Menos mentiras y m¨¢s ejemplo
Los trabajadores reclaman transparencia a los directivos para elevar su compromiso
Desafecci¨®n. La terrible palabra de moda. Tal y como han demostrado las recientes elecciones europeas, los espa?oles tienen desafecci¨®n de su clase pol¨ªtica porque no atiende a los problemas de los ciudadanos, a los problemas reales, sino a los propios. Pero tambi¨¦n tienen desafecci¨®n de las empresas. De hecho, solo uno de cada ocho empleados encuestados por Deloitte declara estar comprometido con la compa?¨ªa para la que trabaja. La raz¨®n, exactamente la misma. Existe una brecha gigantesca entre los intereses de los dirigentes de las organizaciones y los de sus plantillas, que la crisis y los enormes sacrificios que se han pedido al personal de base ha agudizado.
No hay m¨¢s que ver qu¨¦ es lo que contestan los trabajadores cuando se les pregunta. Siete de cada diez afirman que su escaso compromiso con la organizaci¨®n se debe a la falta de proyecto empresarial y a que los jefes dicen una cosa y hacen otra. Seis de cada diez piensan, adem¨¢s, que la compa?¨ªa no aprovecha sus capacidades, y m¨¢s de la mitad de ellos creen que tampoco les ofrece posibilidades de progreso profesional. Aunque, cuando se encuesta a los jefes, ven la paja en el ojo ajeno. Los directores de recursos humanos saben que la primera causa de fracaso en las empresas es la hipocres¨ªa de los dirigentes, quienes, sin embargo, creen que decir algo y hacer lo contrario es solo la octava causa de los fallos.
Empezar de cero
?Est¨¢n fidelizados o secuestrados los empleados en nuestra empresa? Esta provocadora pregunta de Daniel Lorenzo, director regional de Randstad, abr¨ªa el paso a la necesidad de la buena planificaci¨®n por parte del director de personal para allanar el futuro de las empresas y sus plantillas. Fernando Gil, director de recursos humanos de Faurecia en el mundo (97.500 trabajadores), explicaba c¨®mo empez¨® la firma de componentes del autom¨®vil en China, donde cuenta ya con 36 plantas, ¡°y donde la lucha por el talento es impresionante¡±.
Las dos bazas para conformar la plantilla en el pa¨ªs asi¨¢tico, seg¨²n Gil, han sido ¡°decidir en qu¨¦ ¨¢reas se debe impulsar el talento de la compa?¨ªa en China, es decir, planificar los recursos de cara al futuro. Y pagarlos bien. No porque los chinos solo se interesen por el dinero, pues tambi¨¦n valoran sus posibilidades de crecimiento profesional en la empresa¡±, indica. Por eso la siguiente pieza en esta estrategia ha sido formar durante dos a?os a los empleados. Primero a los directivos de las f¨¢bricas que se iban abriendo y luego a los operarios. ¡°As¨ª es c¨®mo hemos podido crecer tan r¨¢pido en China, desarrollando el talento interno. Porque el director de recursos humanos no es un mero gestor de recursos, sino un planificador¡±, zanja Fernando Gil. Precisamente lo que se necesita actualmente de este perfil, seg¨²n Miguel ?ngel Zuil, director de Boyden: ¡°El director de recursos humanos debe dejar de hablar de los ajustes de hoy y pensar en el futuro para anticiparse a las necesidades de la industria y preparar el personal necesario para responder a ellas¡±.
?Por qu¨¦ est¨¢n las plantillas desmotivadas?, preguntaba Enrique S¨¢nchez de Le¨®n, director general de la Asociaci¨®n para el Progreso de la Direcci¨®n (APD) en el congreso sobre recursos humanos organizado por la asociaci¨®n en Valencia, donde presentaba los resultados de la encuesta realizada por Iwars este mes. Y se respond¨ªa ¨¦l mismo: por falta de proyectos ilusionantes. ?C¨®mo conseguir poner en marcha proyectos ilusionantes con los que comprometer a unos empleados a los que la crisis econ¨®mica ha tocado de lleno? Las claves para ello son conocidas, aunque curiosamente parece que los empresarios y directivos las han olvidado durante los ¨²ltimos a?os. Comunicar y predicar con el ejemplo son las dos herramientas b¨¢sicas (para el 73% y el 69% de los consultados, respectivamente), y hacer part¨ªcipes a los empleados de los retos empresariales es la tercera, seg¨²n el 58%. Son los pasos que ha seguido el entrenador del Atl¨¦tico de Madrid, el Cholo Simeone, para que el equipo gane la Liga, ejemplificaba S¨¢nchez de Le¨®n.
Los dirigentes se hartan de decir que el talento es lo m¨¢s importante de las organizaciones que lideran. ¡°Pero es solo una preocupaci¨®n aparente por las personas. Precisamente el enemigo silencioso de los recursos humanos¡±, advierte Juan Sapena, decano de la Facultad de Ciencias Econ¨®micas y Empresariales de la Universidad Cat¨®lica de Valencia. ¡°Hemos de buscar una preocupaci¨®n sincera por las personas porque si el equipo no funciona, la empresa tampoco¡±, agrega Sapena.
Y menos a¨²n en el futuro porque las generaciones que se est¨¢n incorporando al mercado laboral (los denominados millennials, que tienen entre 18 y 33 a?os y que suman m¨¢s de ocho millones de personas en Espa?a) carecen de compromiso empresarial, de hecho, el 70% de ellos asegura que querr¨ªa trabajar de manera independiente, explica Ricardo D¨ªaz, socio de Deloitte, entre otras cosas porque las organizaciones no hacen lo suficiente para desarrollar sus capacidades, seg¨²n el 60%.
Y es que muy pocas compa?¨ªas saben por qu¨¦ hacen las cosas, seg¨²n Guillermo Rey, director de recursos humanos de Alcoa, ¡°aparte de para ganar dinero¡±, claro. ¡°La gente no compra qu¨¦ hay que hacer, sino la raz¨®n por la que hay que hacerlo. El porqu¨¦ es la motivaci¨®n¡±, indica Rey. En su opini¨®n, la motivaci¨®n de las plantillas del tercer milenio, a las que se pide m¨¢s iniciativa y creatividad, se basa en la inspiraci¨®n y la finalidad de su trabajo, ¡°que es lo que les proporciona satisfacci¨®n, a diferencia del milenio anterior, cuando la optimizaci¨®n de los beneficios, ¡°si haces, obtienes¡±, era la m¨¢xima¡±, contin¨²a.
El ¨¦xito de Microsoft como uno de los empleadores preferidos por los trabajadores en Espa?a se debe, tal y como explica su presidenta, Mar¨ªa Gara?a, ¡°a que tenemos una gesti¨®n atractiva para la gente, que sabe qu¨¦ hay para cada uno en la empresa si le va bien. Desde principios de a?o hacemos la definici¨®n de ¨¦xito y luego somos flexibles en la consecuci¨®n de los resultados¡±.
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