La econom¨ªa colaborativa se afianza
Tras expandirse gracias a Internet, el comercio alternativo busca una regulaci¨®n adecuada
El trueque de bienes y el intercambio de servicios entre particulares no constituyen de por s¨ª nada nuevo. Su difusi¨®n a niveles desconocidos hasta la fecha a trav¨¦s de Internet es, por el contrario, una caracter¨ªstica de estos ¨²ltimos a?os. La red les ha transformado en un fen¨®meno de masas y los ha elevado al rango de alternativa al sistema econ¨®mico tradicional. Y ahora, a¨²n en fase de crecimiento pero mucho m¨¢s cerca de su madurez, la que hoy en d¨ªa se conoce como econom¨ªa colaborativa necesita unas reglas que pongan orden en su ecosistema sin cortar las alas a sus posibilidades de desarrollo.
El negocio de compartir ya no es poca cosa. Ya en 2011, Jaime Contreras, del Instituto de Tecnolog¨ªa de Massachusetts (MIT, en sus siglas en ingl¨¦s) estimaba que la econom¨ªa colaborativa ¡ªo consumo colaborativo¡ª es un mercado global valorado en 90.000 millones de euros; Rachel Botsman, experta de fama internacional en la materia y autora del volumen Lo que es m¨ªo es tuyo, valora el negocio del mercado mundial del alquiler entre particulares en 21.000 millones de euros.
El sector financiero se est¨¢ adaptando a las necesidades de estas empresas
En Espa?a la evoluci¨®n de esta realidad se sigue muy de cerca. ¡°Hemos lanzado una consulta p¨²blica, se est¨¢ produciendo un debate sobre la oportunidad de llevar a cabo una regulaci¨®n sobre estas actividades. Hasta ahora solo se han adoptado restricciones o sanciones, algo negativo para la competencia¡± explic¨® el pasado mi¨¦rcoles Mar¨ªa Sobrino, Subdirectora de la Comisi¨®n Nacional de los Mercados y La Competencia (CNMC), durante un debate que EL PA?S organiz¨® con el patrocinio del Banco Sabadell para analizar este fen¨®meno. ¡°Los beneficios de la econom¨ªa compartida son indudables: permite asignar de maneras m¨¢s eficiente los recursos infrautilizados, favorece la competencia, reduce la asimetr¨ªa informativa [el desquilibrio de informaci¨®n entre dos partes de una compraventa]. Hay que revisar el marco regulatorio, no establecer una aplicaci¨®n autom¨¢tica de la regulaci¨®n vigente, porque puede haberse quedado obsoleta¡±.
?Qu¨¦ normas deber¨ªan aplicarse?
La exigencia de crear un marco normativo que se ajuste a la econom¨ªa colaborativa se ha convertido en una prioridad para la Comisi¨®n Nacional de los Mercados y La Competencia (CNMC). El organismo lanz¨® el pasado 6 de noviembre una consulta p¨²blica para, como se lee en la p¨¢gina web del organismo, ¡°alcanzar conclusiones y recomendaciones que faciliten un desarrollo de la regulaci¨®n eficiente de estos nuevos modelos econ¨®micos¡±.
El regulador ha decidido centrar esta iniciativa en turismo y transporte, ¡°los sectores que m¨¢s est¨¢n notando su impacto¡±. Se trata de dos ¨¢mbitos en los que la necesitad de soluciones alternativas, que ayudan a gastar dinero de manera eficiente, se manifiesta con m¨¢s fuerza: seg¨²n la ¨²ltima Encuesta de Condiciones de Vida del Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE), en 2013 el 45,3% de los hogares espa?oles no pod¨ªa permitirse ir de vacaciones fuera de casa al menos una semana al a?o, 5,5 puntos porcentuales m¨¢s que en 2009.
La consulta de la CNMC se desarrolla en tres fases. La primera, que se concluy¨® el pasado 27 de noviembre, cualquiera puede ¡ªa trav¨¦s una p¨¢gina web espec¨ªfica¡ª plantear dudas y subrayar las necesidades de la normativa vigente. En la segunda y tercera fase se analizan dos aspectos: ¡°Los efectos sobre el mercado de los nuevos modelos de prestaci¨®n de servicios¡± y ¡°la necesidad y proporcionalidad de la regulaci¨®n conforme a las nuevas circunstancias del mercado¡±.
Cuando se concluyan las tres fases, la CNMC publicar¨¢ una serie de recomendaciones para la aplicaci¨®n de una ¡°regulaci¨®n eficiente a la econom¨ªa colaborativa¡±.
