Francia defiende su modelo
Par¨ªs trata de preservar su Estado de bienestar, entre presiones de ajustes y reformas

La situaci¨®n de Francia inquieta. Desde que hace m¨¢s de un a?o el semanario The Economist defini¨® al pa¨ªs como ¡°una bomba de relojer¨ªa en el coraz¨®n de Europa¡±, la prensa anglosajona y parte de la local no se cansan de se?alar sus males: un mercado laboral demasiado r¨ªgido, impuestos y costes laborales excesivos, deuda p¨²blica disparada, un crecimiento nulo, desempleo alto y un presidente, el socialista Fran?ois Hollande, que parece estar desbordado por la situaci¨®n y hundido en las encuestas de popularidad. Ante estos problemas, Berl¨ªn, Bruselas y la agencia de calificaci¨®n crediticia Standard & Poor¡¯s (S&P), que acaba de rebajar la nota del pa¨ªs, coinciden en la receta: m¨¢s esfuerzos para atajar el d¨¦ficit y, sobre todo, para devolver a Francia a la senda de la competitividad.
Tras la decisi¨®n de S&P, Hollande solt¨® una de esas frases que tienen el don de desquiciar a sus opositores: ¡°Mantendr¨¦ la estrategia, que es la nuestra, el rumbo, que es el m¨ªo¡±. El Gobierno ha defendido una forma propia de afrontar la crisis, un modelo que difiere del de sus vecinos.
Para reducir el d¨¦ficit hasta el 4,1% este a?o, Par¨ªs ha priorizado la subida de ingresos fiscales, cuando lo habitual en otros pa¨ªses han sido los recortes; y ha buscado acuerdos en reformas como la laboral, pactada entre las patronales y la mayor¨ªa de los sindicatos. Se ha resistido, en definitiva, a reducir su envidiado Estado de bienestar, que muchos consideran ya obsoleto, un vestigio de tiempos mejores.
Hollande ha apostado por subir impuestos y no por recortar gastos
L¨®gicamente, la quinta econom¨ªa mundial se resiste a ser considerada el enfermo de Europa y tiene algunos argumentos que ofrecer. ¡°Francia tiene importantes ventajas, incluida una demograf¨ªa din¨¢mica, una productividad entre las m¨¢s altas de la OCDE ¡ª59,49 d¨®lares frente a los 58,26 de Alemania¡ª, una posici¨®n como l¨ªder global en sectores clave, como el aeroespacial o los transportes, as¨ª como infraestructuras de alta calidad¡±, dijo el a?o pasado ?ngel Gurr¨ªa, el secretario general de la OCDE.
¡°Claramente, mi pa¨ªs es atractivo¡±, se entusiasmaba hace unos d¨ªas Serge Boscher, director de la agencia francesa para las inversiones internacionales (AFII), durante un encuentro con periodistas espa?oles en Par¨ªs, invitados por la agencia. ¡°Somos el segundo destino europeo para la inversi¨®n productiva, por detr¨¢s de Reino Unido. Somos un gran mercado y servimos de puente hacia el resto de Europa, ?frica y Oriente Pr¨®ximo. Tenemos una mano de obra muy formada, y un buen ecosistema para las empresas que quieren invertir en I+D¡±, aseguraba.
Los mercados parecen darle la raz¨®n. Pese a la rebaja de S&P, Francia se financia a costes hist¨®ricamente bajos, con unos tipos de inter¨¦s en los bonos a 10 a?os en torno al 2,4%, lejos del 4% de hace apenas tres a?os.
Toulouse, la ciudad din¨¢mica
Toulouse es un ejemplo de lo que Francia aspira a ser. Din¨¢mica, innovadora, joven y abierta al extranjero. En esa ciudad, la crisis no parece haber hecho estragos y se respira un optimismo desconocido en el resto del pa¨ªs. Mientras el empleo ca¨ªa en 2012 un 0,4% a nivel nacional, sub¨ªa un 2,8% en esta ciudad del suroeste del pa¨ªs. ?A qu¨¦ se debe esa fortaleza?
La respuesta aparece tarde o temprano en cualquier conversaci¨®n con los empresarios locales: Airbus. El gigante europeo del sector aeron¨¢utico tiene su sede en Toulouse, donde ensambla sus aviones comerciales y contrata a 22.000 empleados. En la ciudad se calcula que por cada tres empleos que crea Airbus, se crean otros dos en otras empresas. Una extraordinaria locomotora que sigue creciendo.
