Draghi se acerca a su D¨ªa D
El BCE activa el jueves las compras masivas de deuda Adquirir¨¢ unos 35.000 millones al mes hasta bien entrado 2016
Un romano sabe perfectamente lo que supone cruzar el Rubic¨®n. Ning¨²n norteamericano ignora la trascendencia del D¨ªa D. Un alem¨¢n siempre tendr¨¢ claro que el peor banquero central de la historia trabaj¨® en Berl¨ªn en el primer tercio del olvidado siglo XX, y que los errores que cometi¨® no pueden repetirse. Mario Draghi naci¨® en Roma, se form¨® en EE UU y trabaj¨® para el mayor banco de inversi¨®n norteamericano, y ahora dirige desde Fr¨¢ncfort los destinos del BCE, heredero del Bundesbank. Con todo ese bagaje a cuestas, Draghi cruzar¨¢ el jueves ¡ªD¨ªa D para la pol¨ªtica europea¡ª su particular Rubic¨®n: se embarcar¨¢ en un programa de compra masiva de deuda p¨²blica, para disgusto del establishment econ¨®mico alem¨¢n. El objetivo es sacar a Europa de un extra?o delirio del que no sabe c¨®mo despertar y que combina riesgos de deflaci¨®n, una recuperaci¨®n de cart¨®n piedra, un paro en m¨¢ximos, un empacho de deuda que la banca no termina de digerir y, en fin, una enfermedad econ¨®mica que se metamorfosea peligrosamente en crisis pol¨ªtica y social.
Lleg¨® la hora del BCE, que lleva a?os posponiendo esa decisi¨®n por una mezcla de presi¨®n pol¨ªtica, fallos de dise?o del euro y timidez o conservadurismo o qui¨¦n sabe exactamente qu¨¦. Se acab¨® el tab¨²: Europa comprar¨¢ bonos a gran escala, como hicieron hace un lustro EE UU y Reino Unido. Es el fin de una era: el BCE se convierte en un banco central normal, menos marcado por los traumas alemanes. Y env¨ªa una se?al fort¨ªsima: Draghi no iba de farol cuando pronunci¨® aquel "har¨¦ todo lo necesario" que cambi¨® el curso de la crisis del euro.
Fr¨¢ncfort busca no compartir riesgos si hay quitas
La inflaci¨®n entr¨® en territorio negativo en diciembre y el BCE ha agotado sus armas convencionales. Draghi ha probado un sinf¨ªn de medidas extraordinarias sin ¨¦xito. Estamos ante un mundo nuevo: nada funciona igual con los tipos de inter¨¦s al 0%, y no quedan m¨¢s balas en la rec¨¢mara que el bot¨®n nuclear del quantitative easing (QE), algo que los banqueros centrales comparan con lanzar billetes desde un helic¨®ptero, o darle a la m¨¢quina de imprimir papel moneda. En realidad es algo m¨¢s mundano: se trata de expulsar a los inversores del mercado de bonos para que coloquen su dinero en otros lugares, en un peligroso viaje que persigue que al final los bancos presten, las empresas inviertan, la gente gaste y la m¨¢quina de la econom¨ªa vuelva a engrasarse. Si sale bien, el crecimiento volver¨¢ y la inflaci¨®n regresar¨¢ a niveles normales; si sale mal, el peligro son las burbujas y la vuelta de la inflaci¨®n, esa reliquia de los a?os ochenta.
Los detalles del programa en cuesti¨®n se guardan celosamente en Fr¨¢ncfort. Pero las fuentes consultadas, con las reservas propias de estas ocasiones, tienen claros los aspectos principales. El BCE comprar¨¢ activos por valor de unos 35.000 millones mensuales durante un plazo de 18 a 24 meses, hasta bien entrado 2016; probablemente el programa estar¨¢ vinculado a las barras libres de liquidez, que expiran en septiembre de ese a?o. El tama?o de las compras de deuda sobrepasar¨¢ el medio bill¨®n de euros, y combinadas con las de activos privados el objetivo es elevar el balance del BCE en un bill¨®n de euros. El banco central comprar¨¢ todo tipo de bonos dentro del grado de inversi¨®n, salvo en los pa¨ªses rescatados, que deber¨¢n garantizar la continuidad de los rescates. Se adquirir¨¢ deuda de todos los pa¨ªses en funci¨®n de su peso en el Eurosistema: Espa?a supone el 12%, Italia el 18% y Alemania el 30%. A partir de ah¨ª todo es m¨¢s difuso: Financial Times y Der Spiegel han publicado que las presiones alemanas obligan a limitar la mutualizaci¨®n de riesgos; seg¨²n esa versi¨®n, Draghi ha aceptado que sean los bancos centrales nacionales quienes compren la deuda de cada pa¨ªs, de manera que cada cual asuma sus p¨¦rdidas si las hay. Sin embargo, las fuentes consultadas cuentan otra historia: Draghi se habr¨ªa decantado por una f¨®rmula h¨ªbrida, en la que los bancos centrales nacionales compran la mayor¨ªa de los t¨ªtulos, pero el riesgo se comparte salvo en el caso de quitas de deuda. Y aseguraron que la cifra global, esos 500.000 millones, se deja abierta a posteriores revisiones.
