Impuestos a la baja
Donde el pa¨ªs necesitaba una reforma fiscal, el Gobierno le ofrece una rebaja para presentarse a las elecciones
Casi por definici¨®n, una reforma fiscal debe armonizar dos objetivos contradictorios en apariencia: aumentar o reordenar la recaudaci¨®n y facilitar la pol¨ªtica econ¨®mica. En el caso de Espa?a, la exigencia de ambos objetivos era incontestable, dada la debilidad del crecimiento econ¨®mico, que incita a estimular el crecimiento de la demanda, y el persistente incumplimiento de los compromisos de d¨¦ficit, que obliga a elevar los ingresos fiscales. En esta compleja situaci¨®n, el camino fiscal no puede ser muy distinto del que ya traz¨® a grandes rasgos ¡ªcon insuficiencias¡ª la Comisi¨®n de Expertos. Es decir, bajar el IRPF para incentivar el consumo y el ahorro, bajar (poco) el impuesto de sociedades, eliminar gran parte de las desgravaciones ¡ªun coste probablemente in¨²til que esquilma las arcas del Estado¡ª y reestructurar el IVA para que se aproxime a la media de recaudaci¨®n europea. Era una apuesta correcta, con alg¨²n componente regresivo (favorecer la imposici¨®n indirecta casi siempre lo es), pero que pod¨ªa defenderse en funci¨®n de un cierto equilibrio entre est¨ªmulo y recaudaci¨®n.
La propuesta del Gobierno no alcanza el grado de reforma y se queda en una simple rebaja de impuestos (IRPF y sociedades), saludable para los contribuyentes, pero dif¨ªcil de entender tanto desde la perspectiva de la pol¨ªtica econ¨®mica como desde la del mantenimiento de la capacidad recaudatoria del Estado. La reducci¨®n del IRPF favorece bastante a las rentas bajas (muchas de las cuales no pagan impuestos) y mucho a las altas (que son las que sufrieron las subidas tributarias m¨¢s altas con el cambio de Gobierno), pero poco a las rentas medias, las m¨¢s numerosas, llamadas a impulsar el consumo. Como la rebaja fiscal costar¨¢ en torno a 5.000 millones y nada se especifica sobre aumentos de ingresos (el recorte de desgravaciones) y se niega rotundamente la posibilidad de subir el IVA, el Gobierno debe una explicaci¨®n de sentido com¨²n. ?C¨®mo se van a cumplir los objetivos de d¨¦ficit en 2015 y 2016 que exigen un ajuste superior a los 25.000 millones? Si la respuesta es que la recuperaci¨®n econ¨®mica proveer¨¢ esos ingresos ¡ªversi¨®n oficial del Gobierno¡ª, la r¨¦plica es que esa hip¨®tesis no es cre¨ªble.
Tampoco resulta cre¨ªble que se proponga una rebaja impositiva sin una sola menci¨®n al fraude fiscal. Al bajar los impuestos sin otras contrapartidas recaudatorias, el Gobierno est¨¢ desarmando el esqueleto fiscal del Estado, es decir, limitando su car¨¢cter redistributivo y su capacidad para modular el crecimiento, en una fase econ¨®mica extremadamente delicada y sin que se cambie la pol¨ªtica contra el fraude. Seg¨²n estimaciones conservadoras, en Espa?a existen unos 250.000 millones de bases imponibles ocultas. Si cada a?o aflorara entre un 5% y un 10% de ese fraude, habr¨ªan desaparecido los problemas de ingresos fiscales; porque, como se sabe, Espa?a es uno de los pa¨ªses de la UE con una capacidad recaudatoria m¨¢s baja.
Donde el pa¨ªs necesitaba una reforma fiscal, el Gobierno le ofrece una rebaja con el fin poco disimulado de presentarse en las pr¨®ximas elecciones con el eslogan ¡°Hemos bajado los impuestos¡± a la espera de que pasen las elecciones y desaparezcan los temores a subir el IVA. La econom¨ªa pide cambios de m¨¢s alcance que un recorte tibio en renta y sociedades dise?ado con el motivo confeso de ¡°devolver los impuestos que se subieron¡± en 2011.
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