La responsable de organismo regulador subraya que el comercio colaborativo conlleva ¡°la oportunidad de disponer de m¨¢s informaci¨®n sobre los productos, contar con menores costes de transacci¨®n y efectos medioambientales¡±, al promover ¡°una econom¨ªa basada m¨¢s en el uso que en la propiedad¡±. Valores que seg¨²n Luis Tamayo, Soci¨®logo y experto en econom¨ªa y cultura colaborativa, han permitido ¡°un incre¨ªble crecimiento, que se refleja en el impacto, la escala y la velocidad de este fen¨®meno. Esto tipo de servicios tienen mucho que ver con la tecnolog¨ªa, pero no solo. Se basan tambi¨¦n en la mentalidad de las personas, que son capaces de consumir de otra manera¡±.
Adem¨¢s de profesor en varios centros acad¨¦micos, Tamayo es conector en Madrid con OuiShare, una organizaci¨®n internacional que apoya a firmas y particulares que quieran asentarse en el ¨¢mbito colaborativo. Tras cuatro a?os ¡°acompa?ando a estos emprendedores¡±, est¨¢ convencido de que ¡°la econom¨ªa colaborativa es eficiente, y por eso a menudo funciona mucho mejor que la tradicional. Es un modelo pr¨¢ctico. Hay empresas que brindan servicios que las firmas tradicionales no ofrecen¡±, matiza.
Si por un lado el mundo de la econom¨ªa colaborativa atrae cada vez m¨¢s operadores, por otro el inter¨¦s en sus potencialidades aumenta tambi¨¦n entre los usuarios. Amaya Apestegu¨ªa, responsable del ¨¢rea de consumo colaborativo de la asociaci¨®n de consumidores OCU, lo certifica: ¡°Llevamos m¨¢s de un a?o inmersos en el comercio colaborativo, y ya se puede decir que ha explotado. Esta manera responsable de actuar en el mercado puede empoderar a los usuarios, ya que se basa en cadenas m¨¢s cortas y fomenta las relaciones entre personas, entre pares¡±.
Los consumidores destacan el empoderamiento de los usuarios
Esta expansi¨®n, sin embargo, implica tambi¨¦n la necesitad de tener cuidado a la hora de clasificar los distintos negocios: ¡°Hay que distinguir entre modelos positivos para los consumidores y otros que lo son para el conjunto de la sociedad, un banco de tiempo no es lo mismo que Uber [la plataforma que permite ofrecer un coche particular como medio de transporte alternativo al taxi tradicional]. Hay modelos de comercio compartido que simplemente son m¨¢s eficientes, pero hay otros que pueden ser transformadores y beneficiar a toda la sociedad¡±, subraya Apestegu¨ªa.
El rompedor crecimiento del comercio colaborativo ha inducido tambi¨¦n a la banca a secundar las necesidades de estas nuevas empresas. "El sector financiero se est¨¢ adaptando a la nueva realidad que viene impulsada por el desarrollo de las nuevas tecnolog¨ªas y el cambio de perfil de los usuarios de banca. Es fundamental ir modificando las pr¨¢cticas habituales para adaptarlas a las nuevas necesidades y a los nuevos flujos econ¨®micos¡±, sentencia Juli¨¢n Jim¨¦nez, Director Comercial de la Regional de Madrid de Banco Sabadell. Las claves de esta transformaci¨®n pasan por ¡°establecer canales de comunicaci¨®n y apoyo con los j¨®venes emprendedores, que est¨¢n haciendo un gran trabajo en el desarrollo de nuevas funcionalidades. Casi todos llevan a cabo transacciones online, y por ello hemos actualizado nuestras plataformas inform¨¢ticas y nuestros m¨¦todos de pago¡±, a?ade.
El novedoso sector representa un mercado global de 90.000 millones
La entidad ha decidido apostar por el desarrollo de las startup, empresas de nueva creaci¨®n casi siempre vinculadas a las nuevas tecnolog¨ªas y a menudo involucradas en la econom¨ªa colaborativa. El banco ha creado la unidad BStartup, que cuenta con 70 oficinas en todo el territorio espa?ol y que ofrece un trato diferenciado para este tipo de proyectos. En lo que va de a?o ha otorgado financiaci¨®n bancaria por valor de 28,4 millones de euros a m¨¢s de 460 startups. Adem¨¢s tiene un programa de inversi¨®n y aceleraci¨®n de startups que ya ha invertido un mill¨®n en 10 startups, incluida alguna de consumo colaborativo como WeSmartPark, dirigida a rentabilizar el uso de plazas de parking infrautilizadas.
La iniciativa del Sabadell evidencia un aspecto que, junto con las trabas burocr¨¢ticas, es el obst¨¢culo de mayor envergadura a la hora de montar una empresa en Espa?a. Y cuando el negocio que est¨¢ naciendo se enmarca en un contexto alegal, como a menudo es el caso en el entorno colaborativo, la desconfianza puede amplificar los problemas: ¡°Fund¨¦ mi empresa hace dos a?os. Al principio no fue f¨¢cil: no encontr¨¦ ni un fiscalista, ni un abogado, nadie que me haya ayudado, asesorado o dicho que mi proyecto era viable¡±, relata Gloria Molins, fundadora de Trip4real, una empresa que permite a los viajeros contar con aut¨®ctonos como gu¨ªas amateur particulares durante sus viajes.
