El problema de la derecha con Piketty
Hace poco, Kathleen Geier intent¨® hacer una rese?a (publicada en The Baffler, una revista en Internet) de las cr¨ªticas conservadoras al nuevo libro de Thomas Piketty, Capital in the Twenty-First Century [El capital en el siglo XXI]. Lo que m¨¢s llama la atenci¨®n es la pobreza del an¨¢lisis de la derecha de los argumentos de Piketty.
El razonamiento de Piketty es minucioso y complicado, pero hay cinco puntos que se destacan especialmente:
1. La relaci¨®n entre la riqueza de una sociedad y la renta anual tiende a crecer (o decrecer) hasta un nivel igual a la tasa de ahorro neto dividida por la tasa de crecimiento.
2. El tiempo y el azar llevan inevitablemente a la concentraci¨®n de la riqueza en manos de un grupo relativamente peque?o, al que denominaremos ¡°los ricos¡±.
3. Conforme los beneficios inmediatos de la industrializaci¨®n van siendo cosechados, la tasa de crecimiento de la econom¨ªa tiende a disminuir; al mismo tiempo, la tasa de ahorro neto aumenta, debido a la reducci¨®n de impuestos progresivos, el fin de la destrucci¨®n ca¨®tica de la primera mitad del siglo XX y la ausencia de motivaciones sociol¨®gicas suficientes que lleven a los ricos a gastar sus ingresos o su riqueza en vez de ahorrarlos.
4. Una sociedad donde los ricos poseen un alto grado de influencia econ¨®mica, pol¨ªtica y sociocultural es en muchos aspectos una sociedad indeseable.
5. En una sociedad donde el cociente entre la riqueza y la renta anual es un m¨²ltiplo muy grande de la tasa de crecimiento, el control de la riqueza se transmite por v¨ªa hereditaria (en lo que Geier denomin¨® heiristocracy [¡°gobierno de los herederos¡±]); esa sociedad es incluso m¨¢s indeseable, en muchos aspectos, que una meritocracia dominada por una ¨¦lite de emprendedores ricos.
Bueno, incluso en esta versi¨®n resumida, el razonamiento de Piketty es complejo. Uno esperar¨ªa que tal complejidad atrajera un gran n¨²mero de cr¨ªticas sustanciales. De hecho, Matt Rognlie atac¨® el punto 4, con el argumento de que la tasa de rendimiento de la riqueza decrece r¨¢pidamente a medida que aumenta el cociente entre riqueza y renta anual, de modo que, parad¨®jicamente, cuanta m¨¢s riqueza tienen los ricos, menos participan de la renta total, y su influencia econ¨®mica, pol¨ªtica y sociocultural tambi¨¦n disminuye.
Tyler Cowen, de la Universidad George Mason, haci¨¦ndose eco del pensamiento de Friedrich von Hayek, critic¨® los puntos 4 y 5. Seg¨²n Cowen, los ¡°ricos ociosos¡± son un recurso cultural valioso precisamente porque constituyen una aristocracia con tiempo libre. No estar atados a la rueda k¨¢rmica de tener que producir, ganar dinero y gastarlo en art¨ªculos de primera necesidad y de uso cotidiano es precisamente lo que les permite tener una visi¨®n a largo plazo o heterodoxa de las cosas y crear, por ejemplo, gran arte.
Hubo otros cuyo ¨²nico ¡°argumento¡± fue dar por sentado que habr¨¢ una nueva revoluci¨®n industrial que pondr¨¢ nuevos beneficios al alcance de todos y que ir¨¢ acompa?ada de otra ola de destrucci¨®n creativa. De ocurrir tal cosa, permitir¨ªa una mayor movilidad ascendente, lo que negar¨ªa los puntos 2 y 3.
Pero lo m¨¢s extraordinario en relaci¨®n con los cr¨ªticos conservadores del libro de Piketty es lo poco que han desarrollado cualquiera de estos argumentos y lo mucho que se han dedicado en cambio a cuestionar las capacidades anal¨ªticas del autor, sus motivaciones e incluso su nacionalidad.
Clive Crook, por ejemplo, se?ala que ¡°las limitaciones de los datos que presenta y la grandiosidad de las conclusiones que extrae (...) roza la esquizofrenia¡±, dando lugar a conclusiones que ¡°o bien no se sustentan en los datos y an¨¢lisis, o bien se contradicen con ellos¡±. En opini¨®n de Crook, Piketty se dej¨® llevar por su ¡°terror al aumento de la desigualdad¡±.
Entretanto, James Pethokoukis considera que el trabajo de Piketty se podr¨ªa resumir en un tuit: ¡°Karl Marx no estaba equivocado, estaba adelantado. Eso es todo. Lo siento, capitalismo. #desigualdadXsiempre¡±.
Y tambi¨¦n est¨¢ la pueril acusaci¨®n que hace Allan Meltzer de exceso de galicismo: porque resulta que Piketty trabaj¨® con un colega franc¨¦s, Emmanuel Saez, ¡°en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), donde era profesor Olivier Blanchard [del Fondo Monetario Internacional], que tambi¨¦n es franc¨¦s. Francia implement¨® por muchos a?os pol¨ªticas de redistribuci¨®n del ingreso destructivas¡±.
Al combinar todas estas l¨ªneas de la cr¨ªtica conservadora, salta a la vista el verdadero problema de la derecha con el libro de Piketty: que su autor es un extranjero mentalmente inestable y comunista. La vieja t¨¢ctica de la derecha estadounidense, que destruy¨® miles de vidas y carreras en tiempos del macartismo. Pero decir que determinadas ideas son ¡°antiestadounidenses¡±, en cualquier sentido que sea, es un ep¨ªteto, no un argumento.
Ahora, en ciudades estadounidenses de centro-izquierda como Berkeley (California), donde vivo y trabajo, el libro de Piketty fue recibido con una aprobaci¨®n rayana en la reverencia. Quedamos impresionados por la cantidad de trabajo que el autor y sus colegas dedicaron a reunir, combinar y depurar los datos; la inteligencia y la habilidad con que construy¨® y present¨® sus argumentos; y el trabajo denodado de Arthur Goldhammer en la traducci¨®n al ingl¨¦s.
Claro que todos tienen un 10% o un 20% del argumento de Piketty con el que no est¨¢n de acuerdo, y todos tienen dudas sobre, tal vez, otro 10% o 20%. Pero en ambos casos, el 10% o el 20% de cada uno es diferente. Es decir, hay un consenso mayoritario en que cada una de las partes del libro es b¨¢sicamente correcta, lo que implica que casi todos est¨¢n de acuerdo en que el argumento general del libro es, en t¨¦rminos generales, acertado.
A menos que los cr¨ªticos de derecha de Piketty suban su nivel en el debate y presenten argumentos realmente v¨¢lidos, esa ser¨¢ la evaluaci¨®n que prevalecer¨¢ del libro de Piketty. Y no la van a cambiar colg¨¢ndole el sambenito de ¡°rojo¡± y ¡°franc¨¦s¡±.
J. Bradford DeLong, ex secretario adjunto del Tesoro de Estados Unidos, es profesor de Econom¨ªa en la Universidad de California en Berkeley e investigador asociado en la Oficina Nacional de Investigaciones Econ¨®micas (NBER).
Traducci¨®n de Esteban Flamini.
? Project Syndicate, 2014.
www.project-syndicate.org
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