El mito de Leica se niega a morir
El fabricante alem¨¢n de c¨¢maras fotogr¨¢ficas afianza su recuperaci¨®n
El nacimiento del mito tiene una fecha, marzo de 1914, est¨¢ marcado por una frase de su creador, ¡°la c¨¢mara liliput est¨¢ terminada¡± y la leyenda que se ha creado en torno al nacimiento de la c¨¢mara fotogr¨¢fica Leica se?ala que el ingeniero y mec¨¢nico de precisi¨®n Oskar Bernak, un fot¨®grafo aficionado de salud fr¨¢gil, ten¨ªa problemas para cargar las grandes c¨¢maras de placas que se usaban en la ¨¦poca.
Bernak, que trabajaba como ingeniero en la empresa Leitz, sufr¨ªa de asma, por lo que se propuso disminuir el tama?o y el peso de las c¨¢maras fotogr¨¢ficas para poder realizar fotograf¨ªas en exteriores. Entre 1913 y 1914 adapt¨® para uso fotogr¨¢fico el formato de la pel¨ªcula de 35 mil¨ªmetros que se utilizaba en el cine. Los carretes de pel¨ªcula perforada en el lateral permit¨ªan realizar un mayor n¨²mero de fotos sin la necesidad de cambiar de placa en cada fotograf¨ªa.
Tuvieron que pasar 10 a?os para que la primera Leica viera la luz. La guerra y la crisis econ¨®mica que vivi¨® Alemania retrasaron su salida al mercado, pero cuando la c¨¢mara fue presentada al p¨²blico cautiv¨® a los fot¨®grafos profesionales y aficionados, revolucion¨® la fotograf¨ªa y ciment¨® el mito de la marca. Por primera vez, los fot¨®grafos ten¨ªan entre sus manos una c¨¢mara peque?a y casi silenciosa con la cual pod¨ªan trabajar de forma r¨¢pida y casi desapercibida.
Es posible que no exista ninguna otra c¨¢mara en el mundo con la cual se haya documentado tanta historia. La Guerra Civil espa?ola, la II Guerra Mundial, los cambios sociales que estremecieron los a?os sesenta del siglo pasado, la guerra de Vietnam. Henri Cartier Bresson, quiz¨¢ el fot¨®grafo m¨¢s importante del siglo XX y cuyo trabajo tuvo una influencia decisiva en varias generaciones de fot¨®grafos, admiti¨® que sus Leica M, quiz¨¢ la c¨¢mara m¨¢s famosa construida en el siglo pasado, eran la ¡°prolongaci¨®n¡± de sus ojos.
La firma la salv¨® un magnate austriaco heredero de un imperio papelero
La leyenda que impregn¨® la historia de las c¨¢maras Leica hizo creer que la marca y la firma pod¨ªan tener el futuro asegurado. Nadie pod¨ªa competir con ella, y la fama segu¨ªa creciendo hasta que se impuso la nueva revoluci¨®n en el mundo de la fotograf¨ªa: la c¨¢mara digital. Aunque el fabricante ofreci¨® al mercado en 1996 una c¨¢mara digital (Leica S1), la escasa demanda y la b¨²squeda infructuosa de un socio que ofreciera sensores de alta calidad hicieron que la empresa perdiera el inter¨¦s.
Leica sigui¨® construyendo c¨¢maras anal¨®gicas, un error casi fatal ¡ªcomo el que cometi¨® Kodak hasta precipitarse a la quiebra¡ª que estuvo a punto de acabar con la leyenda y con la firma. En el a?o 2004, Leica, el orgullo alem¨¢n, considerada por profesionales y aficionados como la mejor c¨¢mara fotogr¨¢fica que se haya construido nunca, estaba al borde la bancarrota. Con un volumen de negocios de 90 millones de euros, la firma registr¨® entonces 18 millones de euros de p¨¦rdidas.
La tragedia pudo evitarse gracias a un milagro que lleg¨® desde Austria. Andreas Kaufmann, un exprofesor de literatura en una escuela Waldorf y heredero junto a sus dos hermanos de un imperio de la industria papelera austriaca que vendieron por 1.500 millones de euros, decidi¨® comprar en 2005 el 27% de las acciones de Leica, que dos a?os despu¨¦s transform¨® en el 97% para tomar el control de la empresa.
La decisi¨®n del multimillonario de arriesgar su fortuna personal en una empresa que estaba marcada por el fantasma de la bancarrota marc¨® un nuevo hito en la firma, pero tambi¨¦n provoc¨® una interrogante que en 2004 no ten¨ªa una respuesta adecuada. ?C¨®mo era posible que un inversor multimillonario con domicilio en Austria decidiera apostar por una firma que no hab¨ªa sido capaz de adaptarse a los nuevos desaf¨ªos de la fotograf¨ªa digital?