Su empresa tiene 13 trabajadores y ofrece m¨¢s de 2.500 actividades en Espa?a. Arranc¨® gracias a la inversi¨®n de todos sus ahorros, pero m¨¢s tarde logr¨® un mill¨®n de euros de financiaci¨®n gracias al esfuerzo conjunto de un fondo de capital riesgo madrile?o y de La Caixa. Hoy cuenta con el chef Ferran Adri¨¤ como socio y se prepara a dar el salto a Europa. Y ha conseguido encontrar su sitio en el mercado: ¡°Al principio era un problema para los gu¨ªas tur¨ªsticos oficiales, pero ahora son ellos los primeros que usan nuestra plataforma¡±, asegura Molins.
Uno de los retos de estas compa?¨ªas es encajar en el sistema tradicional
El encaje de las nuevas realidades colaborativas en el sistema tradicional es uno de los retos m¨¢s grandes que estas empresas tendr¨¢n que afrontar. Aunque subraye las ¡°ventajas inherentes de la econom¨ªa colaborativa, sobre todo por lo que tiene que ver con la transparencia del mercado¡±, ?lvaro Mart¨ªn, socio y director del departamento Internacional de Analistas Financieros Internacionales (AFI), destaca las inc¨®gnitas todav¨ªa por solventar. En el sector del transporte, por ejemplo, ¡°las licencias de los taxis y de las l¨ªneas de transporte p¨²blicas tienen un coste para los operadores del que las plataformas colaborativas no se hacen cargo, am¨¦n de una fuente de recaudaci¨®n de impuestos que el auge de estos sistemas alternativos podr¨ªa hacer peligrar¡±. Gloria Molins, de Trip4real, remacha sin embargo que ¡°una regulaci¨®n de las actividades colaborativas podr¨ªa suponer unas abundantes entradas fiscales¡±.
Otro de los aspectos positivos de la econom¨ªa colaborativa, insiste Amaya Apestegu¨ªa, de la OCU, ¡°es que el usuario se transforma en un prosumidor, que consume y produce a la vez, y que puede contar con unas ganancias que van m¨¢s all¨¢ del sueldo¡±. Pero ¡°habr¨ªa que preguntarse si es l¨ªcito que quien cobra dinero p¨²blico por no tener trabajo gane ese dinero¡±, se pregunta Mart¨ªn, y se?ala que la crisis econ¨®mica ha hecho que este fen¨®meno se dispare.
¡°Pero la econom¨ªa colaborativa no depende solo de la crisis. Conlleva un cambio de mentalidad. Bloquearla significa bloquear la innovaci¨®n¡±, zanja el sociologo Luis Tamayo.?
LUIS TAMAYO |Soci¨®logo experto en cultura y econom¨ªa colaborativa
¡°Los recursos naturales se est¨¢n agotando, pero tenemos un exceso de recursos econ¨®micos. Lo m¨¢s normal ser¨ªa utilizar estos recursos de manera eficiente. Y es lo que hace la econom¨ªa colaborativa¡±.
GLORIA MOLINS | Fundadora de la empresa colaborativa Trip4Real
¡°La innovaci¨®n va m¨¢s r¨¢pida que las leyes. La econom¨ªa colaborativa es un fen¨®meno que ya no se puede parar. Estas empresas quieren dejar de ser alegales y que se les aplique una regulaci¨®n. Pero tienen que ser reglas que les permitan sobrevivir¡±.
?LVARO MART?N | Director del Departamento Internacional de AFI
¡°Hay que diferenciar entre prestaci¨®n entre particulares y negocio propiamente dicho que se salte la regulaci¨®n existente ampar¨¢ndose en el vac¨ªo legal de la econom¨ªa colaborativa¡±.?
AMAYA APESTEGU?A | Responsable de consumo colaborativo de la OCU
¡°Existen modelos de comercio colaborativo que han permitido redistribuir riqueza, algo que por el contrario las empresas vinculadas con la econom¨ªa tradicional no han conseguido hacer¡±.?
JULI?N JIM?NEZ | Director comercial de Madrid de Banco Sabadell
¡°Los j¨®venes aprietan fuerte, son los que montan muchas de las empresas con las que trabajamos. El sector financiero tiene que tenerlo en cuenta y aprender de ellos¡±.?
MAR?A SOBRINO RUIZ |?Subdirectora de la CNMC
¡°No hay que aplicar autom¨¢ticamente la legislaci¨®n actual a los nuevos modelos econ¨®micos porque se les expulsar del mercado con efectos muy negativos para la competencia¡±. J
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