El acuerdo EE UU-UE se empantana
La falta de avances en la negociaci¨®n comercial hace necesario m¨¢s apoyo pol¨ªtico
Negociar un acuerdo de libre comercio nunca es f¨¢cil. Si lo hacen dos potencias comerciales como Estados Unidos y la Uni¨®n Europea, las dificultades crecen. Y si los apoyos pol¨ªticos a la negociaci¨®n flaquean, la negociaci¨®n puede llegar a fracasar. No es el caso del Acuerdo Transatl¨¢ntico para el Comercio y la Inversi¨®n (TTIP, por sus siglas en ingl¨¦s) que negocian Estados Unidos y la Uni¨®n Europea. Todav¨ªa.
?El Partido Republicano ya ha advertido que no aprobar¨¢ ning¨²n acuerdo comercial, empezando por el acuerdo de asociaci¨®n con el Pac¨ªfico, que negocie la actual Administraci¨®n de Estados Unidos si el presidente Barack Obama no hace m¨¢s esfuerzos para lograr la Autoridad de Promoci¨®n Comercial (TPA por sus siglas en ingl¨¦s), por la cual el Congreso solo puede aprobar o rechazar, sin enmiendas, un acuerdo comercial. ¡°Dada la cr¨ªtica importancia de la TPA para asegurar el ¨¦xito en las negociaciones del Acuerdo de Asociaci¨®n Transpac¨ªfico, no apoyaremos este acuerdo si se completa antes de que apruebe la Autoridad Comercial¡±, advert¨ªan esta semana en una carta enviada por los congresistas republicanos del comit¨¦ de Comercio al Alto Representante de Comercio de EE UU, Michael Froman.
En Europa, la negociaci¨®n del TTIP fue uno de los primeros asuntos que discuti¨® el nuevo Parlamento y el nuevo presidente de la Comisi¨®n Europea, Jean Claude Juncker, expres¨® su apoyo a la negociaci¨®n pero advirti¨® que ¡°no sacrificar¨¦ en el altar del libre comercio las normas europeas en los ¨¢mbitos de la salud, la seguridad o la protecci¨®n social y de los datos ni nuestra diversidad cultural¡±, garantiz¨® ante la C¨¢mara.
La sexta ronda de negociaciones ha tenido lugar esta semana en Bruselas, con escasos avances concretos. Pero las delegaciones negociadoras mantienen el optimismo. ¡°Estamos en un momento de transici¨®n importante en la negociaci¨®n. La fase de preparaci¨®n ya se ha acabado, en pr¨¢cticamente todos los temas de negociaci¨®n ya estamos empezando a trabajar sobre propuestas concretas. Ambas partes han puesto ya sus cartas sobre la mesa¡±, asegura Ignacio Garc¨ªa-Bercero, el jefe de la delegaci¨®n europea en las negociaciones. Garc¨ªa- Bercero particip¨® a principios de mes en un seminario sobre el acuerdo comercial en Santander y all¨ª se reuni¨® con EL PA?S.
Europa pone el acento en el acceso a los contratos p¨²blicos
Son todav¨ªa trabajos t¨¦cnicos, ¡°necesarios para preparar el campo para las decisiones pol¨ªticas que se tendr¨¢n que tomar m¨¢s adelante¡±, como explica el negociador, pero que ya afloran las dificultades de acuerdo. ¡°Todo lo que se refiere a explorar las posibilidades de reconocimiento mutuo, equivalencias en sectores como el autom¨®vil o el farmac¨¦utico son temas complejos. Ah¨ª hay que tener creatividad para ver c¨®mo se puede establecer puentes para mejorar la cooperaci¨®n reglamentaria sin pretender cambiar el enfoque de cada una de las partes¡±. Uno de los nudos gordianos de la negociaci¨®n es el inter¨¦s de los europeos en eliminar la discriminaci¨®n en los concursos de obras p¨²blicas en Estados Unidos, lo que viene determinado por la legislaci¨®n americana del Buy American, comprar productos americanos.
¡°No hay ning¨²n tipo de exigencia en la legislaci¨®n europea sobre que las compras p¨²blicas deban tener un cierto contenido de productos europeos. Ese tipo de legislaci¨®n no existe en Europa, mientras que en EE UU para contratos p¨²blicos importantes, sobre todo en infraestructuras de transporte, existe un mandato de que cierto porcentaje de los contratos p¨²blicos debe ser de fabricaci¨®n americana. Por eso damos mucha importancia a que esa discriminaci¨®n no se mantenga y que, en definitiva, el Buy American se pueda convertir en un Compra Transatl¨¢ntico, que puedas competir igualmente con productos europeos o americanos¡±.
