El FMI peca de optimista con los pa¨ªses tutelados
El Fondo realiza un examen sobre sus propias actuaciones y encuentra sesgos en favor de los pa¨ªses m¨¢s desarrollados
![Amanda Mars](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fauthor-service-images-prod-us-east-1.publishing.aws.arc.pub%2Fprisa%2Fba73abda-dd99-415f-92e9-5c77a8085423.png?auth=8b06a825ac98a06cd34c6d80863aabff687edbd003c7f24239e532de603c2df0&width=100&height=100&smart=true)
![La directora del FMI, Christine Lagarde.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/V2ZSU6CD4FGWSCNZNIIXWK6MFU.jpg?auth=9a6eb8c94702762393fd6c359fb2c0fc0cc27b8b75095fbaa9af3245211e8df7&width=414)
El Fondo Monetario Internacional (FMI), adem¨¢s de pasar revista a la econom¨ªa de los pa¨ªses y lazar un torrente de informes repletos de advertencias y recomendaciones sobre lo que cada pa¨ªs deber¨ªa hacer, tambi¨¦n hace una autoevaluaci¨®n cada tres a?os para detectar los fallos en todo su sistema de vigilancia. Y, en el ¨²ltimo, que se hizo p¨²blico anoche, el organismo asume la necesidad de medidas para combatir las "percepciones de falta de imparcialidad". Un informe independiente que forma parte de este examen detecta algunos problemas de objetividad ¨Cdestaca un sesgo positivo para las econom¨ªas avanzadas, por ejemplo, y para los pa¨ªses bajo programas de ayuda del Fondo- y recoge los testimonios de directores y jefes de misi¨®n que ven otros problemas de equidad en el desarrollo de los trabajos.
Las dudas sobre la imparcialidad se han convertido en una relevante inquietud para un FMI que esta semana afronta su asamblea general anual con una recuperaci¨®n que no se consolida, conflictos geopol¨ªticos que no dejan de alterar el gui¨®n que este organismo hab¨ªa escrito para esta salida de la crisis y, como guinda, su m¨¢xima representante, Christine Lagarde, imputada por "negligencia" en un caso de corrupci¨®n en Francia, cuando era ministra de Econom¨ªa.
El Fondo tambi¨¦n est¨¢ preocupado por la influencia que sus diagn¨®sticos y recomendaciones acaban teniendo en los pa¨ªses, por eso en esta evaluaci¨®n plantea la necesidad de mejorar los an¨¢lisis y la comunicaci¨®n, adem¨¢s de borrar las dudas sobre su imparcialidad. Algunas diferencias de los ex¨¢menes anuales -los informes del Art¨ªculo IV- entre los pa¨ªses se explican por que unos resultan sist¨¦micos, por ejemplo, o se encuentran bajo un programa de rescate o atraviesan unas circunstancias concretas. Otras, sin embargo, no est¨¢n justificadas y significan "evidencias de faltas de imparcialidad", seg¨²n el estudio externo firmado por Mike Gallaghan.
Por ejemplo, el FMI tiende a ser optimista con las previsiones econ¨®micas de los pa¨ªses bajo programas de la instituci¨®n, y que por tanto est¨¢n sometidos a sus recetas econ¨®micas, seg¨²n recoge el documento. Adem¨¢s, los informes del Art¨ªculo IV tambi¨¦n se ven afectados por el hecho de que criticar algunos aspectos de estos pa¨ªses implica cuestionar las propias recetas del Fondo. Asimismo, hay un sesgo positivo hacia los pa¨ªses m¨¢s avanzados.
Tambi¨¦n se percibe un "trato diferente" al problema la desigualdad y el crecimiento inclusivo en funci¨®n de si afecta a un pa¨ªs desarrollado, donde tiene poca atenci¨®n, o una econom¨ªa emergente. Por otra parte, algunos jefes de la misi¨®n del FMI que va a los pa¨ªses a estudiar la situaci¨®n tambi¨¦n apuntaron que los equipos m¨¢s experimentados se emplean en las mayores econom¨ªas, lo que tambi¨¦n tiene una influencia en los resultados. En una econom¨ªa emergente, por ejemplo, hubo tres jefes de misi¨®n en 12 meses. Adem¨¢s, hay presiones: los entrevistados reconocieron que las autoridades de las hab¨ªan intentado descafeinar algunos de los comentarios.
Desde la ¨²ltima evaluaci¨®n de 2001, el Fondo asegura haber mejorado de forma notable sus sistemas de vigilancia, cuestionados por el propio organismo tras una Gran Recesi¨®n y una tormenta financiera que no fue capaz de advertir. No obstante, en su nuevo an¨¢lisis global ve nuevos focos que mejorar, como todos los riesgos de contagio entre pa¨ªses. Adem¨¢s, los inspectores deben ser capaces de conocer mejor c¨®mo interact¨²an las distintas pol¨ªticas econ¨®micos y sus efectos, algo que "no hacen con demasiada profundidad excepto con las ¨¢reas tradicionales fiscales y monetarias", admite el Fondo.
Adem¨¢s, el Fondo cree que la vigilancia macrofinanciera deber¨ªa convertirse en una parte integral de los ex¨¢menes del Art¨ªculo IV, mejorar las herramientas de an¨¢lisis y tambi¨¦n las capacidades de su personal para poder llevar a cabo estas tareas, entre otras medidas. El objetivo es que ninguna otra gran crisis como la que no acaba del todo sea imprevista por la instituci¨®n.
"Una comprensi¨®n m¨¢s profunda de las perspectivas de cada pa¨ªs y m¨¢s centrada en el cliente, junto con una comunicaci¨®n franca, deber¨ªa ayudar a asegurar la imparcialidad y una comunicaci¨®n mejor de las pol¨ªticas", concluye Lagarde en su declaraci¨®n sobre la evaluaci¨®n. En este sentido, el Fondo ha decidido crear un mecanismo de comunicaci¨®n para que las autoridades puedan trasladar sus inquietudes sobre la equidad y reforzar la transparencia de los criterios.
No obstante, m¨¢s all¨¢ de la credibilidad, de la comunicaci¨®n y de la calidad de los informes, un factor determinante para que las ideas del Fondo tengan ascendencia en los gobiernos y los parlamentos nacionales es el que estos le deban dinero a la instituci¨®n. Como dice Paul Krugman en otro de los an¨¢lisis que forman parte de este examen trienal del FMI, cuando una econom¨ªa tiene una deuda p¨²blica baja y una situaci¨®n fiscal que parece sostenible, aunque est¨¦ perdiendo competitividad e incurriendo en desequilibrios peligrosos, "la influencia del Fondo es muy limitada". "Los pa¨ªses con problemas necesitan el dinero del FMI o, al menos, su aprobaci¨®n, as¨ª que pueden someterse a una condicionalidad".
Sin embargo, explica el Nobel, "los pa¨ªses que viven un boom y logran el amor de los mercados de bonos, pueden quitarse de encima los consejos de fuera". Krugman pone como ejemplo las crisis de M¨¦xico en 1994, el sudeste asi¨¢tico en 1997 y Espa?a en 2008. "En cada caso hab¨ªa economistas de fuera alertando de que las entradas de capital eran insostenibles y peligrosas", dice. Y en cada caso, a?ade, "las autoridades argumentaban que se trataba de inversores privados que ve¨ªan grandes oportunidades en el pa¨ªs no estaba preocupados por la crisis".
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