦ptico por naturaleza sobre la gente que parece impresionante; pero de forma innata me pregunto si es real. Supongo que eso es lo que motivaba a Cowles y le empujaba a recopilar datos. En nuestra profesi¨®n hay quien cree que recopilar datos es una tarea menor. Que es como el trabajo de conserje; algo que nos mancha las manos. El ascenso social est¨¢ presente en el mundo acad¨¦mico. Si uno escribe un art¨ªculo calculando un ¨ªndice, parece poco prestigioso, as¨ª que la gente no quiere hacerlo.
Fama y yo tenemos mucho en com¨²n, m¨¢s de lo que podr¨ªa pensarse¡±
P. Bueno, usted ha hecho eso y muchas otras cosas; ha trabajado con la teor¨ªa y con los datos, ha mezclado ambos.
R. S¨ª, algunas de las mejores teor¨ªas llegan despu¨¦s de recopilar datos porque es entonces cuando uno se vuelve consciente de otra realidad.
P. Y junto a Richard Thaler, el economista de la Universidad de Chicago, otro de los columnistas de Economic View, fue una de las personas que incorpor¨® la psicolog¨ªa a la teor¨ªa de los mercados. ?C¨®mo sucedi¨® eso?
R. Bueno, me cas¨¦ con una psic¨®loga [Virginia M. Shiller, psic¨®loga cl¨ªnica en una consulta privada en New Haven e instructora cl¨ªnica en el Centro Yale de Estudios sobre la Infancia], eso para empezar. Adem¨¢s, descubr¨ª que hab¨ªa ciertas lagunas en la teor¨ªa del mercado eficiente, que representaba la ortodoxia de las finanzas, cosas que sencillamente no ten¨ªan sentido. Los economistas que presentaron esa teor¨ªa sosten¨ªan que en los mercados, todo el mundo hac¨ªa c¨¢lculos, c¨¢lculos sobre el valor actual. Eso es un disparate, porque sabemos que el 90% de la poblaci¨®n ni siquiera sabe lo que significa eso: no hace ning¨²n c¨¢lculo. Entonces los defensores de la teor¨ªa dijeron: bueno, en realidad no es que todo el mundo haga todos los c¨¢lculos, sino que el mercado se comporta de forma eficiente porque la gente se deja asesorar por los expertos y los gestores de inversiones. Evidentemente, eso tambi¨¦n es falso. Puede que haya algunas personas que lo hagan. Pero no todo el mundo, ni siquiera la mayor¨ªa de la gente. Se convierte en algo ritualista; tenemos un determinado modelo en el que se cree porque otras personas creen en ¨¦l, y as¨ª sucesivamente.
P. ?C¨®mo afecta la ¡°exuberancia irracional¡±, el t¨ªtulo de uno de sus libros, al mercado de valores, y c¨®mo encaja eso en la teor¨ªa del mercado eficiente?
R. Bueno, la teor¨ªa del mercado eficiente es una verdad a medias. La mitad verdadera es que no es f¨¢cil ganar mucho dinero con rapidez y que uno puede pasarse a?os perdiendo dinero, aunque sea una persona muy lista. La teor¨ªa empieza a errar cuando afirma que sencillamente debemos suponer que no tiene sentido intentar vencer al mercado; o que debemos orientar las pol¨ªticas econ¨®micas partiendo de la suposici¨®n de que no hay burbujas en el mercado.
La teor¨ªa del mercado eficiente es una verdad a medias¡±
P. ?Entonces s¨ª hay burbujas?
R. S¨ª, se producen continuamente. Casi toda la acci¨®n en el mercado de valores agregados son burbujas. Esto no ser¨ªa igual de cierto en el caso de los valores individuales, pero es cierto para el mercado en general.
P. En sus columnas ha escrito sobre las burbujas inmobiliarias, como la burbuja que estall¨® y desencaden¨® la crisis financiera de la que todav¨ªa nos estamos recuperando. Ha descubierto que los precios del mercado inmobiliario generalmente se mueven m¨¢s despacio que los de las acciones. ?A qu¨¦ se debe esto?
R. Eso ha sido as¨ª hasta ahora al menos. Uno de los motivos es que el mercado inmobiliario est¨¢ compuesto principalmente por aficionados; no es f¨¢cil para la gente moverse con rapidez. Hay mucha inercia en ese mercado. Pero est¨¢n llegando profesionales a ¨¦l y las cosas podr¨ªan cambiar.
P. A Eugene Fama se le suele conocer por ser el fundador de la teor¨ªa del mercado eficiente y, como hemos estado diciendo, usted la ha criticado. No me sorprende que Gene Fama haya ganado el Nobel ni que usted lo haya ganado. ?Pero no es raro que lo hayan ganado juntos?
R. Bueno, Gene y yo tenemos mucho en com¨²n, m¨¢s de lo que podr¨ªa pensarse. ?l recopila datos y los comparte, y yo los uso continuamente, y utilizo muchas de sus teor¨ªas. No todas, por supuesto. Pero es un tipo estupendo. Es como tener un buen amigo que es un creyente devoto de otra religi¨®n. Se puede aprender mucho de un amigo as¨ª, aun cuando uno no rece en su misma iglesia.
? New York Times Service 2013.
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