M¨¢s all¨¢ de la subasta el¨¦ctrica
Me resisto a entrar en el regate en corto sobre la manipulaci¨®n de la subasta el¨¦ctrica. Se trata de una an¨¦cdota, solo relevante como s¨ªntoma. Tampoco me parece pr¨¢ctico dedicar tiempo a discutir sobre el reparto de responsabilidades en los errores concatenados a lo largo de los a?os. Es hora de buscar soluciones entre todos.
Tenemos un sector el¨¦ctrico de alta calidad, pero caro y mal regulado. Los problemas acumulados son considerables: una demanda que ha retrocedido de nuevo en 2013, un 2,3%, hasta situarse en los niveles de 2005, generando un exceso de capacidad y un d¨¦ficit de ingresos para cubrir unos costes que en su mayor parte son fijos; un desarrollo de algunas renovables a un ritmo excesivo para su madurez tecnol¨®gica, y un mercado el¨¦ctrico obsoleto, dise?ado hace mucho tiempo (en 1997) para un mix de generaci¨®n muy diferente del actual ¡ªy muy alejado del que aspiramos a tener para reducir las emisiones de CO2¡ª y para un coste muy bajo de los combustibles f¨®siles, que estaban entonces casi en el nivel de 1973.
Se dise?¨® un modelo de mercado pensado para un sistema el¨¦ctrico en el que los ciclos combinados de gas natural iban a ser los protagonistas. Si nunca tuvo mucho sentido que la retribuci¨®n de los activos hist¨®ricos nucleares e hidroel¨¦ctricos se vinculara al precio del gas o al del carb¨®n, la evoluci¨®n del precio de estos combustibles f¨®siles desde entonces no ha hecho m¨¢s que acentuar la distorsi¨®n.
?En qu¨¦ mejor¨® la eficiencia o la gesti¨®n del riesgo el cambio en el modelo retributivo de esas centrales? ?Es adecuado un mercado marginalista para un sector en el que una parte muy importante de la generaci¨®n (nuclear, hidr¨¢ulica, e¨®lica y solar) tiene un coste variable cercano a cero? ?Tan poco hemos aprendido sobre los riesgos de los derivados financieros y tan relevante es su aportaci¨®n de valor como para someter la factura de un bien esencial a la volatilidad de la especulaci¨®n?
Llevamos demasiado tiempo renunciando a una lectura compartida de nuestro futuro energ¨¦tico. Las espasm¨®dicas decisiones regulatorias de los ¨²ltimos tiempos han conseguido que nada quede libre de la arbitrariedad: a las renovables se les ha aplicado un r¨¦gimen de retribuci¨®n con una retroactividad jur¨ªdicamente insostenible; la retribuci¨®n del transporte y de la distribuci¨®n no cubre su coste de capital, algo sin parang¨®n en Europa; el regulador ¡°independiente¡±, la Comisi¨®n Nacional de la Energ¨ªa, fue cesado por ley antes del final de su mandato para ser sustituido por otro m¨¢s af¨ªn en el que no hay ning¨²n experto en regulaci¨®n el¨¦ctrica.
Y ahora, a un mercado de generaci¨®n que injustificadamente no se toc¨® en la ley que se aprob¨® el pasado jueves, se cuestiona con una decisi¨®n, que m¨¢s que arbitraria es atrabiliaria, de anular la subasta. Somos un pa¨ªs serio, ?por qu¨¦ empe?arnos en parecer bananeros?
El sector el¨¦ctrico necesita ¡°resetear¡± su regulaci¨®n para consensuar, en un gran acuerdo, un horizonte y unas bases regulatorias seguras y estables, que afronten los desequilibrios de corto plazo y nos permitan transitar ordenadamente hacia un sistema el¨¦ctrico m¨¢s competitivo, m¨¢s libre de CO2 y m¨¢s seguro, con un reparto equilibrado de costes entre productores, consumidores y contribuyentes.
Luis Atienza Serna fue presidente de Red El¨¦ctrica Espa?ola.
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