El suelo agrario pierde fuelle
La cotizaci¨®n de los terrenos de cultivo agudiza el declive ante el fin de la expansi¨®n urbana
Los precios de la tierra para uso agrario est¨¢n en declive. En 2013, el coste medio de la hect¨¢rea de suelo r¨²stico fue de 9.633 euros, seg¨²n los datos de la ¨²ltima encuesta anual elaborada por el Ministerio de Agricultura. Esta cifra representa un 0,7% menos que el a?o anterior y queda lejos de los m¨¢s de 11.000 euros de media registrados en 2007. La estad¨ªstica solo muestra una realidad a medias, ya que hay grandes diferencias de precios, por ejemplo, seg¨²n la zona y uso de la tierra. Mientras que una hect¨¢rea de suelo de labor cotiza a 6.615 euros, la misma extensi¨®n dedicada a la vid en La Rioja cotiza a m¨¢s de 60.000.
Al pico del precio del suelo agr¨ªcola se lleg¨® tras dos d¨¦cadas de fuerte demanda de fuera del sector agrario. Desde los a?os setenta del siglo pasado, el campo fue escenario de una gran ofensiva compradora por parte del capital urbano con la adquisici¨®n de fincas de labor, y, sobre todo, de montes para caza a precios muy bajos. El suelo agr¨ªcola lleg¨® a ser uno de los veh¨ªculos m¨¢s importantes para canalizar los beneficios empresariales y el dinero negro. Estas operaciones, por lo general, no se ve¨ªan como una forma de lograr plusval¨ªas.
Una hect¨¢rea de suelo de labor cotiza a 6.615 euros de media
Sin embargo, tras el fin de la burbuja inmobiliaria, las operaciones de compraventa se limitaron a los propios agricultores activos, y los precios han reaccionado con una tendencia a la baja permanente. En este mercado, seg¨²n fuentes del sector, son los propios operadores los que se mueven para aumentar el tama?o de las explotaciones. As¨ª, los padres compran suelo para que sus hijos puedan impulsar sus propias operaciones ¡ªlo que a la vez es un incentivo para que se mantengan en el negocio familiar¡ª, a la vez que logran mantener competitivas sus propiedades.
La posibilidad de subvenciones de la Pol¨ªtica Agraria Com¨²n (PAC) europea tambi¨¦n ha marcado la evoluci¨®n hist¨®rica de los precios de la tierra de cultivo, sobre todo desde la d¨¦cada de los noventa del siglo pasado. Todo proceso de cambio en la pol¨ªtica de ayudas, que a veces dura a?os, provoca inestabilidad en el sector rural. Durante este tiempo los precios se suelen mantener en el mismo nivel o con una tendencia a la baja, para recuperarse una vez que se aprueban las nuevas condiciones. La ¨²ltima reforma consolid¨® el modelo por el cual las ayudas europeas se pagan por superficie, por lo que la tendencia de los precios no se ha modificado.
Sin la presi¨®n de los compradores ajenos al sector rural, la demanda de los productos y las pol¨ªticas de ayudas a los cultivos han marcado la evoluci¨®n de los precios en los ¨²ltimos a?os. Mientras que el a?o pasado los olivares y los vi?edos ajustaron sus valores a la baja ante el recorte en subvenciones y el descenso de los precios, la estabilidad del precio del cereal hasta esta ¨²ltima campa?a se ha reflejado en las cotizaciones de la tierra de labor para estos fines. Hoy, en el mercado de la tierra para usos agrarios se puede hablar de estabilidad por el mantenimiento de las ayudas directas, as¨ª como por el comportamiento de la demanda interna. Desde Inmancha, uno de los m¨¢s veteranos operadores en el sector, Antonio Ojeda, entiende que no se ha producido una ca¨ªda significativa de precios para peque?as superficies de labor mientras puedan recibir subsidios.
La familia Villar Mir ha comprado la finca ¡®La Salceda¡¯ a Mario Conde
No sucede lo mismo cuando se trata de grandes fincas dedicadas al cereal y, sobre todo, cuando hablamos de terrenos donde dominan el monte, los pastos o las superficies con menos posibilidades de explotaci¨®n agr¨ªcola. El hundimiento del negocio de las monter¨ªas, por ejemplo, ha hecho que se desplome la rentabilidad que proporcionaba la caza. En esos casos, se?ala Antonio Ib¨¢?ez, de la Inmobiliaria Gilmar, los precios han ca¨ªdo un 50% por falta de demanda frente a un exceso de oferta de grandes fincas. A pesar de los precios a la baja, el negocio est¨¢ casi totalmente paralizado. S¨®lo se han realizado algunas operaciones espor¨¢dicas, como la compra por parte de la familia Villar Mir de la finca La Salceda, propiedad del expresidente de Banesto, Mario Conde.
Los operadores inmobiliarios desmienten categ¨®ricamente la llegada de capitales chinos, rusos o ¨¢rabes al sector agrario, si bien empresarios chinos han adquirido recientemente una finca de 500 hect¨¢reas en Toledo.
El precio del suelo agrario depende, sobre todo, de su calidad y su situaci¨®n; cuanto m¨¢s cerca de los n¨²cleos de poblaci¨®n m¨¢s costoso es. El envejecimiento y las caracter¨ªsticas de la cultura rural en cada comarca tambi¨¦n influyen. Seg¨²n las operaciones realizadas, se puede hablar de unos precios reales de entre 7.000 y hasta 8.000 euros para tierras de labor de secano con producciones medias de entre 3.000 y 3.500 kilos de cereal por hect¨¢rea; la cifra se duplica si se trata de regad¨ªos.
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