La filtraci¨®n de unos documentos de la negociaci¨®n, en los que se abr¨ªa la puerta a la gesti¨®n hospitalaria por parte de empresas estadounidenses, extremo negado por los negociadores europeos, ha forzado a los gobiernos a pronunciarse al respecto y a rechazar tal posibilidad.
¡°En principio, si hay servicios p¨²blicos prestados por empresas privadas normalmente esos servicios podr¨¢n ser prestados tambi¨¦n por empresas americanas porque no hay discriminaci¨®n. Pero la decisi¨®n de base, si se decide abrir o no un servicio a la competencia privada esa es una decisi¨®n soberana de cada Estado que no va a verse afectada por nuestros acuerdos transatl¨¢nticos porque en todos nuestros acuerdos de comercio hay unas reservas espec¨ªficas al respecto. No es una decisi¨®n que pueda ser impuesta por el acuerdo, es una competencia nacional. Lo que hablamos respecto a las compras p¨²blicas no es tanto de hospitales o educaci¨®n. Estamos hablando fundamentalmente del sector de las infraestructuras de aeropuertos, ferrocarriles, metro, que son grandes contratos donde las empresas espa?olas tienen una posici¨®n competitiva fuerte y donde actualmente las empresas solo pueden participar en una licitaci¨®n si los materiales que utilizan son americanos¡±, explica Garc¨ªa-Bercero.
¡°Los riesgos existen pero el compromiso pol¨ªtico es fuerte¡±, dice Garc¨ªa-Bercero
El acuerdo corre el riesgo de ser poco ambicioso, ya que Estados Unidos ha excluido al sector financiero de las materias de acuerdo, por cuestiones puramente pol¨ªticas explican expertos del sector que no forman parte de las negociaciones. ¡°No tenemos la m¨¢s m¨ªnima intenci¨®n de poner en tela de juicio la reglamentaci¨®n americana sobre servicios financieros, la ley Dodd-Frank. Lo que nos parece l¨®gico es que los reguladores de ambas partes tengan en cuenta lo que est¨¢n haciendo los otros reguladores y que, por tanto, los reguladores estadounidenses y europeos se consulten en una etapa temprana del desarrollo de la reglamentaci¨®n, examinen cu¨¢les son las posibilidades de hacer reglamentaciones que sean compatibles o equivalentes y, si ese es el caso, que se llegue a alg¨²n tipo de reconocimiento de equivalencia¡±.
Los plazos para la negociaci¨®n son muy ajustados. El objetivo es alcanzar un acuerdo para 2015 y una de las inc¨®gnitas para lograrlo es si el presidente Obama contar¨¢ con la TPA, que d¨¦ garant¨ªas a la UE de que lo que se acuerde no ser¨¢ modificado por el Congreso de EE UU. ¡°La fase actual de la negociaci¨®n no es un problema que el presidente Obama carezca de la autoridad comercial porque hay mucho trabajo t¨¦cnico a¨²n por delante pero cuando haya que discutir los problemas pol¨ªticamente m¨¢s dif¨ªciles es muy dif¨ªcil hacerlo si no tiene la garant¨ªa de que la otra parte lo que la administraci¨®n acuerde no pueda ser modificado por el Congreso¡±.
Para los legisladores europeos es fundamental garantizar que las negociaciones no van a suponer una merma de derechos sociales y laborales ni de los est¨¢ndares clim¨¢ticos. El nuevo Parlamento cuenta con un mayor n¨²mero de diputados que rechazan estas negociaciones pero los dos grupos mayoritarios de la C¨¢mara, el Partido Popular Europeo y el Partido Socialista, han expresado su apoyo al acuerdo.
¡°Los riesgos de fracaso siempre existen. Pero creo que el compromiso pol¨ªtico detr¨¢s de esta negociaci¨®n es muy fuerte por ambas partes y son conscientes de que fracasar en este ¨¢mbito tendr¨ªa un impacto muy negativo sobre la relaci¨®n transatl¨¢ntica. Estoy seguro de que se har¨¢ lo necesario para que la negociaci¨®n llegue a buen puerto¡±.
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