El impulso de nuevos vientos econ¨®micos
Tras ocho a?os de crisis, Puerto Rico lanza un ambicioso plan para estabilizar la econom¨ªa Reducir el d¨¦ficit, reindustrializar el territorio y detener la di¨¢spora a EE UU, sus principales objetivos
Es casi imposible encontrar abrigo de los vientos econ¨®micos en una isla. ?C¨®mo levantar un espig¨®n contra el paro, una deuda asfixiante o la di¨¢spora a Estados Unidos de una generaci¨®n de profesionales en busca de una vida mejor? Puerto Rico afronta estos problemas. El d¨¦ficit p¨²blico es de 72.000 millones de d¨®lares (52.800 millones de euros), la participaci¨®n laboral anda en el 40% (la mitad de la poblaci¨®n que puede trabajar no lo hace) y ya viven m¨¢s puertorrique?os fuera (cuatro millones) que dentro de su tierra (3,6 millones). Nada le ha resguardado. Ni siquiera su condici¨®n, desde 1952, de Estado Libre Asociado (ELA) de Estados Unidos, que le garantiza 17.000 millones de d¨®lares (12.400 millones de euros) al a?o del Gobierno federal.
Sin embargo, mantiene intacto su deseo de construir una Arcadia en el Caribe y dejar atr¨¢s ocho a?os de crisis que han reducido su econom¨ªa un 15%. Por eso, el gobernador Alejandro Garc¨ªa Padilla, de 42 a?os, elegido en enero de 2013, ha puesto sobre la mesa un ambicioso plan que es una hoja de ruta hacia una nueva prosperidad. Esta esperanza la sintetiza Jaime Tamallo, responsable de la aseguradora Mapfre en Norteam¨¦rica: ¡°Vemos con preocupaci¨®n la situaci¨®n econ¨®mica de la isla, pero las medidas de la actual Administraci¨®n van por el buen camino¡±.
Las iniciativas del Gobierno para levantar la econom¨ªa deben servir tambi¨¦n para realizar autocr¨ªtica interna: algo falla cuando la tasa de participaci¨®n laboral es solo del 40%
El documento busca una econom¨ªa diversificada, atraer inversiones extranjeras, potenciar el turismo (supone el 7% del PIB y casi el 90% procede de Estados Unidos), rebajar la factura energ¨¦tica de las empresas, reimpulsar la agricultura, crear m¨¢s infraestructuras con la ayuda del mundo privado, reorganizar la educaci¨®n y reducir el enorme d¨¦ficit p¨²blico sin que sufran los m¨¢s vulnerables. ¡°El plan es un ambicioso cat¨¢logo de proyectos que de manera individual son positivos¡±, reconoce Jos¨¦ Joaqu¨ªn Villamil, presidente de la consultora Estudios T¨¦cnicos. De hecho, el Gobierno ha sido prudente en la proyecci¨®n del crecimiento del ELA. Hasta 2018 no se alcanzar¨¢ el 2%. Es una forma de admitir, apunta Villamil, que la contracci¨®n tan prolongada y profunda de Puerto Rico es muy compleja y requiere cambios radicales en las estructuras econ¨®micas.
El problema del territorio viene de lejos. El economista y fundador de la consultora Inteligencia Econ¨®mica, Gustavo V¨¦lez, lo traza en la memoria y sit¨²a en 2005 el comienzo de la crisis. Ese a?o se dejan de aplicar los beneficios de la ley federal Secci¨®n 936. ¡°Esta norma prove¨ªa lucrativas ayudas fiscales por parte de Estados Unidos a las empresas industriales que se instalaran en la isla. De esta manera, el ELA se convirti¨® en un centro mundial de producci¨®n y exportaci¨®n de medicamentos, art¨ªculos electr¨®nicos y productos qu¨ªmicos¡±, dice V¨¦lez. Pero al perder los incentivos, tambi¨¦n perdi¨® su capacidad de retener y atraer a la industria.