Ahora, la cuarta ¨¢rea urbana de Francia (1,2 millones de habitantes) intenta diversificarse, con el objetivo de reducir su independencia con respecto al sector aeron¨¢utico. El foco est¨¢ puesto en el sector sanitario con la creaci¨®n de Oncop?le, un centro de investigaci¨®n oncol¨®gica que aspira a ser una referencia en Europa; las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y la comunicaci¨®n (TIC), y el llamado turismo de negocios.
Entonces, ?tiene Hollande motivos para estar preocupado? S¨ª. El presidente ha llevado a cabo, desde su elecci¨®n en mayo de 2012, un delicado n¨²mero de equilibristas entre las exigencias de Bruselas y las de sus votantes, un ejercicio con el que ha conseguido una haza?a: disgustar a todos. En Bruselas y Berl¨ªn, el optimismo del Ejecutivo, que atisba un cambio en la curva del paro, no es contagioso. El crecimiento imparable de la deuda p¨²blica, que alcanza ya la cifra r¨¦cord del 93,4% del PIB, preocupa. Tambi¨¦n inquieta la receta elegida por Hollande para alcanzar el objetivo de d¨¦ficit del 3% en 2015, tras lograr un plazo extra de los socios comunitarios. Las repetidas subidas de impuestos suscitan recelo y son acusadas de restar competitividad a las empresas galas. ¡°La disciplina presupuestaria debe pasar por una bajada del gasto p¨²blico y no por nuevos impuestos¡±, declar¨® el vicepresidente de la Comisi¨®n Europea, Oli Rehn, el pasado agosto. Mientras Francia siga teniendo el gasto p¨²blico m¨¢s elevado de la zona euro ¡ªel 57% del PIB¡ª, unos costes laborales unitarios de los m¨¢s altos de Europa ¡ª35,4 euros frente a los 32,68 de Alemania o los 20,85 de Espa?a¡ª y un mercado laboral juzgado poco flexible, pese a la reforma aprobada este a?o, no parece que las exigencias de mayores reformas vayan a cesar.
De hecho, el mensaje ha empezado a calar en un Gobierno que ve con preocupaci¨®n su p¨¦rdida de competitividad. ¡°Francia est¨¢ reform¨¢ndose, cambiando respecto a sus finanzas p¨²blicas y su competitividad¡±, prometi¨® hace un mes el ministro de Econom¨ªa, Pierre Moscovici.
El presupuesto para 2014 dibuja las primeras grietas en el modelo que hab¨ªa defendido el Ejecutivo hasta la fecha y da prioridad a un mayor control del gasto. Contempla 15.000 millones de recortes ¡ª9.000 en la Administraci¨®n y 6.000 en los gastos sociales, incluidos ahorros de 2.400 millones en la Seguridad Social¡ª y una subida de impuestos de 3.000 millones. En 2013, en cambio, el presupuesto recog¨ªa un ajuste de 30.000 millones: 20.000 en subida de impuestos y 10.000 en reducci¨®n del gasto. El Gobierno tambi¨¦n ha escuchado a las empresas, que se beneficiar¨¢n de una rebaja del 4% del coste laboral, gracias a un cr¨¦dito fiscal de 10.000 millones para ¡°la competitividad y el empleo¡± en 2014 y otro similar, en 2015.
El optimismo de Hollande tampoco convence en Francia. La poblaci¨®n vive con frustraci¨®n el alto desempleo ¡ªel 10,5% en el tercer trimestre, seg¨²n el instituto nacional de estad¨ªsticas franc¨¦s, la mayor tasa desde 1997¡ª, el cierre de f¨¢bricas y las deslocalizaciones. Est¨¢ harta de las subidas de impuestos. En enero, el tipo general del IVA pasar¨¢ del 19,6% al 20%, y el medio, del 7% al 10%.
Su apuesta por el di¨¢logo social empieza a ser vista como una falta de ideas, cuando no como una muestra de incompetencia. Una imagen que recientes episodios, como el de la suspensi¨®n de la ecotasa para los camiones, ante las protestas del sector, no contribuyen a mejorar.
Entre un vecino alem¨¢n que parece inalcanzable y la competencia de pa¨ªses cuyos costes laborales son m¨¢s bajos, como Espa?a, a Hollande se le multiplican los retos. Tendr¨¢, sin embargo, que encontrar la forma de reactivar un crecimiento que ha sido pr¨¢cticamente nulo este a?o, de atajar el paro, de cumplir las exigencias de Bruselas y de mejorar la competitividad de las empresas. Todo ello sin empeorar demasiado las condiciones laborales de los trabajadores y del Estado de bienestar. Una labor ingente que quiz¨¢ solo pueda conseguir un equilibrista como ¨¦l.
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