La UE ri?e a Berl¨ªn por el super¨¢vit exterior
La Comisi¨®n Europea pedir¨¢ a Alemania que establezca un salario m¨ªnimo, m¨¢s dinero para infraestructuras e incentivos para que aumente la inversi¨®n privada
El problema de las edades de oro es que al vivir en una de ellas todo tiende a amarillear. El exitoso modelo exportador alem¨¢n vive una de esas flamantes edades de oro (sus ventas al exterior superan las de Francia, Italia y Reino Unido juntas), pero cada vez m¨¢s instituciones denuncian sus potenciales efectos secundarios. Esa supuesta virtud del super¨¢vit exterior, llevada al extremo, dificulta la salida de la crisis a la castigada periferia europea. El G-20, EE UU y el FMI han advertido de los efectos negativos para la recuperaci¨®n que provoca esa obsesi¨®n tan germ¨¢nica por la exportaci¨®n. Berl¨ªn se mofa de las cr¨ªticas: envidia. Pero era cuesti¨®n de tiempo que tambi¨¦n los socios europeos empezaran a desconfiar, con una econom¨ªa an¨¦mica y el demonio de la deflaci¨®n asomando por la puerta. Bruselas se unir¨¢ esta semana a ese coro de voces que acusan a Alemania de exportar estancamiento a su patio trasero europeo: la Comisi¨®n activar¨¢ el mecanismo de alerta por el abultado super¨¢vit exterior alem¨¢n, confirman fuentes europeas. Tambi¨¦n el presidente del Consejo, Herman Van Rompuy, reclam¨® ayer reformas a Alemania: ¡°La mejor manera de liderar es dar ejemplo¡±. Berl¨ªn no tiene por costumbre recibir amonestaciones. El jaleo, en fin, est¨¢ asegurado.
Aunque desde el lado alem¨¢n tampoco es para echarse a temblar. ¡°Que nadie espere consecuencias radicales de ese toque de atenci¨®n¡±, apunta en Berl¨ªn Ansgar Belke, del think tank DIW. Al cabo, Bruselas tiene en su mano un l¨¢tigo para castigar d¨¦ficits de todo tipo, pero la pol¨ªtica europea trata con mano de seda los super¨¢vits exteriores, incluso cuando rozan la hipertrofia. Es como si esos super¨¢vits estuvieran en la naturaleza de la Uni¨®n: si Berl¨ªn no corrige el desequilibrio entre exportaci¨®n e importaci¨®n ¡ªque superar¨¢ el 6% del PIB durante muchos a?os¡ª, la Comisi¨®n apenas puede examinar con lupa a Alemania y enviarle, en primavera, un pliego de recomendaciones, como ha hecho en los pa¨ªses que incurren en d¨¦ficits externos de m¨¢s del 4% del PIB. Con una diferencia notable: Bruselas puede multar a los pa¨ªses deficitarios si no se corrigen; a punto estuvo de hacerlo en el caso espa?ol. Pero Alemania se asegur¨® a finales de 2011 de que no habr¨¢ sanciones para los super¨¢vit exteriores.
Los expertos creen que el BCE tendr¨¢ que tomar medidas extraordinarias
M¨¢s all¨¢ de la devaluaci¨®n interna, no hay mecanismos coercitivos para evitar que Europa siga partida en dos. Por un lado, pa¨ªses hist¨®ricamente deficitarios (Italia, Espa?a, Portugal y Grecia, que han mejorado su desequilibrio exterior b¨¢sicamente por el desplome de la importaci¨®n); por otro, pa¨ªses superavitarios (Holanda, Alemania y los escandinavos), adem¨¢s del caso aparte que es Francia, en tierra de nadie. Para reducir esa fractura no hay m¨¢s remedio, a d¨ªa de hoy, que la devaluaci¨®n interna del Sur, a la espera de que el Norte gaste, invierta, suba salarios. Pero si pa¨ªses como Espa?a reducen sus costes laborales y Alemania no los aumenta ¡ªcomo ocurre, a grandes rasgos, ahora¡ª, ¡°el reajuste es mucho m¨¢s complicado¡±, afirma Charles Wyplosz, del Graduate Institute.
En Europa se toman pocas decisiones sin consultar a Alemania; menos a¨²n contra sus intereses. Por eso, a pesar de su discutible efectividad, es tan importante el toque de atenci¨®n de Bruselas, que coincide con la nueva rebaja de tipos de inter¨¦s del BCE. Todas las alarmas han saltado esta semana pese a que no parece el mejor momento: no hay Gobierno alem¨¢n, la Comisi¨®n est¨¢ ya casi de salida, la banca sigue despertando dudas y el mensaje de los ¨²ltimos meses, ese buenismo de lo peor ya ha pasado, est¨¢ en entredicho. Las grises previsiones de Bruselas y la sorprendente actuaci¨®n del BCE demuestran que, una vez m¨¢s, Europa ha pecado de optimista: en el mejor de los casos viene una larga temporada de estancamiento, paro elevado, escasa inflaci¨®n y otros s¨ªntomas japoneses. Los expertos consideran que el BCE ha ganado tiempo, pero que de seguir as¨ª no tendr¨¢ m¨¢s remedio que adentrarse en arenas movedizas: aplicar m¨¢s medidas excepcionales. Aprobar, de una vez, las mismas acciones que el resto de grandes bancos centrales, con compras de activos o tipos negativos: otro mel¨®n dif¨ªcil, muy dif¨ªcil de abrir en Alemania.
