Errores y emisiones
La idea de que el crecimiento es incompatible con las medidas clim¨¢ticas es err¨®nea
?ltima hora: salvar el planeta ser¨ªa barato, e incluso podr¨ªa salirnos gratis. Pero, ?se creer¨¢ alguien la buena noticia?
Acabo de leer dos nuevos informes sobre los aspectos econ¨®micos de la lucha contra el cambio clim¨¢tico: un gran estudio realizado por un grupo internacional de ¨¦lite, el Nuevo Proyecto sobre Econom¨ªa Clim¨¢tica, y un documento de trabajo del Fondo Monetario Internacional (FMI). Ambos afirman que el hecho de tomar medidas dr¨¢sticas para limitar las emisiones de carbono apenas tendr¨ªa repercusiones negativas para el crecimiento econ¨®mico y, de hecho, podr¨ªa contribuir a acelerarlo. Puede que esto suene demasiado bonito para ser verdad, pero no es as¨ª. Se trata de an¨¢lisis serios y bien hechos.
Sin embargo, ya saben que estos informes ser¨¢n recibidos con declaraciones acerca de que es imposible romper el v¨ªnculo que existe entre crecimiento econ¨®mico y aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero, una postura que yo califico de desesperanza clim¨¢tica. Los defensores m¨¢s peligrosos de la desesperanza clim¨¢ticason los integrantes de la derecha anti-ecologista. Pero reciben ayuda y apoyo de otros grupos, entre ellos algunos de la izquierda, que tienen sus propias razones para no querer entender.
?A qu¨¦ se debe este nuevo optimismo en relaci¨®n con el cambio clim¨¢tico y el crecimiento? Hace mucho tiempo que est¨¢ claro que una estrategia bien dise?ada de control de las emisiones, en concreto una que ponga precio al carbono mediante un impuesto sobre las emisiones o mediante un sistema de l¨ªmites m¨¢ximos e intercambios comerciales, costar¨ªa mucho menos de lo que los sospechosos de rigor quieren hacernos creer. Pero ahora sabemos que los aspectos econ¨®micos de la protecci¨®n clim¨¢tica son todav¨ªa m¨¢s favorables de lo que se pensaba hace unos a?os.
Por una parte, se han producido avances tecnol¨®gicos espectaculares en el campo de las energ¨ªas renovables y, concretamente, el coste de la energ¨ªa solar se ha reducido a la mitad desde 2010. Las renovables tienen sus limitaciones ¡ªfundamentalmente, que ni siempre brilla el sol ni siempre sopla el viento¡ª pero si creen que una econom¨ªa que obtiene gran parte de su electricidad de los parques e¨®licos y los paneles solares es una fantas¨ªa hippie, no est¨¢n en contacto con la realidad.
Por otro lado, resulta que ponerle un precio al carbono tendr¨ªa grandes beneficios colaterales ¡ªefectos positivos que van mucho m¨¢s all¨¢ de la reducci¨®n de los riesgos clim¨¢ticos¡ª y que dichos beneficios se materializar¨ªan bastante pronto. El m¨¢s importante de estos beneficios colaterales, seg¨²n el documento del FMI, tendr¨ªa que ver con la salud p¨²blica: la quema de carb¨®n provoca muchas enfermedades respiratorias, y estas incrementan el gasto m¨¦dico y reducen la productividad.
Y el informe sostiene que, gracias a estos beneficios colaterales, uno de los argumentos que a menudo se esgrimen en contra del pago por el carbono emitido ¡ªque no vale la pena hacerlo a menos que todo el mundo est¨¦ de acuerdo¡ª ya no es v¨¢lido. Aunque no exista un acuerdo internacional, hay razones de peso para tomar medidas contra la amenaza clim¨¢tica.
Pero volviendo a lo que nos ocupa: reducir dr¨¢sticamente las emisiones es m¨¢s f¨¢cil de lo que parec¨ªa hace unos a?os, y una menor cantidad de emisiones nos reportar¨ªa grandes beneficios a corto y medio plazo. De modo que salvar el planeta ser¨ªa barato, y hasta podr¨ªa salirnos gratis.
Aqu¨ª es donde entran en escena los profetas de la desesperanza clim¨¢tica, que rechazan todos estos an¨¢lisis y declaran que la ¨²nica manera de limitar las emisiones de carbono es acabar con el crecimiento econ¨®mico.
Esto lo dice sobre todo la gente de la derecha, que normalmente afirma que las econom¨ªas de libre mercado son infinitamente flexibles y creativas. Pero cuando alguien propone que se pague por el carbono emitido, de repente insisten en que la industria ser¨¢ absolutamente incapaz de adaptarse a este cambio de incentivos. ?Por qu¨¦? Es como si andar¨¢n buscando alguna excusa para no afrontar el problema del cambio clim¨¢tico y, en concreto, para evitar todo aquello que perjudique al sector de los combustibles f¨®siles, por muy beneficioso que sea para todos los dem¨¢s.
Pero el cambio clim¨¢tico crea extra?os compa?eros de cama: hay quien se hace eco de esa insistencia, alentada por Koch, de que limitar las emisiones destruir¨ªa el crecimiento econ¨®mico, pero no ven en esto un argumento en contra de las medidas clim¨¢ticas, sino en contra del crecimiento. Encontramos esta idea en el movimiento del decrecimiento, mayoritariamente europeo, o en grupos estadounidenses como el Instituto Poscarbono; en reuniones de izquierdas en las que se hablaba de ¡°replantearse la econom¨ªa¡±, he o¨ªdo decir que el planeta necesita que pongamos fin al crecimiento. Para ser justos, el ecologismo anti-crecimiento es una postura minoritaria, incluso dentro de la izquierda, pero aun as¨ª, est¨¢ lo bastante extendido como para hacerse o¨ªr.
Y, a veces, uno escucha a investigadores cient¨ªficos defendiendo argumentos similares, fundamentalmente (creo) porque no comprenden lo que significa el crecimiento econ¨®mico. Lo ven como algo f¨ªsico, rudimentario, que consiste simplemente en producir m¨¢s cosas, y no tienen en cuenta las muchas decisiones ¡ªsobre qu¨¦ consumir, qu¨¦ tecnolog¨ªa emplear¡ª que intervienen en la generaci¨®n de un d¨®lar de PIB.
De modo que esto es lo que deben saber: la desesperanza clim¨¢tica es un gran error. Puede que la idea de que el crecimiento econ¨®mico es incompatible con las medidas clim¨¢ticas suene pragm¨¢tica y realista, pero en realidad es un concepto err¨®neo, fruto de la confusi¨®n mental. Si alguna vez logramos dejar atr¨¢s la ideolog¨ªa y los intereses especiales que han impedido que tomemos medidas para salvar el planeta, descubriremos que es m¨¢s barato y f¨¢cil de lo que casi cualquiera imagina.
Paul Krugman es profesor de Econom¨ªa de la Universidad de Princeton y premio Nobel de Econom¨ªa de 2008.
Traducci¨®n de News Clips.
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