Recuperaci¨®n sin prosperidad
Estados Unidos ha regresado a una etapa de crecimiento econ¨®mico que se pone de manifiesto en la recuperaci¨®n de sus fundamentales econ¨®micos. La tasa de crecimiento en el segundo trimestre de este a?o est¨¢ aumentando en t¨¦rminos interanuales en torno al 4%, el paro desciende (la tasa est¨¢ en el 6,2%), se han creado millones de empleos desde el final de la recesi¨®n y todo eso se ha conseguido adem¨¢s con un estricto control de las finanzas p¨²blicas (el d¨¦ficit p¨²blico en 2014 ser¨¢ inferior al 3%). Las pol¨ªticas econ¨®micas aplicadas en Estados Unidos son abrumadoramente m¨¢s eficaces que las pol¨ªticas de austeridad desarrolladas en Europa. Desde este lado del Atl¨¢ntico, no cabe duda de que Estados Unidos est¨¢ en una fase econ¨®mica distinta; es verdad que el mercado de la vivienda no responde, pero la evoluci¨®n puede describirse en t¨¦rminos generales como moderadamente satisfactoria. Y debe atribuirse, en gran parte, a las decisiones monetarias de la Fed, alejadas de cualquier prejuicio, y a los programas de expansi¨®n que en Washington no resultan tan heterodoxos como en Bruselas.
Sin embargo, la percepci¨®n de los estadounidenses dista mucho de reflejar cualquier tipo de satisfacci¨®n. Prestan m¨¢s atenci¨®n a signos muy claros de que la etapa de crecimiento actual no es prosperidad; la situaci¨®n de hoy resulta menos brillante que la vivida antes de 2007. Hay que explicar por qu¨¦ el crecimiento real de la econom¨ªa est¨¢ lejos de su crecimiento potencial. Las preguntas se suceden en cascada: ?por qu¨¦ no se recupera el mercado inmobiliario? ?Cu¨¢l es la raz¨®n de que haya descendido la movilidad geogr¨¢fica, que era uno de los factores que explicaban la proximidad de la econom¨ªa estadounidense al pleno empleo?
Las encuestas reflejan la preocupaci¨®n por dos factores que son comunes con la percepci¨®n que tienen los europeos de su propia situaci¨®n: salarios m¨¢s bajos y contratos m¨¢s precarios. Dicho de otro modo, la recuperaci¨®n en Estados Unidos podr¨ªa estar fundada en una disminuci¨®n de la calidad del empleo, como probablemente est¨¢ sucediendo en Europa. Con una diferencia apreciable: mientras que en Europa todav¨ªa es posible sostener que el empeoramiento de las condiciones laborales es una fase transitoria que se corregir¨¢ en cuanto avance la recuperaci¨®n ¡ªlastrada aqu¨ª por pol¨ªticas de austeridad poco compatibles con una situaci¨®n cercana al estancamiento incluso despu¨¦s de superada la recesi¨®n¡ª, en EE UU llevan ya cinco a?os por la senda de la reactivaci¨®n.
La situaci¨®n actual de la econom¨ªa estadounidense sugiere que el debate de fondo est¨¢ sobre todo en la calidad de la recuperaci¨®n econ¨®mica, es decir, si el patr¨®n de crecimiento despu¨¦s de la recesi¨®n se fundamentar¨¢ en crear m¨¢s empleo, pero con salarios m¨¢s bajos y con contrataci¨®n menos estable. Esto puede ser particularmente cierto en el caso de los pa¨ªses perif¨¦ricos de Europa, donde, adem¨¢s, no existe la cohesi¨®n pol¨ªtica, econ¨®mica y financiera para desarrollar pol¨ªticas de expansi¨®n. La diferencia entre Estados Unidos y Europa sigue siendo pol¨ªtica: Obama ha acertado, grosso modo, con lo que hab¨ªa que hacer y c¨®mo hab¨ªa que hacerlo; Bruselas ha errado en una cosa y en la otra.
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