El bluf fiscal
El apocalipsis de la deuda estadounidense ha desaparecido de las noticias. Porque no hay crisis de deuda, ni nunca la ha habido
Durante gran parte de los ¨²ltimos cinco a?os, a los lectores de las noticias pol¨ªticas y econ¨®micas les quedaron pocas dudas de que el d¨¦ficit presupuestario y el aumento de la deuda eran los problemas m¨¢s importantes a los que se enfrentaba Estados Unidos. La gente seria emit¨ªa sin cesar funestas advertencias de que Estados Unidos corr¨ªa el riesgo de convertirse en otra Grecia en cualquier momento. El presidente Obama nombr¨® una comisi¨®n especial con representaci¨®n de ambos partidos para proponer soluciones a la supuesta crisis fiscal y pas¨® gran parte de su primer mandato intentando negociar con los republicanos un gran pacto sobre el presupuesto.
El pacto nunca se produjo porque los republicanos se negaron a tomar en consideraci¨®n cualquier acuerdo que aumentase los impuestos. Sin embargo, la deuda y los d¨¦ficits se han esfumado de las noticias. Y hay una buena raz¨®n para esta desaparici¨®n: resulta que todo el asunto ha sido una falsa alarma.
No estoy seguro de que la mayor¨ªa de los lectores acaben de darse cuenta de hasta qu¨¦ punto el gran p¨¢nico fiscal se ha desinflado por completo. Y los cascarrabias del d¨¦ficit, por supuesto, siguen refunfu?ando. Incluso est¨¢n intentando tergiversar las ¨²ltimas previsiones a largo plazo de la Oficina Presupuestaria del Congreso ¡ªque salta a la vista que no tienen nada de alarmantes¡ª como una especie de confirmaci¨®n de sus anteriores t¨¢cticas de amedrentamiento. As¨ª que parece que es buen momento para ofrecer una puesta al d¨ªa sobre el desastre de la deuda que nunca existi¨®.
Sobre las previsiones: la oficina presupuestaria pronostica que el d¨¦ficit federal de este a?o ser¨¢ de tan solo el 2,8% del PIB, por debajo del 9,8% de 2009. Es cierto que el hecho de que todav¨ªa estemos registrando d¨¦ficit significa que la deuda federal en d¨®lares sigue creciendo, pero la econom¨ªa tambi¨¦n est¨¢ creciendo, de manera que la oficina presupuestaria espera que el porcentaje crucial de la deuda con respecto al PIB se mantenga m¨¢s o menos estable durante la pr¨®xima d¨¦cada.
Se supone que despu¨¦s las cosas empeorar¨¢n, sobre todo debido al impacto del envejecimiento de la poblaci¨®n con derecho a Medicare y la Seguridad Social. Pero ha habido una ralentizaci¨®n espectacular de los costes de la asistencia sanitaria, que sol¨ªan desempe?ar un papel estelar en los espeluznantes escenarios presupuestarios. En consecuencia, a pesar del envejecimiento, se prev¨¦ que en 2039 ¡ª?dentro de 25 a?os!¡ª la deuda no supere, en cuanto a porcentaje del PIB, a la que Estados Unidos ten¨ªa a finales de la Segunda Guerra Mundial o a la que Reino Unido tuvo durante la mayor parte del siglo XX. Ah, y la oficina presupuestaria espera ahora que los tipos de inter¨¦s se mantengan considerablemente bajos, no muy por encima de la tasa de crecimiento de la econom¨ªa. Esto a su vez debilita ¡ªde hecho, pr¨¢cticamente elimina¡ª el riesgo de una espiral de la deuda, en la que el coste del servicio de la deuda conduce a un endeudamiento a¨²n mayor.
¡°A pesar del envejecimiento, solo se espera que la deuda de EE UU supere a la adquirida en la II Guerra Mundial en 2039¡±
En todo caso, que la deuda aumente no es bueno. Entonces, ?cu¨¢nto costar¨ªa evitar cualquier incremento de la tasa de endeudamiento? Sorprendentemente poco. La oficina presupuestaria calcula que estabilizar el endeudamiento con respecto al PIB a su nivel actual exigir¨ªa recortar los gastos o aumentar los impuestos por valor de un 1,2% del PIB si empez¨¢semos ahora, o de un 1,5% del PIB si esper¨¢semos hasta 2020. Pol¨ªticamente ser¨ªa dif¨ªcil dada la radical oposici¨®n republicana a cualquier cosa que pueda proponer un presidente dem¨®crata, pero desde un punto de vista econ¨®mico no ser¨ªa gran cosa y no requerir¨ªa ning¨²n cambio fundamental en nuestros principales programas sociales.
En definitiva, el apocalipsis de la deuda ha sido cancelado.
Un momento. ?Qu¨¦ hay del riesgo de una crisis de confianza? Ha habido m¨²ltiples admoniciones de que dicha crisis era inminente, algunas de ellas acompa?adas de reconocimientos sorprendentemente sinceros de la decepci¨®n porque no se hubiese producido a¨²n. Por ejemplo: Alan Greenspan advirti¨® de la "analog¨ªa griega" y declar¨® que era "lamentable" que los tipos de inter¨¦s y la inflaci¨®n de Estados Unidos todav¨ªa no se hubiesen disparado.
Pero de eso hace m¨¢s de cuatro a?os, y tanto la inflaci¨®n como los tipos de inter¨¦s siguen bajos. A lo mejor, despu¨¦s de todo, Estados Unidos, que entre otras cosas adquiere los pr¨¦stamos en su propia moneda y por lo tanto no puede quedarse sin efectivo, no se parece tanto a Grecia.
De hecho, incluso en Europa la severidad de la crisis de la deuda disminuy¨® r¨¢pidamente una vez que el Banco Central Europeo empez¨® a hacer su trabajo, dejando claro que har¨ªa "todo lo necesario" para evitar crisis de liquidez en los pa¨ªses que hab¨ªan renunciado a sus propias monedas y adoptado el euro. ?Sab¨ªan que Italia, que sigue fuertemente endeudada y que sufre el lastre del envejecimiento de la poblaci¨®n mucho m¨¢s que nosotros, actualmente puede conseguir pr¨¦stamos a largo plazo a un tipo de inter¨¦s de tan solo el 2,78%? ?Sab¨ªan que Francia, que continuamente es objeto de informaciones negativas, paga solo un 1,57%?
O sea, que no tenemos una crisis de la deuda, y nunca la hemos tenido. ?Por qu¨¦ da la impresi¨®n de que cualquier persona importante piensa lo contrario?
Para ser justo, ha habido algunas noticias realmente buenas sobre las perspectivas fiscales a largo plazo, sobre todo en lo relativo a la atenci¨®n sanitaria. Pero es dif¨ªcil evitar la sensaci¨®n de que el p¨¢nico de la deuda fue fomentado porque serv¨ªa a un prop¨®sito pol¨ªtico, de que mucha gente estaba promoviendo la idea de una crisis de la deuda como un medio para atacar a la Seguridad Social y a Medicare. Y causaron un enorme perjuicio por el camino, distrayendo durante a?os y a?os la atenci¨®n del pa¨ªs de sus problemas reales: el paro devastador, el deterioro de las infraestructuras y otros.?
Paul Krugman es profesor de Econom¨ªa de Princeton y premio Nobel de 2008.
Traducci¨®n de News Clips.
? 2014 New York Times Service.
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