Ocho a?os despu¨¦s, la actual Administraci¨®n admite que ¡°enfrenta el escenario econ¨®mico m¨¢s retador de los ¨²ltimos tiempos¡±. En febrero pasado, las firmas de calificaci¨®n de riesgos Standard & Poor¡¯s (S&P) y Fitch degradaron la deuda de la isla a la categor¨ªa de bono basura y le recordaron a Puerto Rico dos palabras urbi et orbi: ¡°recortes¡± y ¡°austeridad¡±. Tanto la deuda p¨²blica como el d¨¦ficit fiscal (1.200 millones de d¨®lares) son muy altos. Y eso genera intranquilidad. ¡°Ser¨¢ dif¨ªcil solucionar el elevado d¨¦ficit p¨²blico a menos que el crecimiento econ¨®mico sea m¨¢s fuerte¡±, advierte desde Dallas (Estados Unidos) Horacio Aldrete-S¨¢nchez, experto de Standard & Poor¡¯s. Un an¨¢lisis que comparte, y matiza, Guillermo G¨®mez, country officer en Puerto Rico de Citi. ¡°Es dif¨ªcil rebajar la deuda a corto plazo, pero lo bueno es que est¨¢ bien estructurada y no tiene vencimientos elevados pr¨®ximos¡±.
A esa puerta medio entornada se asoma Garc¨ªa Padilla, quien sabe bien lo que le piden con esas frases las calificadoras y los mercados financieros. ¡°Con el fin de enfrentar esta situaci¨®n, hemos impulsado medidas para promover la recuperaci¨®n econ¨®mica y lograr un est¨¢ndar de vida digno para la poblaci¨®n¡±, relatan fuentes gubernamentales. ?Las recetas? ¡°Reducir de una manera sensible los gastos [la calificadora Moody¡¯s habla de recortar 1.360 millones de d¨®lares] para mantener los servicios a los ciudadanos, conservar los puestos de trabajo vigentes, bajar la n¨®mina a trav¨¦s de la jubilaci¨®n, congelar las plazas [p¨²blicas] vacantes, fusionar agencias, disminuir la contrataci¨®n de servicios profesionales y reorganizar el departamento de educaci¨®n¡±.
Uno de los grandes retos es lograr que retornen los nativos de Puerto Rico. Ya viven m¨¢s fuera (cuatro millones de personas) que dentro de la isla, que tiene 3,6 millones de habitantes
Iniciativas que tienen que servir tambi¨¦n para la autocr¨ªtica de los puertorrique?os. Algo falla cuando la tasa de participaci¨®n laboral es solo del 40%. ¡°Hay que revisar los salarios, pues por la manera en que est¨¢n configuradas las ayudas sociales resulta m¨¢s atractivo no participar en el mercado laboral¡±, observa Rosario Rivera, presidenta de la Asociaci¨®n de Economistas de Puerto Rico (AEPR). De hecho, ¡°la isla est¨¢ obligada a aplicar el salario m¨ªnimo estadounidense, lo que hace que producir sea caro¡±, precisa Robert Tornabell, profesor de Esade. Aun as¨ª, la desigualdad con Estados Unidos resulta enorme. El ingreso medio en la isla es de 1.300 d¨®lares al mes, mientras que en su socio norte?o es de 4.000 d¨®lares.
Precisamente es all¨ª, en el Norte, donde se halla uno de los problemas que frenan a la isla. Hasta que no se resuelva el estatus pol¨ªtico de Puerto Rico parece dif¨ªcil crear un programa de concertaci¨®n nacional que conduzca a una estrategia econ¨®mica com¨²n a largo plazo. Y en este tema las posturas van desde la integraci¨®n hasta la independencia. ¡°La situaci¨®n resulta insostenible y su soluci¨®n requiere que Puerto Rico se integre permanentemente en el sistema pol¨ªtico y econ¨®mico de Estados Unidos, y que su Gobierno tenga la mayor disciplina fiscal¡±, reflexiona Pedro Pierluisi, comisionado residente en Washington y rival pol¨ªtico de Garc¨ªa Padilla. A medio camino, Gustavo V¨¦lez propone ¡°convencer a Estados Unidos para maximizar los poderes auton¨®micos del ELA, sobre todo en comercio internacional¡±.
