Un relato griego sobre moralidad
Si Europa dice ¡°no¡± a los votantes, est¨¢ afirmando que la democracia no sirve para nada
Cuando la crisis del euro comenz¨® hace media d¨¦cada, los economistas keynesianos predijeron que la austeridad que se impon¨ªa a Grecia y a los dem¨¢s pa¨ªses en crisis ser¨ªa un fracaso. Predijeron que la austeridad ahogar¨ªa el crecimiento y aumentar¨ªa el desempleo ¡ªy que incluso fracasar¨ªa en su prop¨®sito de reducir la relaci¨®n deuda-PIB¡ª. Otros economistas, en la Comisi¨®n Europea, el Banco Central Europeo, y en algunas universidades; hablaron de contracciones expansivas. Incluso el Fondo Monetario Internacional sostuvo que las contracciones, como por ejemplo los recortes en el gasto p¨²blico, eran solamente eso, pol¨ªticas contractivas.
Nosotros casi ya no necesit¨¢bamos de pruebas adicionales. La austeridad hab¨ªa fallado de manera repetitiva: desde cuando se la us¨® hace ya bastante tiempo atr¨¢s durante la administraci¨®n del presidente estadounidense Herbert Hoover ¡ªen dicha ocasi¨®n, la austeridad convirti¨® un desplome del mercado burs¨¢til en la Gran Depresi¨®n¡ª hasta cuando se la impuso en la forma de ¡°programas¡± del FMI implementados en Asia Oriental y en Am¨¦rica Latina durante las ¨²ltimas d¨¦cadas. Y, a pesar de todo, cuando Grecia se meti¨® en problemas, de nuevo se intent¨® usarla.
En su gran mayor¨ªa, Grecia sigui¨® las medidas dictadas por la troika (la Comisi¨®n Europea, el BCE y el FMI): convirti¨® un d¨¦ficit presupuestario primario en un super¨¢vit primario. Sin embargo y de manera previsible la contracci¨®n del gasto p¨²blico ha sido devastadora: 25% de desempleo, una ca¨ªda del 22% en el PIB desde el a?o 2009, y un aumento del 35% en la relaci¨®n deuda-PIB. Y ahora, con la abrumadora victoria en las elecciones de Syriza, el partido anti-austeridad, los votantes griegos han declarado que se hartaron de la situaci¨®n.
Entonces, ?qu¨¦ se debe hacer? En primer lugar, seamos claros: se podr¨ªa culpar a Grecia por sus problemas si fuese el ¨²nico pa¨ªs donde la medicina de la troika hubiese sido un completo y triste fracaso. Sin embargo, Espa?a ten¨ªa un super¨¢vit y un ratio bajo de deuda antes de la crisis y tambi¨¦n acab¨® en una depresi¨®n. No es tan necesaria una reforma estructural dentro de Grecia y Espa?a, en comparaci¨®n con lo necesaria que s¨ª es una reforma estructural en el dise?o de la eurozona y un replanteamiento de los fundamentos de los marcos de pol¨ªticas que han llevado al mal desempe?o de la uni¨®n monetaria.
Grecia tambi¨¦n nos ha recordado una vez m¨¢s la magnitud de la necesidad que tiene el mundo de contar con un marco de reestructuraci¨®n de la deuda. La deuda excesiva no caus¨® solamente la crisis del a?o 2008, sino que tambi¨¦n caus¨® la crisis del Este de Asia en la d¨¦cada de 1990 y la crisis de Am¨¦rica Latina en la d¨¦cada de 1980. En la actualidad, contin¨²a causando sufrimientos indecibles en EE UU, donde millones de propietarios de viviendas han perdido sus hogares y, en la actualidad, la deuda amenaza a millones m¨¢s de personas en Polonia y en otros lugares a consecuencia de que dichas personas pactaron pr¨¦stamos en francos suizos.
Si Grecia fuese el ¨²nico pa¨ªs donde ha fracasado la troika, se la podr¨ªa culpar. Pero no es as¨ª
Si se toma en cuenta la cantidad de angustia que provoca la deuda excesiva, uno podr¨ªa preguntarse por qu¨¦ las personas y los pa¨ªses se han puesto, repetidamente, en dicha situaci¨®n. Al fin de cuentas, esas deudas son contratos ¡ªes decir, son acuerdos voluntarios¡ª, as¨ª que los acreedores son tan responsables de dichas deudas como lo son los deudores. De hecho, podr¨ªa decirse que los acreedores son a¨²n m¨¢s responsables: por lo general, estos acreedores son instituciones financieras sofisticadas, mientras que los prestatarios con frecuencia est¨¢n en mucha menor sinton¨ªa con las vicisitudes del mercado y los riesgos asociados a los diferentes acuerdos contractuales. De hecho, sabemos que los bancos estadounidenses en realidad se aprovechaban de sus prestatarios, usufructuando su falta de sofisticaci¨®n financiera.
Cada pa¨ªs (avanzado) se ha dado cuenta de que para hacer funcionar el capitalismo se requiere otorgar a las personas un nuevo comienzo. Las prisiones de deudores del siglo XIX fueron un fracaso ¡ªpor inhumanas y porque realmente no ayudaban a garantizar el pago. Lo que s¨ª ayud¨® fue brindar mejores incentivos para que realicen buenos cr¨¦ditos. Esto se logr¨® al hacer que los acreedores fuesen m¨¢s responsables de las consecuencias de sus decisiones.