El volumen total de la operaci¨®n superar¨¢ el medio bill¨®n de euros
Los expertos consultados tienen opiniones dispares. ¡°El BCE llega tarde y se quedar¨¢ corto¡±, vaticina Charles Wyplosz, del Graduate Institute. ¡°El QE es solo condici¨®n necesaria para que Europa deje de estrellarse contra las rocas de la crisis: va a ayudar y de hecho ya ha ayudado porque tanto el euro como los tipos de inter¨¦s ya descuentan sus efectos, pero deber¨ªa ir acompa?ado de un est¨ªmulo fiscal¡±, apunta Paul de Grauwe, de la London School. Huw Pill, de Goldman Sachs, a?ade que ¡°cualquier cifra por debajo del medio bill¨®n ser¨ªa un desastre en los mercados, que esperan con nerviosismo el anuncio¡±, pero dice que lo m¨¢s importante ¡°es el ritmo de las compras¡±. ¡°En Europa es imprescindible una se?al inequ¨ªvoca. Es improbable que, fuera de los mercados, el programa tenga un impacto sustancial. Pero puede suponer mejoras por la v¨ªa de la cotizaci¨®n del euro, y sobre todo de la confianza. Necesitamos al mejor Draghi¡±. Charles Goodhart, una autoridad en materia de banca central, carga contra los esc¨¦pticos: ¡°El primer QE funcion¨® en EE UU. Aqu¨ª no ser¨¢ tan efectivo porque la eurozona es m¨¢s bancoc¨¦ntrica, y en la banca a¨²n hay problemas. Draghi est¨¢ explorando sus l¨ªmites pese a las presiones: su labor es excelente¡±.
¡°Europa no est¨¢ en riesgo de deflaci¨®n: est¨¢ en deflaci¨®n¡±, se?ala el historiador Barry Eichengreen, que ve en la rueda de prensa del jueves una suerte de examen final: ¡°Draghi debe evitar cualquier mensaje negativo para la integraci¨®n monetaria; pero el peor mensaje ser¨ªa no hacer nada y dejar que la deflaci¨®n corroa la eurozona. Es posible que sea necesaria una segunda ronda de QE¡±. Francesco Papadia, exejecutivo del BCE, destaca que el Eurobanco ¡°se ha resignado a actuar¡±, pero conf¨ªa en que Draghi ¡°sorprenda con un anuncio impactante, a la vista de que la inflaci¨®n es inconsistente con su mandato¡±.
En Berl¨ªn se oyen cr¨ªticas feroces al plan de adquisici¨®n de bonos
La eurozona suele reaccionar a rega?adientes, cuando no queda ning¨²n otro remedio, a una escala inadecuada para el tama?o del problema. Y en medio de feroces cr¨ªticas de Berl¨ªn cuando alguien se desv¨ªa de la ortodoxia: la canciller¨ªa ha expresado su escepticismo, as¨ª como el Bundesbank; el QE ¡°reduce la capacidad de los mercados para imponer a los Estados las reformas necesarias¡±, seg¨²n Jens Weidmann. Hans-Werner Sinn, el economista m¨¢s influyente del pa¨ªs, ataca por esa l¨ªnea: ¡°El Sur hinch¨® burbujas y perdi¨® competitividad durante a?os; para darle la vuelta a eso debe haber deflaci¨®n all¨ª combinada con inflaci¨®n en el Norte, o salidas del euro y devaluaciones. El QE solo alivia el dolor y pospone el ajuste¡±. Sinn censura la pol¨ªtica del BCE: ¡°Es incompatible con los Tratados¡±. ¡°Al reducir artificialmente los intereses invita a los pa¨ªses a endeudarse m¨¢s para no acometer dolorosas reformas sociales. Pero no est¨¢ claro que Maastricht permita al BCE manipular el tipo de cambio y generar inflaci¨®n¡±, dice a este diario en un papirotazo final.
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