Miguel Garc¨ªa S¨¢nchez, pionero del periodismo econ¨®mico
Su gran vocaci¨®n fue la informaci¨®n seria, rigurosa, directa
Este lunes nos dej¨®, sin que se notara, como era su car¨¢cter, Miguel Garc¨ªa S¨¢nchez, 75 a?os, salmantino de coraz¨®n. Era uno de los pioneros del periodismo econ¨®mico en Espa?a, junto a Jos¨¦ Antonio Mart¨ªnez Soler, Pepe Garc¨ªa Abad y Jaime Sanz. Una ¡°mafia period¨ªstica¡± en toda regla, tanto que viv¨ªan juntos (cada uno en su casa), construy¨¦ndose una urbanizaci¨®n a medida y criando a medias los hijos.
Miguel, hijo de padre militar agregado en la embajada de Jap¨®n, sali¨® contestatario y colabor¨® (siempre en segunda fila) con la izquierda cercana al PCE, con muchos amigos del mundo de la cultura, por su hermano (el director de cine Jos¨¦ Luis Garc¨ªa S¨¢nchez) y su cu?ada (Rosa Le¨®n). Pero su gran vocaci¨®n fue el periodismo serio, riguroso, directo. Y opt¨® por el periodismo econ¨®mico, en donde mejor pod¨ªa hacerse: los peri¨®dicos del ¡°desarrollismo¡±, del Opus Dei: Desarrollo y Nuevo Diario. All¨ª aprendi¨® el oficio, a escribir del ¡°milagro espa?ol¡± sin baboseos, con cr¨ªticas entre l¨ªneas a prueba de censores. Y en 1974, le llamaron Mart¨ªnez Soler y Garc¨ªa Abad para dar la cara de frente, en Dobl¨®n, un semanario econ¨®mico que el R¨¦gimen cerraba muchas semanas (una vez por esta portada: ¡°Hacia el mill¨®n de parados¡±¡ ?quien los pillara). All¨ª le conoc¨ª yo, con 22 a?os: fue mi primer redactor jefe y trat¨® de domarme, con cari?o y profesionalidad (Miguel, siento que no lo consiguieras mucho¡). Luego pas¨® a Cambio 16 y como lo suyo no era la informaci¨®n pol¨ªtica, se fue con Garc¨ªa Abad al semanario econ¨®mico El Nuevo Lunes. Miguel nunca supo decir que no a un amigo.
Y por eso, atra¨ªdo por el triunfo de la izquierda en Madrid, alg¨²n amigo le ofreci¨® trabajar con Joaqu¨ªn Leguina, como jefe de prensa. Intent¨® ¡°venderle¡±, ¡°suavizarle¡±, sin conseguirlo mucho por el personaje. Y de Leguina pas¨® a Juli¨¢n Garc¨ªa Valverde, a vender RENFE y el tren: nunca se han rodado m¨¢s pel¨ªculas en vagones y nunca los periodistas hemos viajado m¨¢s en tren (y no s¨®lo los periodistas: recuerdo un viaje a Lisboa con Ana Bel¨¦n, V¨ªctor Manuel y la far¨¢ndula, a los que convirti¨® en fans del tren). Y luego, a Sanidad, a pelear con la reforma de la mano de un economista (?cu¨¢nto echar¨¢n de menos a Valverde los m¨¦dicos de la Paz?).
Un d¨ªa, Miguel se cans¨®, como Espa?a, de los socialistas y se encerr¨® en casa, ofreciendo sus servicios a empresarios amigos y empresas de comunicaci¨®n. Y de repente, hace ya m¨¢s de cinco a?os, desconect¨®. Miguel dej¨® de hablar, de comunicarse: s¨®lo miraba. Y su mirada te llegaba a la tripa, como una gran pregunta: ¡°?Qu¨¦ est¨¢ pasando? Esto no me gusta nada¡¡± Yo le dec¨ªa que a m¨ª tampoco, como a muchos. Que este no era el periodismo que me hab¨ªa ense?ado, que los mejores compa?eros estaban marginados y los medios en manos de gerentes sin alma period¨ªstica. ?l no contestaba, no hablaba, s¨®lo miraba.
Y ah¨ª ha estado, m¨¢s de cuatro a?os, oyendo sin o¨ªr, mirando sin ver. Por un lado te envidio, Miguel: no has tenido que ver todo lo que est¨¢ pasando. Por otro, te he echado mucho de menos, yo y todos nuestros amigos periodistas (Concha, Jos¨¦ Antonio, Pepe, Carmen, Jaime, Cruz, Gonzalo¡), que hemos echado de menos tu empuje, tu optimismo, tu humanidad. Y tus hijos, Juan (un gran artista) y Ana, que ha heredado tus genes peleones y defiende sus ideas como concejal socialista del Ayuntamiento de Madrid. Y sobre todo tu compa?era de toda la vida, Adriana D'Atri, tan querida tambi¨¦n por todos nosotros. Echaremos de menos tu sonrisa socarrona y tu iron¨ªa, tu bondad. Hasta siempre, maestro, amigo.
Javier Gilsanz es Periodista
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