Recuperaci¨®n fr¨¢gil y gradual
Los periodos preelectorales nos tienen acostumbrados a las exageraciones de los pol¨ªticos. En el momento actual en que los indicadores econ¨®micos del primer trimestre se?alan un posible cambio de tendencia, tan err¨®neo es negarlo como presentarlo con exceso de optimismo. La propia Comisi¨®n Europea, en su reciente informe de primavera, califica la recuperaci¨®n europea de gradual y avisa sobre el exceso de optimismo que puede hacernos creer que se han quedado atr¨¢s los esfuerzos necesarios para alcanzar una recuperaci¨®n estable.
En el caso de Espa?a, es cierto que las previsiones han mejorado, que ya se acepta por los analistas un cambio de tendencia al alza en la producci¨®n y que la confianza ha vuelto a los mercados haciendo m¨¢s f¨¢cil la financiaci¨®n de la deuda, pero dos puntos negros enturbian lo que podr¨ªa ser una visi¨®n demasiado optimista: el paro y el exceso de endeudamiento p¨²blico y privado. De momento, est¨¢n funcionando bien las exportaciones de bienes y el turismo, pero esto no es suficiente para generar el empleo necesario y suavizar al menos las penurias de grupos sociales ya excesivamente numerosos, ni para recuperar el consumo de las familias que podr¨ªa ayudar a las exportaciones en la tendencia ascendente de la producci¨®n.
En cuanto al empleo y al paro, no voy a repetir todo lo dicho en las ¨²ltimas semanas. Los j¨®venes y muchos de los no tan j¨®venes, ya con m¨¢s de 40 a?os, con experiencia y que ya disfrutaron de lo que se entend¨ªa por un empleo fijo, lo han perdido y saben que ya no van a encontrar empleo en las condiciones que se consideraban normales en la etapa anterior. Ahora los contratos que se les ofrecen son temporales o contratos por obra, que les asegura el trabajo por unos meses y con suerte les permite enlazar unos con otros. La dualidad en el mercado de trabajo de la que tanto hemos hablado en el pasado se est¨¢ reduciendo, pero es a base de disminuir los contratos fijos, que pr¨¢cticamente son los del sector p¨²blico y los de algunas grandes empresas en el sector privado, cuando no se pierden dr¨¢sticamente con un ERE. Otra salida de la inactividad para algunos desempleados es la de emprender una aventura como aut¨®nomos para la que realmente cuentan con poca ayuda de la Administraci¨®n y de los bancos.
Aun as¨ª, no hay que desesperar, pero siendo realistas no es posible incrementar el empleo y reducir sensiblemente el paro si no hay m¨¢s actividad econ¨®mica en los sectores productivos de la econom¨ªa. De alguna manera hay que romper el c¨ªrculo vicioso en el que nos movemos. Aprovechando el respiro que nos da la vuelta de la confianza en los mercados internacionales, deber¨ªa incentivarse seriamente la creaci¨®n de empleo en las empresas.
En cuanto al elevado grado de endeudamiento p¨²blico, que ya la Comisi¨®n estima en el 100,2% del PIB para 2014, claramente limita la capacidad del Gobierno para incentivar la econom¨ªa. Para no aumentarlo y reducirlo solo hay dos caminos: o no producir d¨¦ficit que inmediatamente se convierte en m¨¢s deuda, o vender activos p¨²blicos permitiendo la amortizaci¨®n de dicha deuda. Para no producir d¨¦ficit (en 2014, la Comisi¨®n estima que ser¨¢ del 5,6% del PIB) se tienen que reducir dr¨¢sticamente los gastos, porque no es previsible que en el corto plazo aumente suficientemente la recaudaci¨®n de impuestos. El problema est¨¢ en la selecci¨®n adecuada de los gastos a reducir.
Durante los ¨²ltimos a?os, los ciudadanos hemos sufrido importantes recortes en gastos de ense?anza, sanidad y dependencia, adem¨¢s de la reducci¨®n de las inversiones, muchos de estos en detrimento de la calidad de los servicios, pero se ha conseguido muy poco en la reducci¨®n del d¨¦ficit. ?Por qu¨¦ no se ataca de una vez la reforma general de las Administraciones p¨²blicas con supresi¨®n de entidades improductivas, reducci¨®n de Diputaciones y Ayuntamientos como se ha hecho en otros pa¨ªses europeos, reducci¨®n al m¨ªnimo de asesores, puestos pol¨ªticos, etc¨¦tera? ?Por qu¨¦, en un ambiente de austeridad y reducci¨®n de los salarios, no se revisan los salarios de los dirigentes de comunidades aut¨®nomas, Ayuntamientos, entes p¨²blicos y semip¨²blicos que ganan m¨¢s que los ministros del Gobierno?
En los ¨²ltimos informes de la Comisi¨®n Europea se estudia un tema de suma importancia sobre los factores que explican la divergencia entre pa¨ªses de la UE en lo referente al crecimiento de la productividad. En ¨¦l se llega a la conclusi¨®n de que el mayor crecimiento de lo que llaman factor total de productividad (TFP) est¨¢ relacionado con las debilidades en la convergencia europea, la debilidad del gasto en inversi¨®n, el deterioro de la eficacia de los Gobiernos y el envejecimiento r¨¢pido de la poblaci¨®n. Del profuso an¨¢lisis realizado se sacan algunas conclusiones. Se establecen como factores de mejora del TFP la calidad del capital humano, el mayor stock de capital y las condiciones estructurales del marco institucional.
Reflexionando sobre esto me pregunto si, en vez de fijarnos y discutir tanto sobre las tasas de crecimiento, no deber¨ªamos analizar qu¨¦ se est¨¢ haciendo para mejorar la formaci¨®n y educaci¨®n de nuestros j¨®venes adecu¨¢ndola a las necesidades del mercado laboral actual. Qu¨¦ estamos haciendo para mejorar la formaci¨®n de los trabajadores en paro que han trabajado en la construcci¨®n y ya no encuentran trabajo. Tambi¨¦n me pregunto en qu¨¦ medida se cuida y aplica el stock de capital y no como casos conocidos que realizan gastos en equipos que nunca se utilizan. Por ¨²ltimo, me pregunto si tenemos unas instituciones eficaces que ayudan a mejorar la productividad de las empresas y los trabajadores o, por el contrario, es necesario reformarlas con detenimiento.
En conclusi¨®n, en 2014 estamos algo mejor que en 2013, a?o en el que se hablaba seriamente de la necesidad de un rescate, y los mercados financieros han vuelto a confiar en Espa?a. Existen condiciones para salir de la crisis, pero queda mucho por hacer y reformar, y la poblaci¨®n est¨¢ cansada de sacrificios mientras la desigualdad entre ricos y pobres crece dificultando la recuperaci¨®n del consumo y, por tanto, de la actividad productiva. Pero esta es otra pol¨¦mica ya iniciada y de dif¨ªcil soluci¨®n.
Carmen Alcaide es analista y expresidenta del INE.
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