¡°Yo comparto, ellos multan¡±
El desembarco de Uber abre el debate sobre la legalidad de viajar en coche compartido
¡°Oye y cuando se quede un amigo a dormir en casa, ?tengo que tener licencia de hotel? ?Y carn¨¦ de manipulador de alimentos?¡±. ¡°En breve, multas a los usuarios de abanicos por competencia desleal con los aires acondicionados¡±. ¡°Yo comparto, t¨² compartes, ellos multan¡±. Estos son algunos de los tuits que el pasado martes provoc¨® un anuncio del Gobierno: ¡°Fomento recuerda que es necesaria autorizaci¨®n para el transporte de viajeros en turismos por cuenta ajena mediante retribuci¨®n econ¨®mica¡±. Usuarios de las webs para compartir coche, que utilizan m¨¢s de 10 millones de europeos, atemorizados por las posibles represalias econ¨®micas, inundaron las redes sociales de juramentos sobre el Gobierno y llantos por sus maltrechos bolsillos.
Pero el anuncio del Ministerio de Ana Pastor no ten¨ªa como destinatarios las plataformas de viaje en coche compartido, un concepto nacido en la Alemania de posguerra ante la escasez de recursos econ¨®micos y de veh¨ªculos. Su objetivo era la aplicaci¨®n Uber, un nuevo sistema para moverse por la ciudad alternativo al taxi. A trav¨¦s de internet, conductores particulares se registran con sus veh¨ªculos para ofrecer sus servicios como taxistas. Desde la aplicaci¨®n los viajeros solicitan el coche y consultan las tarifas del trayecto. El pago es inmediato, con tarjeta de cr¨¦dito y a trav¨¦s de la web, que se queda un 20%. Su desembarco en Espa?a se ha producido solo en Barcelona, pero las protestas han unido al sector nacional del transporte. En la ciudad realizar un trayecto de 15 minutos en taxi cuesta unos 16 euros. Uber permite hacerlo por 9.
Las webs de compartir coche se desvinculan de las pr¨¢cticas de Uber
Los planes de los profesionales del volante y de la propia Generalitat para frenar a la compa?¨ªa han tenido como consecuencia el llamado efecto Streisand ¡ª un recordatorio del incidente en el que la actriz estadounidense populariz¨® una foto de su casa cuando pretend¨ªa censurarla¡ª : las protestas para prohibirla no han hecho sino aumentar la popularidad de la App cuyo n¨²mero de descargas lleg¨® a multiplicarse hasta nueve veces en ciudades como Londres. Jos¨¦ Luis Pertierra, director de la Federaci¨®n Nacional de Autobuses, explica que lo que reivindican es ¡°la regulaci¨®n¡± de estas actividades y pide ¡°una respuesta por parte de la Administraci¨®n¡±.
Algunas de las grandes compa?¨ªas de econom¨ªa compartida, incluso las que incluyen servicios de taxi, se han querido alejar de las pr¨¢cticas de Uber, presente en m¨¢s de 70 ciudades, con comunicados en sus p¨¢ginas. Una de ellas es Joinup Taxi, que se ha implantado con ¨¦xito en Barcelona, adem¨¢s de en otras ciudades, y que permite compartir taxis p¨²blicos con otros viajeros. En su nota acusaba a Uber de ¡°facilitar la econom¨ªa sumergida¡±. Cabify, otra start up espa?ola que opera con ch¨®feres privados y flotas de taxis, un sistema m¨¢s similar al de la pol¨¦mica App, se mostraba cautelosa y aclaraba que ¡°no se dedica al consumo colaborativo¡±, pero que no est¨¢ ¡°en contra de este concepto¡±.
La compa?¨ªa se queda con un 20% del precio del trayecto
El control de estos servicios depende del Gobierno en coordinaci¨®n con las comunidades aut¨®nomas. Fomento tranquiliza a los usuarios y detalla que, adem¨¢s de las auditor¨ªas a las empresas, las inspecciones a conductores o viajeros solo se efect¨²an como ¡°consecuencia de denuncias¡±. Si bien, hay personas como Sergio, nombre ficticio, que aprovechan las tecnolog¨ªas para ganar dinero, aunque ¨¦l asegura que ¡°no es mucho¡±. No quiere revelar su identidad porque si lo hiciera se le acabar¨ªa ¡°el negocio¡±. Cada viernes conduce un coche de siete plazas que sale de Madrid con destino al norte de Espa?a. Detr¨¢s de ¨¦l, tres veh¨ªculos m¨¢s realizan la misma ruta. Todos son de su propiedad. Hace tres a?os comenz¨® anunci¨¢ndose en una plataforma digital para compartir coche y fue entonces cuando vio la oportunidad. Cada fin de semana transporta a una media de 30 personas. La mayor¨ªa realiza el trayecto de ida y vuelta, que cuesta 50 euros. Si se desplazaran en autob¨²s, la opci¨®n m¨¢s econ¨®mica, les saldr¨ªa por 77 euros. ¡°No somos los ¨²nicos. Hay rutas fijas a Barcelona y a Valencia¡±, justifica uno de los pasajeros habituales.
