El valle de la desesperaci¨®n
Los l¨ªderes planetarios deben reconocer que las cosas no van bien para todo el mundo
En 2014, la creciente desigualdad en los pa¨ªses avanzados recibi¨® por fin la atenci¨®n debida cuando El capital en el siglo XXI, de Thomas Piketty, se convirti¨® en un inesperado (y merecido) ¨¦xito de ventas. Los sospechosos habituales insisten en su lucrativa negaci¨®n, pero para todos los dem¨¢s es evidente que la renta y la riqueza est¨¢n m¨¢s concentradas en el extremo superior de lo que lo hab¨ªan estado desde la Belle ?poque, y que la tendencia no da muestras de remitir.
Pero esa historia trata de lo que ocurre dentro de los pa¨ªses, y por lo tanto, es incompleta. La verdad es que hay completar el an¨¢lisis al estilo Piketty con una visi¨®n global, y yo dir¨ªa que, al hacerlo, se percibe mejor lo bueno, lo malo, y lo potencialmente muy feo del mundo en que vivimos.
As¨ª que perm¨ªtanme sugerirles que echen un vistazo a un excelente gr¨¢fico del aumento de los ingresos en el mundo elaborado por Branko Milanovic, del Centro de Posgrado de la Universidad de la Ciudad de Nueva York (al que me incorporar¨¦ este verano). Lo que Milanovic muestra es que el aumento de los ingresos desde la ca¨ªda del Muro de Berl¨ªn ha sido una historia de "cumbres gemelas". Por supuesto, los ingresos han crecido en lo m¨¢s alto a medida que las ¨¦lites del mundo se hac¨ªan m¨¢s y m¨¢s ricas. Pero tambi¨¦n ha habido enormes beneficios para lo que podr¨ªamos denominar la clase media mundial, formada en gran parte por las cada vez m¨¢s numerosas clases medias de China e India.
Y dig¨¢moslo claramente: el aumento de las rentas en los pa¨ªses emergentes ha generado enormes mejoras en el bienestar humano, al sacar a cientos de millones de personas de la pobreza agobiante y darles una oportunidad de tener una vida mejor.
Las rentas de las clases trabajadoras de los pa¨ªses avanzados han crecido mucho m¨¢s despacio e incluso han descendido
Y ahora, las malas noticias. Entre esas dos cumbres gemelas (la ¨¦lite mundial cada vez m¨¢s rica y la creciente clase media china) se encuentra lo que podr¨ªamos llamar el valle de la desesperaci¨®n. Para la gente alrededor del percentil 20 de la distribuci¨®n de la renta mundial, los ingresos han crecido, si acaso, a un ritmo lento. ?Y qui¨¦n es esa gente? B¨¢sicamente, las clases trabajadoras de los pa¨ªses avanzados. Y aunque los datos de Milanovic solo lleguen hasta 2008, podemos estar seguros de que, desde entonces, a ese grupo le ha ido incluso peor, hundido por los efectos del elevado desempleo, el estancamiento de los salarios y las pol¨ªticas de austeridad.
Es m¨¢s, el esfuerzo de los trabajadores de los pa¨ªses ricos es, en varios sentidos importantes, la otra cara de los ingresos por encima y por debajo de ellos. La competencia de las exportaciones de las econom¨ªas emergentes sin duda ha sido un factor para el descenso de los salarios en los pa¨ªses m¨¢s ricos, aunque no ha sido la fuerza dominante. M¨¢s importante es que el incremento de los ingresos en la cima se obtuvo en gran medida a base de exprimir a los que estaban por debajo reduciendo los salarios, recortando las prestaciones, aplastando a los sindicatos y desviando una parte cada vez mayor de los recursos nacionales a los trapicheos financieros.
Y, quiz¨¢ a¨²n m¨¢s importante, los ricos ejercen una influencia enormemente desproporcionada sobre la pol¨ªtica. Las prioridades de las ¨¦lites ¡ªla preocupaci¨®n obsesiva por los d¨¦ficits presupuestarios, con la consiguiente supuesta necesidad de cercenar los programas p¨²blicos¡ª han contribuido en gran medida a ahondar el valle de la desesperaci¨®n.
As¨ª que, ?qui¨¦n defiende a los que han quedado atr¨¢s en este mundo de cumbres gemelas? Se podr¨ªa haber esperado que los partidos convencionales de izquierdas adoptasen una actitud populista en nombre de las clases trabajadoras de sus pa¨ªses. Pero, en cambio, lo que hemos visto ¡ªpor parte de l¨ªderes que van desde Fran?ois Hollande en Francia a Ed Miliband en Gran Breta?a, y, s¨ª, al presidente Obama¡ª es un torpe balbuceo. (Obama, en realidad, ha hecho mucho por los estadounidenses trabajadores, pero es manifiestamente negado a la hora de vender sus logros).
Yo dir¨ªa que el problema con estos l¨ªderes convencionales es que no se atreven a desafiar las prioridades de las ¨¦lites, en particular su obsesi¨®n por los d¨¦ficits p¨²blicos, por miedo a que se les considere irresponsables. Y eso deja el campo libre a los l¨ªderes no convencionales ¡ªalgunos de ellos seriamente alarmantes¡ª que est¨¢n dispuestos a dar soluci¨®n a la indignaci¨®n y la desesperaci¨®n de los ciudadanos de a pie.
No es la primera vez que la mala gesti¨®n de una crisis econ¨®mica por parte de las ¨¦lites da pie a peligrosos populismos
Los izquierdistas griegos que podr¨ªan llegar al poder a finales de este mes son probablemente los menos peligrosos de todos, aunque sus exigencias de que se alivie la deuda y de que se ponga fin a la austeridad pueden provocar un tenso pulso con Bruselas. En otros lugares, sin embargo, observamos el ascenso de partidos nacionalistas y contrarios a los inmigrantes, como el Frente Nacional en Francia o el Partido de la Independencia de Reino Unido (UKIP, en sus siglas en ingl¨¦s) en Gran Breta?a. Y hay gente todav¨ªa peor esperando entre bastidores.
Todo esto hace pensar en algunas analog¨ªas hist¨®ricas desagradables. Recordemos que esta es la segunda vez que hemos experimentado una crisis financiera global seguida por una prolongada recesi¨®n en todo el mundo. Entonces, como ahora, cualquier respuesta eficaz a la crisis fue bloqueada por las ¨¦lites que exig¨ªan presupuestos equilibrados y divisas estables. Y el resultado final fue dejar el poder en manos de personas, por as¨ª decirlo, no muy agradables.
No estoy insinuando que estemos al borde de repetir al pie de la letra la d¨¦cada de 1930, pero s¨ª que afirmar¨ªa que los l¨ªderes pol¨ªticos y de opini¨®n tienen que afrontar el hecho de que nuestro actual sistema mundial no est¨¢ funcionando bien para todos. Es fant¨¢stico para la ¨¦lite y ha sido muy positivo para los pa¨ªses emergentes, pero el valle de la desesperaci¨®n es algo muy real. Y van a pasar cosas malas si no hacemos algo al respecto.?
Paul Krugman, galardonado en 2008 con el premio del Banco de Suecia en homenaje a Alfred Nobel, es profesor de Econom¨ªa de la Universidad de Princeton.
Traducci¨®n de News Clips.
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