Par¨ªs, mayo de 2010
El problema de Francia es el empleo y el crecimiento, no el d¨¦ficit
Sin necesidad de una reuni¨®n previa del Ecofin o del Eurogrupo, sin telefonazos de Obama o del primer ministro chino, el jefe de Gobierno franc¨¦s, Manuel Valls, ha certificado el fin de la ¡°v¨ªa francesa hacia la austeridad¡± y la alineaci¨®n del pa¨ªs con la pol¨ªtica econ¨®mica del resto de Europa, que hegemoniza Alemania. Todo recuerda a lo que sucedi¨® en Espa?a a partir del 9 de mayo de 2010, cuando Zapatero dio un giro copernicano a su pol¨ªtica econ¨®mica ante la posibilidad inmediata de una intervenci¨®n. La Francia socialista inicia as¨ª, con varios a?os de retraso, un parecido camino al de la Espa?a socialista.
Hay analog¨ªas pero tambi¨¦n diferencias entre el mayo espa?ol de 2010 y el abril franc¨¦s de este a?o. Entonces fueron 15.000 millones de euros de recortes (congelaci¨®n de las pensiones, reducci¨®n del sueldo de los funcionarios, fin del cheque-beb¨¦, limitaci¨®n de la inversi¨®n p¨²blica, no a la retroactividad en los pagos a la dependencia,¡); ahora son 50.000 millones en tres a?os (pensiones, sueldo de los funcionarios, protecci¨®n social, disminuci¨®n de las administraciones p¨²blicas¡). En aquel momento, en Espa?a se pretendi¨® no tocar tres de los pilares del Estado de Bienestar, educaci¨®n, sanidad y seguro de desempleo (que luego tambi¨¦n ser¨ªan amputados por el PP). Francia salva sobre todo su educaci¨®n, lo que es muy digno de subrayar.
Mayo de 2010 supuso el principio del fin de Zapatero y el anuncio de la debacle electoral socialista a?o y medio despu¨¦s. Los socialistas franceses salen de una cat¨¢strofe muy reciente en las municipales y parecen elegir el suicidio para las elecciones europeas con estas medidas (contestadas en su propio partido y en el resto de la izquierda pol¨ªtica y sindical). ?Tan fuerte es el poder alem¨¢n (ahora trufado por la presencia de los socialdem¨®cratas en el gobierno de la se?ora Merkel), que desde hace tiempo est¨¢ practicando las ¡°pol¨ªticas de perjuicio al vecino¡± que denunci¨® la economista Joan Robinson?
El PSF, como antes el PSOE, se ha confrontado a dos legitimidades distintas: lo que le exige Bruselas (un calendario concreto en la reducci¨®n del d¨¦ficit, reformas estructurales) y lo que se comprometi¨® con sus votantes en las ¨²ltimas elecciones generales: ampliar el plazo de consolidaci¨®n fiscal, subidas de impuestos en vez de reducciones del gasto p¨²blico al tener esta f¨®rmula menos efectos recesivos, reformas estructurales pactadas con los agentes sociales, un Pacto de Competitividad para generar empleo masivo, sobre todo entre los j¨®venes, etc¨¦tera.
Hollande gan¨® las elecciones porque sus votantes (y mucha otra gente de la izquierda europea) entendieron que resistir¨ªa el austericidio procedente de Berl¨ªn, Francfort y Bruselas, dado el poder econ¨®mico y pol¨ªtico de Francia. Lo que hab¨ªan perpetrado con Grecia, Portugal, Irlanda, y en otro grado con Espa?a e Italia, no lo podr¨ªan repetir con Francia. En ese choque de legitimidades, Hollande y Valls se han comprometido con la v¨ªa de Bruselas y han abandonado su programa. Un colectivo de diputados socialistas ha concluido que el paquete es ¡°contrario a los compromisos adquiridos con los electores¡±.
Lo parad¨®jico es que hoy el primer problema econ¨®mico de Francia se denomina estancamiento y ausencia de empleo, no d¨¦ficit excesivo. El PIB creci¨® el a?o pasado tan s¨®lo un 0,3% y se estimaba, antes de estas medidas de ajuste, que en 2014 ser¨ªa s¨®lo de un homeop¨¢tico 1%. El paro est¨¢ cerca del 11% de la poblaci¨®n activa, y en una tendencia ascendente, mientras que el d¨¦ficit p¨²blico cerr¨® el a?o pasado en un 4,3%.
El Observatorio Franc¨¦s de Coyuntura Econ¨®mica, perteneciente a la prestigiosa Sciences Po, estima que los recortes restar¨¢n un 0,9% al crecimiento del PIB de este a?o (se quedar¨ªa tan s¨®lo en una d¨¦cima), y 0,7 puntos al de 2015. Dado el peso que la econom¨ªa francesa tiene en la zona euro, este estancamiento afectar¨¢ a las econom¨ªas del resto de la zona, tan necesitadas de est¨ªmulos externos.
Pero lo m¨¢s significativo es que Hollande, como anta?o Mitterrand , y como en Espa?a Zapatero y Rajoy (en este caso, gobiernos de distinto signo ideol¨®gico) no han podido aplicar sus pol¨ªticas para salir de la crisis y les han impuesto otras. Cambian los gobiernos pero no las pol¨ªticas, y eso lo ven los ciudadanos.
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