Complot contra Francia
Par¨ªs ha cometido el pecado de ser fiscalmente responsable sin hacer sufrir a los desafortunados
El viernes, Standard & Poor's (S&P), la agencia de calificaci¨®n crediticia, rebaj¨® la calificaci¨®n de Francia. La decisi¨®n ha sido noticia, y muchas cr¨®nicas indican que Francia est¨¢ en crisis. Pero los mercados se han mostrado indiferentes: el coste de los pr¨¦stamos franceses, que est¨¢ casi m¨¢s bajo que nunca, apenas vari¨®.
Entonces, ?qu¨¦ est¨¢ pasando aqu¨ª? La respuesta es que hay que contemplar la decisi¨®n de S&P en el contexto de la pol¨ªtica generalizada de austeridad fiscal. Y quiero decir pol¨ªtica, no econom¨ªa. Porque el complot contra Francia ¡ªestoy siendo un poco ir¨®nico con esto, pero es que hay mucha gente echando pestes¡ª es una demostraci¨®n clara de que en Europa, como en Estados Unidos, a los cascarrabias del d¨¦ficit no les importa verdaderamente el d¨¦ficit. En realidad, est¨¢n usando el miedo al d¨¦ficit para sacar adelante un programa ideol¨®gico. Y Francia, que se niega a seguirles el juego, se ha convertido en el blanco de una propaganda negativa incesante.
Perm¨ªtanme ayudarles a hacerse una idea sobre este asunto del que estamos hablando. Hace un a?o, la revista The Economist afirmaba que Francia era ¡°una bomba de relojer¨ªa en el coraz¨®n de Europa¡±, con unos problemas que podr¨ªan eclipsar los de Grecia, Espa?a, Portugal e Italia. En enero de 2013, el director general de CNN Money declaraba que Francia estaba ¡°en ca¨ªda libre¡±, que era un pa¨ªs que se encaminaba ¡°hacia una Bastilla econ¨®mica¡±. En todas las publicaciones econ¨®micas pueden encontrarse opiniones similares.
Ante semejante ret¨®rica, uno se acerca a los datos franceses esper¨¢ndose lo peor. Pero, en vez de eso, lo que se encuentra es un pa¨ªs que pasa por dificultades econ¨®micas ¡ª?y qui¨¦n no?¡ª, pero al que, en general, le est¨¢ yendo igual de bien o mejor que a la mayor¨ªa de sus vecinos, con la gran excepci¨®n de Alemania, hay que admitirlo. ?ltimamente, el crecimiento franc¨¦s ha sido lento, pero mucho mejor que el de, por ejemplo, Holanda, que sigue teniendo una calificaci¨®n de triple A. Seg¨²n los c¨¢lculos que sirven como referencia, los trabajadores franceses eran, de hecho, un poco m¨¢s productivos que sus hom¨®logos alemanes hace 12 a?os; y adivinen qu¨¦: todav¨ªa lo son.
Mientras tanto, las perspectivas fiscales de Francia parecen claramente poco preocupantes. El d¨¦ficit presupuestario ha ca¨ªdo en picado desde 2010, y el Fondo Monetario Internacional (FMI) espera que el d¨¦ficit estatal en relaci¨®n con el PIB se mantenga m¨¢s o menos estable durante los pr¨®ximos cinco a?os.
El crecimiento franc¨¦s ha sido lento, pero mejor que el de Holanda, que mantiene la triple A
?Y qu¨¦ hay de la carga a largo plazo que supone una poblaci¨®n envejecida? Esto es un problema tanto en Francia como en el resto de los pa¨ªses ricos. Pero Francia tiene una tasa de natalidad superior a la de la mayor parte de Europa ¡ªen parte, gracias a los programas gubernamentales que fomentan la natalidad y facilitan las vidas de las madres trabajadoras¡ª, por lo que sus previsiones demogr¨¢ficas son mucho mejores que las de sus vecinos, incluida Alemania. Mientras tanto, el excepcional sistema sanitario franc¨¦s, que ofrece una gran calidad a un bajo coste, va a ser una gran ventaja fiscal en el futuro.
Por tanto, si nos fijamos en las cifras, cuesta entender por qu¨¦ Francia merece un especial oprobio. As¨ª que volvamos a preguntarnos qu¨¦ est¨¢ pasando.
Aqu¨ª tienen una pista: hace dos meses, Olli Rehn, el comisario europeo de asuntos econ¨®micos y monetarios ¡ªy uno de los principales promotores de las pol¨ªticas de austeridad radical¡ª, despreci¨® la ejemplar pol¨ªtica fiscal de Francia. ?Por qu¨¦? Porque se basa en las subidas de impuestos m¨¢s que en los recortes del gasto; y declar¨® que el aumento de los impuestos ¡°destruir¨ªa el crecimiento y obstaculizar¨ªa la creaci¨®n de empleo¡±. En otras palabras, independientemente de lo que yo haya dicho sobre la disciplina fiscal, ustedes deben desmantelar la Seguridad Social.
La explicaci¨®n de S&P acerca de su rebaja de la calificaci¨®n, aunque menos clara, equivale a lo mismo: se rebaja la calificaci¨®n de Francia porque ¡°las actuales medidas del Gobierno franc¨¦s relacionadas con la reforma presupuestaria y estructural aplicada a los impuestos, as¨ª como a los mercados de productos, servicios y mano de obra, es poco probable que contribuyan a mejorar las perspectivas de crecimiento a medio plazo de Francia¡±. Nuevamente, las cifras presupuestarias no importan; ?d¨®nde est¨¢n las rebajas de impuestos y la liberalizaci¨®n?
Se podr¨ªa pensar que Rehn y S&P fundamenta sus exigencias en pruebas s¨®lidas de que los recortes del gasto son efectivamente mejores para la econom¨ªa que las subidas de impuestos. Pero no es as¨ª. De hecho, las investigaciones del FMI indican que cuando intentamos reducir el d¨¦ficit en medio de una recesi¨®n, se cumple lo contrario: las subidas temporales de impuestos causan muchos menos perjuicios que los recortes del gasto.
Ah, y cuando la gente empieza a hablar de las maravillas de la ¡°reforma estructural¡±, hay que tomarlo con pinzas y much¨ªsima precauci¨®n. La mayor¨ªa de las veces es una forma de referirse a la liberalizaci¨®n (y las pruebas sobre las virtudes de la liberalizaci¨®n son claramente cuestionables). Recuerden, Irlanda fue muy elogiada por sus reformas estructurales en las d¨¦cadas de 1990 y 2000; en 2006, George Osborne, el actual ministro de Hacienda de Reino Unido, la calific¨® de ¡°ejemplo brillante¡±. ?Y c¨®mo ha acabado aquello?
Si todo esto les resulta familiar a los lectores estadounidenses, es por algo. Se da la circunstancia de que, casi siempre, los cascarrabias fiscales de EE UU est¨¢n mucho m¨¢s interesados en recortar dr¨¢sticamente Medicare y la seguridad social de lo que lo est¨¢n en reducir de verdad el d¨¦ficit. Los defensores de la austeridad europeos est¨¢n demostrando ahora ser muy parecidos. Francia ha cometido el imperdonable pecado de ser fiscalmente responsable sin hacer sufrir a los pobres y a los desafortunados. Y debe ser castigada.
Paul Krugman es profesor de Econom¨ªa de Princeton y premio Nobel de 2008.
? New York Times Service 2013.
Traducci¨®n de News Clips.
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