Por qu¨¦ Mario es heroico
El BCE mata a su padre, el Buba; demuestra el poder federal, y niega el ¡®d¨ªktat¡¯ total de Alemania
Hoy hace una semana el BCE adopt¨®, a impulso de su presidente, Mario Draghi, la heroica y m¨¢s trascendental decisi¨®n en su decenio y medio de existencia operativa: el plan de expansi¨®n cuantitativa (QE), casi sin l¨ªmites.
Ya hemos analizado hasta la saciedad sus grandes pros y sus escasos contras; su enojosa tardanza; su insuficiente mutualizaci¨®n del riesgo, el principal defecto de f¨¢brica, aunque, hoy, de menor cuant¨ªa. Falta a?adir la explicaci¨®n de por qu¨¦ el plan Draghi ¡ª?el plan de un tipo que vino de Goldman Sachs!¡ª supone una revoluci¨®n institucional copernicana. Ah¨ª va:
Es una revoluci¨®n porque dibuja y afirma un perfil del BCE muy distinto del originario. El BCE deb¨ªa ser la copia del Bundesbank alem¨¢n. Se dise?¨® y se redactaron sus Estatutos a su imagen y semejanza. Era el banco central independiente por antonomasia, sin contaminaci¨®n pol¨ªtica. Ello se trasladaba hasta al mandato y rotaci¨®n de sus consejeros. Su objetivo era la estricta pol¨ªtica monetaria, con el control de la inflaci¨®n como norte (aunque no ¨²nico) primordial¨ªsimo, ergo bajo un sesgo restrictivo y en ocasiones cuasi deflacionista. Deb¨ªa militar en favor de la ortodoxia fiscal, en cruzada eterna contra d¨¦ficits y deudas.
Y al cabo, la QE y sus medidas previas de acompa?amiento ?qu¨¦ son? Son pol¨ªtica monetaria, o sea, manejo de la cantidad de dinero en circulaci¨®n y de los tipos de inter¨¦s y su transmisi¨®n al comercio financiero minorista en todos los pa¨ªses y asimismo del tipo de cambio. S¨ª, pero tambi¨¦n, bienvenida blasfemia, una pol¨ªtica fiscal enmascarada: porque la QE incide al cabo en la financiaci¨®n (dentro del Tratado, art. 123.1: a trav¨¦s del mercado secundario) de la deuda p¨²blica. Para expulsar a la banca de esa deuda que su compra masiva abarata y obligarla as¨ª a que, por sobrevivir, conceda cr¨¦dito privado. S¨ª. Pero eso no deja de ser pol¨ªtica ¡°tambi¨¦n¡± fiscal... como la de otros bancos centrales solventes. ?Qu¨¦ supone hoy la soledad de la pol¨ªtica monetaria, si no est¨¢ sola siquiera respecto de s¨ª misma?
El plan Draghi es tambi¨¦n una revoluci¨®n porque demuestra, en esta fase de retorno a los nacionalismos econ¨®micos, finlandeses, griegos o pluscuamperfectos, en esta floraci¨®n del intergubernamentalismo m¨¢s rancio, que el federalismo funciona. M¨¢s a¨²n, que no es humo de so?adores disparatados, sino que es el modo de decidir m¨¢s eficaz.
Por dise?o fundacional ¡ªtambi¨¦n heredero del Bundesbank, una entidad federal¡ª, en el BCE todos los consejeros son iguales. Cada uno tiene un ¨²nico voto, no votan seg¨²n el peso econ¨®mico o poblacional de su pa¨ªs de origen en el capital del banco (como ocurre en el Parlamento, que vincula n¨²mero de esca?os y habitantes de cada Estado miembro).
En el momento fundacional, el de la Alemania m¨¢s europe¨ªsta y m¨¢s generosa, los alemanes cedieron lo mejor de s¨ª mismos. No solo su moneda y su banco central (sus ¨²nicos s¨ªmbolos nacionales que gozaban de predicamento, dadas ciertas historias de la Historia), sino su poder nominal concreto en la toma de decisiones de la pol¨ªtica monetaria que sustitu¨ªa a la del Bundesbank, y que imperar¨ªa tambi¨¦n sobre la Rep¨²blica Federal.
Cierto que la influencia del Buba en el BCE es enorme: por su prestigio hist¨®rico; por su peso a la hora de nombrar a los sucesivos economistas-jefes; lo es hasta por su ubicaci¨®n en Fr¨¢ncfort. Pero al cabo, lo fundamental es que Mario Draghi ha podido tomar decisiones contra la voluntad del Buba (que antes se opuso, hasta en los tribunales, a su decisi¨®n de 2012 de lanzar las OMT), no solo porque se trate de decisiones razonadas, razonables y muy maduradas tras un intenso despliegue de su estrategia, propia de la ara?a. Sino porque el BCE es una instituci¨®n federal.
La de Draghi es una revoluci¨®n porque desmiente que el poder de Alemania en la Uni¨®n Europea sea omn¨ªmodo y que la eurozona est¨¦ bajo su d¨ªktat absoluto. Es un pa¨ªs muy importante, pero no lo puede todo. Ya lo hab¨ªa demostrado el Parlamento de Estrasburgo al matizar las decisiones del Consejo Europeo, hegemonizado por Berl¨ªn, sobre la secuencia de la uni¨®n bancaria y el paquete presupuestario septenal. Ahora, m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa, el rev¨¦s versa sobre el n¨²cleo central de la pol¨ªtica econ¨®mica ordoliberal, la monetaria.
La Europa econ¨®mica est¨¢ virando, con el Fondo Juncker y el plan Draghi. Y con la relectura del Pacto de Estabilidad, que da aire a Italia y Francia; ojal¨¢ tambi¨¦n a Grecia, que debe evolucionar pragm¨¢ticamente. Bajo tolerancia de Alemania ¡ªaunque sin su aplauso¡ª mientras los proyectos se razonen hasta la saciedad y cuenten con gruesos apoyos.
Queda faena. Todav¨ªa faltan muchos retos que explorar hasta la plena uni¨®n econ¨®mica: la armonizaci¨®n de impuestos, la uni¨®n presupuestaria, la mutualizaci¨®n de la deuda mediante eurobonos, el Tesoro ¨²nico...
Mientras tanto, Mario, no te arrugues.
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