A nivel internacional, todav¨ªa no hemos creado un proceso ordenado para otorgar a los pa¨ªses un nuevo comienzo. Incluso desde antes de la crisis de 2008, las Naciones Unidas, con el apoyo de casi todos los pa¨ªses en desarrollo y emergentes, ha estado tratando de crear un marco de este tipo. Pero EE UU se ha opuesto rotundamente; tal vez quiere volver a instituir las prisiones de deudores para encarcelar a las autoridades de los pa¨ªses excesivamente endeudados (si es as¨ª, puede que se est¨¦n desocupando espacios en la base de Guant¨¢namo). La idea de restablecer las prisiones de deudores puede parecer descabellada, pero va en sinton¨ªa con las actuales ideas sobre riesgo moral y responsabilidad. Existe el temor de que si a Grecia se le permite reestructurar su deuda, dicho pa¨ªs simplemente se meter¨¢ nuevamente en problemas, al igual que ocurrir¨¢ con otros.
Dichos temores son un disparate. ?Alguien en su sano juicio cree que alg¨²n pa¨ªs estar¨ªa dispuesto a atravesar voluntariamente lo que Grecia ha tenido que atravesar, s¨®lo con el objetivo de conseguir ventajas de sus acreedores? Si existiese un riesgo moral, dicho riesgo estar¨ªa relacionado a los prestamistas ¡ªsobre todo a aquellos en el sector privado¡ª quienes han sido rescatados en repetidas ocasiones. Si Europa ha permitido que estas deudas se desplacen desde el sector privado al sector p¨²blico ¡ªun patr¨®n bien establecido durante el ¨²ltimo medio siglo¡ª es Europa, no Grecia, la que debe soportar las consecuencias. De hecho, la dif¨ªcil situaci¨®n actual de Grecia, incluy¨¦ndose el enorme aumento del ratio de deuda, se debe en gran parte a los programas mal guiados que la troika ha impuesto a este pa¨ªs.
Por lo tanto, lo que es ¡°inmoral¡± no es la reestructuraci¨®n de la deuda, sino la ausencia de dicha reestructuraci¨®n. No hay nada particularmente especial en lo que se refiere a los dilemas que Grecia enfrenta hoy en d¨ªa; muchos pa¨ªses han estado en la misma posici¨®n. Lo que hace que los problemas de Grecia sean m¨¢s dif¨ªcil de abordar es la estructura de la eurozona: la uni¨®n monetaria implica que los Estados miembros no pueden devaluar su moneda con el objetivo de salir de sus problemas; sin embargo, el m¨ªnimo de solidaridad europea que debe acompa?ar a esta p¨¦rdida de flexibilidad en cuanto a la aplicaci¨®n de pol¨ªticas simplemente no est¨¢ presente.
Hace 70 a?os, al final de la Segunda Mundial, los Aliados reconocieron que ellos deb¨ªan brindar un nuevo comienzo a Alemania. Entendieron que el ascenso de Hitler tuvo mucho que ver con el desempleo (no con la inflaci¨®n) que sobrevino a consecuencia de que a finales de la Primera Guerra Mundial se impuso m¨¢s deuda sobre los hombros de Alemania. Los Aliados no tomaron en cuenta la estupidez asociada a la acumulaci¨®n de dichas deudas, ni tampoco hablaron sobre los costos que Alemania hab¨ªa impuesto sobre los hombros de los dem¨¢s. En cambio, no s¨®lo perdonaron las deudas; en los hechos, los Aliados proporcionaron ayuda, y las tropas Aliadas estacionadas en Alemania proporcionaron un est¨ªmulo fiscal adicional.
Cuando las empresas entran en quiebra, un canje de deuda por acciones es una soluci¨®n justa y eficiente. El enfoque an¨¢logo para Grecia es convertir sus bonos actuales en bonos vinculados con el PIB. Si a Grecia le va bien, sus acreedores recibir¨¢n m¨¢s del dinero que invirtieron; si no le va bien, recibir¨¢n menos. Ambas partes tendr¨ªan un incentivo poderoso para aplicar pol¨ªticas que favorezcan el crecimiento.
Rara vez las elecciones democr¨¢ticas dan un mensaje tan claro como el que se dio en Grecia. Si Europa le dice no a la demanda de los votantes griegos en cuanto a un cambio de rumbo, est¨¢ diciendo que la democracia no es de importancia, al menos cuando se trata de asuntos econ¨®micos. ?Por qu¨¦ simplemente no se anula la democracia, tal como lo hizo Terranova de forma efectiva cuando entr¨® en suspensi¨®n de pagos antes de la Segunda Guerra Mundial?
Se tiene la esperanza de que prevalezcan quienes entienden de asuntos econ¨®micos relacionados con la deuda y la austeridad, y que tambi¨¦n lo hagan aquellos quienes creen en la democracia y los valores humanos. A¨²n est¨¢ por verse si ser¨¢n ellos quienes prevalecer¨¢n.
Joseph E. Stiglitz, premio Nobel de Econom¨ªa, es profesor universitario en la Universidad de Columbia. Su libro m¨¢s reciente, en coautor¨ªa con Bruce Greenwald, es Creating a Learning Society: A New Approach to Growth, Development, and Social Progress.
? Project Syndicate, 2015.
www.project-syndicate.org
Traducido del ingl¨¦s por Roc¨ªo L. Barrientos.
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