No hay margen para una relajaci¨®n fiscal
La deuda se dispara a niveles preocupantes que hipotecan el futuro de las cuentas p¨²blicas
El anteproyecto de ley de reforma fiscal aprobado por el Gobierno ha vuelto a poner la atenci¨®n de los an¨¢lisis sobre la econom¨ªa espa?ola en el sector p¨²blico. Como antecedentes, recordemos que la dura recesi¨®n inicial al estallar la crisis provoc¨® un efecto sobre los ingresos p¨²blicos que no se produjo ni de lejos en ning¨²n otro pa¨ªs de la UE: una ca¨ªda de casi 70.000 millones de euros. Como los gastos p¨²blicos siguieron su din¨¢mica creciente y, adem¨¢s, se implementaron planes extraordinarios para contrarrestar la fuerte ca¨ªda del gasto privado, siguiendo los principios orientadores entonces de la pol¨ªtica fiscal mundial, el saldo de los presupuestos p¨²blicos pas¨® de un super¨¢vit del 2% del PIB en 2007 a un d¨¦ficit del 11,1% en 2009, el m¨¢s alto de la zona euro despu¨¦s de Grecia. Al estallar en 2010 la crisis de la deuda soberana en la zona euro, este enorme d¨¦ficit, unido a los problemas que se barruntaban en el sistema financiero, coloc¨® a la econom¨ªa espa?ola en el ojo del hurac¨¢n de la crisis.
La restricci¨®n financiera se agudiz¨® y la pol¨ªtica fiscal tuvo que girar hacia una orientaci¨®n restrictiva que no ha cesado hasta hoy con dos Gobiernos de signo pol¨ªtico diferente. Con la teor¨ªa econ¨®mica en la mano, que propugna el car¨¢cter antic¨ªclico de la pol¨ªtica fiscal, muchos siguen pensando que este giro fue, y sigue siendo, un error. Vale. Pero lo que no nos dice la teor¨ªa econ¨®mica es c¨®mo mantener d¨¦ficits tan elevados si no hay quien los financie. En el caso de Espa?a y otros pa¨ªses de la zona euro, la reducci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico no es una opci¨®n te¨®rica o pol¨ªtica, sino que viene impuesta por la restricci¨®n financiera.
?En qu¨¦ fase de la consolidaci¨®n fiscal estamos en estos momentos? Tras muchos y dolorosos esfuerzos, desde 2009 se ha conseguido subir los ingresos p¨²blicos en 2,7 puntos porcentuales del PIB y recortar los gastos en 1,8 puntos, lo que ha permitido que 2013 se cerrara con un d¨¦ficit del 6,6% del PIB (excluyendo las p¨¦rdidas por ayudas a instituciones financieras). El objetivo para 2014 se estableci¨® inicialmente el en 5,8%, pero el Programa de Estabilidad lo ha reducido al 5,5%. Los previsiblemente menores gastos en intereses y en prestaciones por desempleo justifican esta revisi¨®n, que podr¨ªa haber sido incluso algo mayor.
Cualquier reforma fiscal que se haga no puede provocar una merma de ingresos, sino al contrario
Al Estado le corresponde este a?o reducir su d¨¦ficit en 0,9 puntos porcentuales del PIB, hasta el 3,5%. De momento, no ha conseguido mucho. Hasta mayo, el d¨¦ficit en t¨¦rminos de contabilidad nacional ha sido s¨®lo una d¨¦cima del PIB inferior al del mismo periodo del a?o anterior. Y eso que sus ingresos han aumentado un 5,7%, tasa mucho mayor que el crecimiento nominal del PIB, lo que se explica sobre todo por los efectos de los cambios normativos (eufemismo para decir aumentos de impuestos) y, en menor medida, por la recuperaci¨®n del consumo y de las rentas salariales. El d¨¦ficit acumulado en los 12 ¨²ltimos meses es de 45.100 millones de euros hasta mayo, lejos del objetivo de 36.400 millones con que tiene que acabar el a?o.
El objetivo para el Sistema de la Seguridad Social es cerrar 2014 con un d¨¦ficit de 9.750 millones. El acumulado en los ¨²ltimos 12 meses se sit¨²a en 12.200 millones en mayo. Es dif¨ªcil que de aqu¨ª a final del a?o se cierre esta diferencia, pues los gastos en pensiones, pese a su moderaci¨®n, siguen creciendo notablemente por encima de los ingresos por cotizaciones. No obstante, el previsible desbordamiento podr¨ªa compensarse por el sistema de prestaciones de desempleo, cuya reducci¨®n supera lo presupuestado. En cuanto a las comunidades aut¨®nomas, tienen que reducir su d¨¦ficit en medio punto porcentual del PIB, hasta el 1%. Hasta abril, sin embargo, su d¨¦ficit era superior en dos d¨¦cimas del PIB al del mismo periodo del a?o anterior.
Parece, en definitiva, que las Administraciones p¨²blicas, a la vista de que las restricciones para financiar los d¨¦ficits y refinanciar la deuda que vence se van levantando, est¨¢n relaj¨¢ndose en el cumplimiento de sus objetivos. La tentaci¨®n es grande a la vista de que 2015 es un a?o electoral. El problema es que la deuda se est¨¢ disparando hasta niveles preocupantes que hipotecan el futuro de las cuentas p¨²blicas y de la econom¨ªa en su conjunto [ver gr¨¢fico inferior derecho]. Por eso, cualquier reforma fiscal que se haga ahora no puede provocar una merma de ingresos. M¨¢s bien al contrario.
?ngel Laborda es director de coyuntura de la Fundaci¨®n de las Cajas de Ahorros (Funcas).
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