Reforma para navegantes
Hay alguna expectativa fundada de cambio de tendencia en Europa, pero es un movimiento insuficiente para mejorar el ¨¢nimo de los mercados.
Todav¨ªa no puede hablarse de recuperaci¨®n econ¨®mica mundial, a pesar de c¨®mo se est¨¢ reanimando la econom¨ªa estadounidense. Las dudas sobre el crecimiento en la zona euro, afectada por una par¨¢lisis pr¨®xima al estancamiento y una amenaza deflacionista que s¨®lo la media estad¨ªstica consigue enmascarar (algunos pa¨ªses, como Espa?a, est¨¢n metidos de lleno en un descenso persistente de los precios), las vacilaciones de Jap¨®n y la moderaci¨®n del crecimiento chino (el 7% parece un avance excepcional en Europa, pero en Pek¨ªn apenas consigue crear actividad para absorber el crecimiento de la poblaci¨®n activa) pesan todav¨ªa demasiado en la econom¨ªa mundial. Hay alguna expectativa fundada de cambio de tendencia en Europa, pero es un movimiento insuficiente para mejorar el ¨¢nimo de los mercados.
Esta es la raz¨®n de fondo por la cual un mercado tan decisivo para la econom¨ªa mundial como es el transporte mar¨ªtimo est¨¢ atravesando por una situaci¨®n de crisis (descenso acelerado de los ingresos, bajas expectativas de futuro, debilidad estructural frente a otros medios de transporte) muy similar a una fase recesiva despu¨¦s de una burbuja. Presenta una gran sensibilidad a las variaciones del comercio internacional y se est¨¢ resintiendo adem¨¢s de un descenso de los intercambios de crudo (recesi¨®n, elevadas temperaturas) y la ca¨ªda del consumo de carb¨®n, en la cual pesa de forma desmedida el proyecto chino de aligerar su atm¨®sfera de emisiones contaminantes. Como efecto indirecto, por a?adidura, aparece el descenso de pedidos en la construcci¨®n naval, un sector en permanente retirada estrat¨¦gica hasta concentrarse en varias plazas asi¨¢ticas beneficiadas por los costes de producci¨®n reducidos y algunas ayudas p¨²blicas bien encubiertas.
La esperanza radica en que las condiciones del mercado petrolero cambien r¨¢pidamente en los pr¨®ximos meses. Pero, como suele suceder en estos casos, la soluci¨®n no hay que buscarla en mejoras coyunturales, que sin duda sirven para lo que se entiende habitualmente como ¡°capear el temporal¡±, sino en proyectar cu¨¢l es el futuro previsible del mercado y adaptarse a ¨¦l con una estrategia que vaya un poco m¨¢s all¨¢ de los pr¨®ximos seis meses. Es significativo que una de las causas de las dificultades est¨¦ en la construcci¨®n de pesados medios de transporte (los megabarcos) que, una vez pasado el boom del comercio de mercanc¨ªas, resultan un peso muerto en la estructura de costes de las compa?¨ªas.
Cada grupo empresarial tiene que hacer sus propios c¨¢lculos de futuro, en funci¨®n tambi¨¦n de los cambios que se avecinan en el comercio internacional. Pi¨¦nsese en la posible firma del acuerdo de libre comercio entre Europa y Estados Unidos. En todo caso, parece l¨®gico suponer que de esta burbuja, recientemente estallada, cabe extraer algunas lecciones sobre la diversificaci¨®n del tama?o de los buques, sobre la oportunidad de dar una nueva vuelta de tuerca a la concentraci¨®n empresarial y la urgencia de racionalizar las rutas de transporte. Racionalizaci¨®n que, sin duda, exige invertir en infraestructuras (canales de Panam¨¢ y Suez, por ejemplo). La cuesti¨®n es si una renovaci¨®n tan compleja y costosa puede abordarse sin una autoridad global que coordine los esfuerzos de reconversi¨®n e inversi¨®n.
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