Los curanderos el¨¦ctricos
Un curandero es alguien que, sin ser m¨¦dico, propone curas milagrosas en momentos desesperados y a personas con verdaderas ansias de solucionar el problema que les aqueja.
Sin embargo, este tipo de recetas no suele ser muy efectiva, como tampoco lo son muchas de las soluciones que, en la actualidad, se plantean como remedio a los males del sector el¨¦ctrico espa?ol, que son muchos y se han visto agravados tras la reciente reforma el¨¦ctrica anunciada por el Gobierno.
En primer lugar, y como presidente de la Asociaci¨®n Espa?ola de la Industria El¨¦ctrica, me gustar¨ªa referirme a las alusiones que ¨²ltimamente se hacen al d¨¦ficit de tarifa el¨¦ctrica. Como probablemente ya sabe el lector, este d¨¦ficit es la diferencia entre los costes regulados en los que incurre el sector el¨¦ctrico y los ingresos regulados que recibe a trav¨¦s de las tarifas, insuficientes para cubrirlos. Este desfase se ha ido acumulando a lo largo de los a?os, especialmente a medida que los costes regulados y las decisiones de pol¨ªtica energ¨¦tica han ido ganando peso en el recibo el¨¦ctrico.
En un reciente art¨ªculo publicado en este diario bajo el t¨ªtulo Otro diagn¨®stico del problema el¨¦ctrico, se llega a negar la existencia misma del d¨¦ficit. Algo que resulta sorprendente si se tiene en cuenta que, como consta expresamente, los firmantes de este texto han ocupado puestos de responsabilidad en el Ministerio de Energ¨ªa, la Comisi¨®n Nacional de la Energ¨ªa y el operador del sistema, entidades que siempre han reconocido la existencia de este d¨¦ficit desde el momento en el que empez¨® a generarse hasta nuestros d¨ªas.
Asimismo, esta actitud resulta llamativa cuando toda la reforma el¨¦ctrica del Gobierno gira expl¨ªcitamente en torno a la idea de acabar con el d¨¦ficit de tarifa, y cuando el ministro del ramo ha llegado a reconocer que, a pesar de dicha reforma, en 2013 seguir¨¢ gener¨¢ndose d¨¦ficit (en concreto, de entre 2.500 y 3.000 millones de euros). Se trata, por tanto, de un problema de gran envergadura, dif¨ªcil de resolver. Tal vez por ello, los principales causantes de las medidas que han llevado al crecimiento desmesurado del d¨¦ficit prefieren cerrar los ojos y pensar que no existe.
A menudo, los curanderos recurren tambi¨¦n a f¨®rmulas del pasado y remedios que ya se intentaron sin ¨¦xito, convenciendo a su cr¨¦dulo paciente de que esta vez s¨ª funcionar¨¢ lo que en el pasado fracas¨®.
En el sector el¨¦ctrico, de forma parecida, se proponen en estos d¨ªas soluciones que hace tan solo un par de a?os se revelaron ineficientes, costosas y contraproducentes.
De este modo vemos c¨®mo, desde ciertos ¨¢mbitos, se est¨¢n volviendo a pedir m¨¢s apoyos para ciertas tecnolog¨ªas renovables. Quienes lo hacen insisten adem¨¢s en sentirse ¡°estafados¡± por el hecho de que se les haya reducido la inasumible retribuci¨®n que durante a?os han recibido.
Dejemos al margen la jurisprudencia, que ya ha aclarado v¨ªa sentencia que la adaptaci¨®n de una retribuci¨®n a las circunstancias econ¨®micas vigentes (recordemos que Espa?a est¨¢ en crisis) no supone un acto retroactivo. Simplemente basta recordar c¨®mo nos fue en el pasado cuando aplicamos la panacea que ahora preconizan estos curanderos: cuando pretendimos ser los primeros de la clase en tecnolog¨ªas inmaduras que, posteriormente, otros han adquirido a precios muy inferiores. Debemos tener en cuenta la lecci¨®n aprendida y reconocer que, para ganar la carrera, la clave no es agotar los recursos con un gran sprint inicial, sino ser un buen corredor de fondo.