Bruselas activar¨¢ la alerta por el excesivo af¨¢n exportador alem¨¢n
Ese es un debate que promete, pero para dentro de unos meses. En cambio, el toque de atenci¨®n a Berl¨ªn llegar¨¢ tan pronto como el mi¨¦rcoles. Rehn tiene claras las recetas: subidas salariales, m¨¢s inversiones en infraestructuras, incentivos a la inversi¨®n privada y liberalizaci¨®n de servicios. ¡°Alemania hizo los deberes la d¨¦cada pasada en un entorno de crecimiento del resto de Europa que le vino bien. Ahora, la eurozona necesita est¨ªmulos en Alemania, y puede recordarle a Berl¨ªn que Merkel no ha hecho una sola reforma¡±, indican fuentes comunitarias. Curiosamente, los grandes partidos alemanes ultiman medidas que guardan un extra?o parecido con lo que quiere Bruselas para sellar la gran coalici¨®n: salario m¨ªnimo y un empuj¨®n a las inversiones en infraestructuras, educaci¨®n y energ¨ªa. Todo encaja.
Absolutamente todo: los economistas alemanes consultados coinciden en que eso es lo que necesitan Alemania y el euro. Hans-Werner Sinn, uno de los acad¨¦micos m¨¢s influyentes y ortodoxos de Alemania, defiende el activismo reciente del BCE ante el riesgo de deflaci¨®n y apunta que es imprescindible ¡°m¨¢s inflaci¨®n en Alemania, y m¨¢s deflaci¨®n en el Sur¡±. Y considera que Bruselas ¡°tiene raz¨®n¡± al criticar el super¨¢vit exterior alem¨¢n. Pero ojo: ¡°La UE debe aclararse. Alemania tiene ese super¨¢vit porque el ahorro alem¨¢n es muy alto: ese ahorro sale de Alemania en forma de rescates, de mutualizaci¨®n de riesgos. ?Bruselas quiere m¨¢s exportaciones de bienes y por lo tanto m¨¢s exportaciones de capital para esos rescates, o no?¡±.
La crisis europea se cerrar¨ªa antes con una subida de los sueldos alemanes
Cuentas equilibradas y exportaci¨®n: parece sencillo, pero en realidad el modelo alem¨¢n es algo m¨¢s que eso. ¡°Alemania ha desarrollado uno de los sectores de bajos salarios m¨¢s extendidos de la zona euro¡±, seg¨²n Sebastian Dullien, del ECFR: siete millones de trabajadores con sueldos bajos. Para alcanzar el equilibrio fiscal actual, adem¨¢s, ha tirado de baja inversi¨®n p¨²blica (a la cola del euro en proporci¨®n al PIB), baja I+D y una pol¨ªtica deflacionaria que en los ¨²ltimos a?os ha exportado al resto de Europa: ¡°No es de extra?ar el atisbo de deflaci¨®n por ese flanco¡±, indica Guntram Wolf, de Bruegel. Wolf es de quienes piden a Berl¨ªn ¡°reformas, inversiones y salario m¨ªnimo¡±. Daniel Gros, del CEPS de Bruselas, avisa de que a pesar de eso ¡°el reajuste durar¨¢ 10 a?os¡±. Y Jacob Kirkegaard, del Peterson, se suma a quienes apuntan que las alertas de Bruselas ¡°no suponen gran cosa¡± y que en todo caso, si Alemania eleva su demanda interna los m¨¢s beneficiados no ser¨¢n los pa¨ªses del Sur, ¡°sino China, EE UU y Europa del Este¡±. Todos esos expertos est¨¢n a favor de una subida sustancial de los sueldos en Alemania para que la cicatriz de la crisis europea se cierre antes y con menos dolor.
En ese sentido, algo est¨¢ cambiando. Ni siquiera los guardianes del santo grial ¡ªla inflaci¨®n¡ª ven con malos ojos una mayor subida de precios: ¡°Los alemanes van a tener que aprender que el precio para mantener el euro unido es m¨¢s inflaci¨®n en Alemania¡±, dice Tom Mayer, del Deutsche Bank. A pesar de la historia. A pesar de ser un pa¨ªs de ahorradores. A pesar de los pesares.
Dec¨ªa De Gaulle que Europa es una especie de coche de caballos: Francia es el cochero, y Alemania el caballo. Merkel daba otra definici¨®n en una cumbre reciente: ¡°Yo soy el banco¡±, dijo (Europa a la deriva, de Gavin Hewitt). Y parece que el banco ha decidido que quiz¨¢ sea preferible algo m¨¢s de inflaci¨®n a que no le devuelvan los cr¨¦ditos. ¡°Berl¨ªn ya admite que debe haber algo m¨¢s de simetr¨ªa o esto no funcionar¨¢¡±, cierra Wyplosz.
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