¡°Leica no se durmi¨® cuando irrumpi¨® la fotograf¨ªa digital. M¨¢s bien parec¨ªa que el producto m¨¢s importante, Leica M, no se pod¨ªa digitalizar. Ya a partir de 1996, Leica fabricaba c¨¢maras digitales, pero los sensores no eran suficientemente buenos¡±, dice Andreas Kaufmann, en un intento por explicar su decisi¨®n de adquirir la empresa. ¡°Tomamos la decisi¨®n de adquirir la empresa porque Leica era una marca muy conocida en todo el mundo y en cuyo potencial seguimos creyendo. Para nosotros era tambi¨¦n claro que Leica deb¨ªa seguir desarroll¨¢ndose y que necesit¨¢bamos un cierto tiempo para desarrollar una nueva estrategia¡±, a?ade.
Kaufmann apost¨® por una c¨¢mara digital para blanco y negro, y triunf¨®
Andreas Kaufmann, aparte de invertir mucho dinero en Leica, trajo tambi¨¦n nuevas ideas, y m¨¢s de una vez sorprendi¨® a sus empleados con propuestas poco convencionales. Pero cuando propuso fabricar una c¨¢mara digital que solo fuera capaz de realizar fotograf¨ªas en blanco y negro, en un negocio donde el color es el rey, su idea caus¨® estupor por dos razones: nadie sab¨ªa si el nuevo modelo tendr¨ªa ¨¦xito y, para m¨¢s inri, la c¨¢mara saldr¨ªa al mercado con un precio de 6.800 euros, sin objetivo.
En mayo de 2012, el fabricante present¨® la c¨¢mara digital Leica M Monochrom. El ¨¦xito fue inmediato y la nueva joya de la firma se convirti¨® en poco tiempo en un objeto de culto entre los profesionales y aficionados, gracias a la extraordinaria calidad de las im¨¢genes que pod¨ªa captar. La meta de Kaufmann era vender 3.500 c¨¢maras al a?o. Actualmente, la empresa vende tres veces m¨¢s. ¡°La c¨¢mara tiene un precio alto, pero la fotograf¨ªa en blanco y negro tiene un gran futuro, y la t¨¦cnica entusiasma a mucha gente¡±, afirma ahora Andreas Kaufmann al justificar su idea. ¡°Para m¨ª, color es m¨¢s bien emoci¨®n, y el blanco y negro es estructura¡±.
Kaufmann tambi¨¦n se asoci¨® en 2005 con la firma Herm¨¨s para poner en marcha una nueva estrategia de ventas al por menor. As¨ª fue como nacieron las llamadas Leica Boutique, repartidas en todo el mundo y que totalizan actualmente m¨¢s de 180. La primera que abri¨® sus puertas lo hizo en Tokio en 2006. Ese mismo a?o, la empresa sac¨® al mercado el modelo digital Leica M-8, y poco despu¨¦s apareci¨® la M-9, dos ¨¦xitos que hicieron posible que la firma volviera a renacer como el mitol¨®gico ave f¨¦nix de las ruinas de su propia miseria. En el a?o comercial entre 2009 y 2010, el volumen de ventas alcanz¨® 159 millones de euros, y un a?o m¨¢s tarde, 300 millones. La meta a medio plazo es llegar a los 500 millones de euros, con un margen de ganancias de un 12 %.
En el a?o 2011, Kaufmann vendi¨® un 40% de sus acciones al grupo Blackstone, un fondo de inversiones global estadounidense. Parte de los 160 millones de euros que recibi¨® por la venta del paquete de acciones lo invirti¨® en su ¨²ltimo gran proyecto, que coron¨® la resurrecci¨®n de Leica el 23 de mayo pasado. Para celebrar los 100 a?os del nacimiento del mito, el fabricante de c¨¢maras inaugur¨® una nueva central en Wetzlar (ciudad del Estado de Hesse), un palacio industrial que combina el ¨²ltimo grito de la tecnolog¨ªa, un dise?o modernista y un museo que recuerda la gloriosa trayectoria de la famosa c¨¢mara. El edificio tuvo un coste de 65 millones de euros y fue financiado por Kaufmann de su propio bolsillo.
¡°La nueva central de la firma documenta la renaciente confianza de Leica y tambi¨¦n la escenificaci¨®n de la marca, pero creo que no hemos gastado demasiado dinero en la central¡±, dice el hombre que tuvo una visi¨®n hace 10 a?os sobre un mito que no deb¨ªa morir.
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