La mayor parte de la reforma recae sobre los hombros de las empresas de UNESA
Menci¨®n aparte merecen las alusiones a la transparencia y las peticiones de auditor¨ªas, tan de moda ¨²ltimamente. Quienes as¨ª lo solicitan parecen olvidar que las empresas el¨¦ctricas son compa?¨ªas auditadas que cotizan en Bolsa y que rinden cuentas puntualmente ante los reguladores de los mercados (en Espa?a, la CNMV). Asimismo, siempre han facilitado toda la informaci¨®n que la CNE ha solicitado y que ahora est¨¢ a disposici¨®n de la CNMC.
Igualmente, es com¨²n o¨ªr hablar de la necesidad de una mayor competencia para el sector el¨¦ctrico. Una tesis, esta ¨²ltima, con la que, para extra?eza de muchos, no puedo estar m¨¢s de acuerdo. Efectivamente, el sector precisa de una mayor liberalizaci¨®n, ya que actualmente la inmensa mayor¨ªa de los consumidores est¨¢ acogida a tarifas marcadas desde la Administraci¨®n. Las compa?¨ªas el¨¦ctricas agrupadas en UNESA son las primeras que abogan por una mayor liberalizaci¨®n que, sin duda, redundar¨¢ en beneficio del sistema y, tambi¨¦n, del consumidor espa?ol.
Los llamados costes de transici¨®n a la competencia (CTC) tampoco salen bien parados en este tipo de debates. Se comparan, equivocadamente, con las primas al r¨¦gimen especial, cuando se trata en realidad de conceptos bien distintos: los llamados CTC son costes incurridos en el pasado y pendientes de cobro que, en realidad, han supuesto para las empresas 1.147 millones de euros desde los a?os noventa (muy por debajo de los casi 12.000 millones de euros reconocidos y comprometidos en su momento por el Ejecutivo). Por su parte, las primas son incentivos, concedidos en gran medida de manera excesiva y desordenada, para el desarrollo de determinadas instalaciones. No hay comparaci¨®n posible entre ambas cuestiones.
Igual sucede con los pagos a la disponibilidad, una noci¨®n que considero preciso explicar. Las fuentes de energ¨ªa renovable tienen prioridad de entrada en el mix el¨¦ctrico. Sin embargo, y como sabemos, estas tecnolog¨ªas no son gestionables, puesto que dependen de las condiciones meteorol¨®gicas. Por ello, las centrales de ciclo combinado y las nucleares ¡ªcuya energ¨ªa no es intermitente¡ª deben estar siempre a punto y disponibles para dar cobertura al sistema. De esta forma, cuando no hay producci¨®n e¨®lica ni solar, el sistema no queda desabastecido. Garantizan, por tanto, la seguridad del suministro; algo que no ser¨ªa posible sin los citados pagos a la disponibilidad.
Por otro lado, en algunas ocasiones se llega a culpar a las compa?¨ªas de UNESA de que los costes de pol¨ªtica energ¨¦tica se incluyan dentro de la tarifa el¨¦ctrica. Una acusaci¨®n que llama la atenci¨®n, puesto que esta asociaci¨®n considera que los costes de pol¨ªtica energ¨¦tica no directamente vinculados al suministro de energ¨ªa no deber¨ªan formar parte del recibo que pagamos todos los consumidores; unos sobrecostes pol¨ªticos que, sumados a un elevado volumen de impuestos, hacen que alrededor del 50% de la tarifa que pagan los consumidores no tenga nada que ver con los costes reales de producir y suministrar electricidad.
En el mencionado art¨ªculo se llega incluso a decir que los consumidores y las energ¨ªas renovables son los principales paganos de la reforma el¨¦ctrica cuando, en realidad, la mayor parte de la reforma recae sobre los hombros de las empresas de UNESA.
Es importante que, desde todas las posiciones y desde todos los puntos de vista, se propongan soluciones que contribuyan a poner orden en un sector tan relevante como es el el¨¦ctrico. Es importante que la reforma que finalmente salga del Parlamento no hunda una industria como esta, fundamental para el crecimiento de la econom¨ªa espa?ola, para su competitividad y para el empleo. Pero dichas aportaciones han de ser rigurosas.
A veces los ung¨¹entos milagrosos de los curanderos tienen un envoltorio m¨¢s atractivo que lo que te receta un facultativo. Pero, personalmente, yo me f¨ªo m¨¢s del m¨¦dico.
Eduardo Montes es presidente de UNESA.
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