Porque buena parte del futuro de la isla se dirime en su capacidad para atraer inversiones extranjeras sin el reclamo de las ayudas fiscales. Este a?o ya han llegado Lufthansa (56 millones de d¨®lares), Infosys y Honeywell Aerospace (35 millones). M¨¢s que el tama?o de esos n¨²meros, lo valioso es que marcan el camino. ¡°Puerto Rico necesita reinventarse y convertirse en una econom¨ªa de servicios. Hay muchas actividades que crecen y que tienen buenas perspectivas: aeron¨¢utica, tecnolog¨ªas de la informaci¨®n, biotecnolog¨ªa, investigaci¨®n¡±, desgrana Andr¨¦s Salinero, consejero econ¨®mico en San Juan de Puerto Rico del Icex. Se puede, por tanto, captar ese dinero sin convertir al territorio es una nueva Irlanda fiscal. ¡°Es posible atraer capital exterior reduciendo los costes de hacer negocios. Por ejemplo, flexibilizando leyes y reglamentos laborales¡±, propone Sergio Marxuach, director de pol¨ªtica p¨²blica del Centro para una Nueva Econom¨ªa.
REVERTIR LA EMIGRACI?N
En el fondo, el gobernador Alejandro Garc¨ªa Padilla plantea un profundo programa de reformas, que algunos economistas, como Villamil, creen que deber¨ªa pasar por reducir el elevado coste del kilovatio hora que pagan las industrias (aument¨® de 18 centavos de d¨®lar en 2001 a 29 durante 2013), atraer una inversi¨®n recurrente anual de 4.000 millones de d¨®lares (con lo que el PIB crecer¨ªa un 3%) y frenar la sangr¨ªa de 10.000 millones que se pierden por el sumidero de la econom¨ªa sumergida.
Si todas estas reformas tuvieran ¨¦xito, resolver¨ªan el problema social m¨¢s grave de la isla: la di¨¢spora de nacionales fuera del territorio. La crisis econ¨®mica ha provocado que mucha poblaci¨®n joven y preparada emigre a Miami, Nueva York o Washington. Viven m¨¢s puertorrique?os fuera del ELA que dentro. Sin embargo, este lastre ¡°podr¨ªa tambi¨¦n ser un activo para el desarrollo del territorio si logramos hacer regresar ese acervo de conocimientos y capital que han desarrollado fuera¡±, sostiene Sergio Marxuach. Es factible. China, India e Israel consiguieron revertir sus di¨¢sporas nacionales.
Y en esa fuerza de atracci¨®n hacia la isla, el programa de visas (otorga a los ciudadanos for¨¢neos la residencia en Estados Unidos si invierten un mill¨®n de d¨®lares que cree 10 empleos directos) es un gran aliado. La iniciativa (empez¨® en 1990) tiene dos grandes virtudes: ha mejorado la maltratada imagen de Puerto Rico en Norteam¨¦rica y ha impulsado el mercado inmobiliario.
Sobre estos cambiantes vientos se mueve el Estado Libre Asociado. Es consciente de que tiene que aumentar su inversi¨®n en I+D, relanzar el sector manufacturero y conseguir la necesaria disciplina fiscal para que solo se emita deuda si impulsa la actividad productiva. Pero tambi¨¦n, si queremos entender de verdad la econom¨ªa de esta tierra, hay que escuchar a Juan Ram¨®n Jim¨¦nez, quien construy¨® una profunda relaci¨®n con la isla. En ella se exili¨®, supo de su Nobel de Literatura y muri¨® en 1958. ¡°Yo pas¨¦ la vida cay¨¦ndome y levant¨¢ndome¡±, escribi¨® el poeta. Como Puerto Rico.
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