La abogada especialista en regulaci¨®n y competencia Rosa Guirado explica la dificultad de delimitar la legalidad de estos sistemas. La experta recuerda que el concepto de compartir coche ya exist¨ªa en 1995 y cita una orden ministerial sobre los conocidos como Bus VAO, carriles de alta ocupaci¨®n. En ella, el entonces ministro del Interior, Juan Alberto Belloch, alud¨ªa a los ¡°veh¨ªculos compartidos¡± como medida organizativa para paliar ¡°el incremento en los vol¨²menes del tr¨¢fico¡±. Sin ir tan lejos, el pasado abril la Comunidad de Madrid hablaba del coche compartido como una ¡°alternativa eficiente¡± al tr¨¢fico.
La Ley de Transporte (LOTT) recoge tanto la regulaci¨®n del servicio p¨²blico como la del privado. La cuesti¨®n es discernir qu¨¦ tipo ofrece Uber. ¡°Para poder afirmar su legalidad, ser¨ªa necesario confirmar que el desplazamiento del usuario coincida con el del titular del veh¨ªculo, que aprovecha el recorrido; que el importe pagado al transportista tenga por ¨²nico fin compartir gastos y que la comisi¨®n del 20% de la plataforma se justifique como un gasto de gesti¨®n necesario para el transporte". Estos gastos se pagan habitualmente en la venta online y su importe oscila entre el 10 y el 20%. La experta aclara que ¡°en este caso, ser¨ªa preciso subrayar su relaci¨®n directa con el transporte¡±.
Estos preceptos est¨¢n fijados en la LOTT, pero adem¨¢s hay que atender a otras dos leyes: la de Competencia Desleal y la de Defensa de la Competencia. ¡°El tribunal Supremo ha reiterado en su jurisprudencia que toda competencia es inc¨®moda, pero no por ello contraria a la ley¡±, adem¨¢s a?ade, ¡°habr¨ªa que valorar si lo que proponen los taxistas es ilegal, al suponer cerrar el mercado del transporte de autom¨®viles ¨²nicamente a los de servicio p¨²blico¡±.
Transportes alternativos
BlaBlaCar es la aplicaci¨®n m¨¢s utilizada en Espa?a y l¨ªder en Europa. Tambi¨¦n provoc¨® las quejas de Feneb¨²s, la patronal de autobuses, el pasado marzo. Acumulan ya m¨¢s de 3.000 millones de kil¨®metros compartidos entre ocho millones de usuarios de 12 pa¨ªses.
Carpooling es otra de las m¨¢s utilizadas dentro del territorio nacional. Sus casi 64 millones de viajeros transportados hasta el momento por todo el mundo han ahorrado 700 millones de litros de gasolina. Sus fundadores se conocieron en una conferencia. Era mayo de 1998. En abril del a?o 2000 Carpooling ya ofrec¨ªa servicio en Internet. Hoy opera en 40 pa¨ªses de todo el mundo.
Dentro de las rutas de Amovens, otro servicio que oferta compartir coche, ya hay algunas planificadas para el Rototom Sunsplash, el Dreambeach, o los Monegros, festivales de verano que, a trav¨¦s de esta aplicaci¨®n, ya tienen viajeros que compartir¨¢n ruta. Es una de las pocas que no percibe ninguna comisi¨®n por parte de sus usuarios y que, el pasado noviembre, cre¨® la Sharing Week, una acci¨®n con la que quer¨ªa demostrar que la gente est¨¢ dispuesta a compartir.
Para Carpling, la m¨¢s antigua, optimizar es la palabra para invitar a sus usuarios a compartir, no solo coche, sino taxi, tren, parking y rutas en bici. Se le ocurri¨® a Daniel Isabel en 2008 cuando tuvo que presentar su proyecto de fin de m¨¢ster. Ah¨ª salt¨® su conciencia ecol¨®gica y su claustrofobia a los atascos. As¨ª naci¨® esta start up, en su momento, la ¨²nica p¨¢gina web que ofrec¨ªa este servicio.
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