La fortaleza es debilidad
Nos han advertido una y otra vez que la Reserva Federal, en su intento de mejorar la econom¨ªa, est¨¢ ¡°degradando¡± el d¨®lar. Esta palabra arcaica dice mucho de por s¨ª sobre la procedencia de la gente que lanza esas advertencias. Es una alusi¨®n a la antigua pr¨¢ctica de sustituir las monedas de oro puro o plata por monedas ¡°degradadas¡± en las que el metal precioso se hab¨ªa adulterado a?adi¨¦ndole materiales m¨¢s baratos. Un mensaje a los obsesos del oro y a los disc¨ªpulos de Ayn Rand que controlan el Partido Republicano: no es as¨ª como funciona el dinero moderno. Aun as¨ª, quienes critican a la Reserva siguen insistiendo en que las pol¨ªticas de flexibilidad crediticia har¨¢n que el d¨®lar se hunda.
La realidad, sin embargo, sigue neg¨¢ndose a darles la raz¨®n. Lejos de precipitarse hacia la degradaci¨®n, el d¨®lar se ha puesto por las nubes (perd¨®n). Durante el ¨²ltimo a?o, ha subido un 20%, de media, respecto a otras monedas importantes; ha subido un 27 % respecto al euro. ?Viva la fortaleza del d¨®lar!
O no. En realidad, un d¨®lar fuerte es malo para Estados Unidos. De manera inmediata, debilitar¨¢ la esperad¨ªsima recuperaci¨®n econ¨®mica al hacer que aumente el d¨¦ficit comercial. En un sentido m¨¢s profundo, la subida del d¨®lar viene a decir que estamos menos aislados de lo que muchos cre¨ªan respecto a los problemas del exterior. En concreto, deber¨ªamos ver la combinaci¨®n de un d¨®lar fuerte y un euro d¨¦bil como el modo en que Europa exporta sus problemas al resto del mundo, incluido especialmente Estados Unidos.
Rebajando el valor de la moneda ¨²nica, Europa se las arregla para exportar su estancamiento
Les pongo en antecedentes: el crecimiento estadounidense ha mejorado en los ¨²ltimos tiempos, y la tasa de empleo ha crecido a un ritmo que no hab¨ªamos vuelto a ver desde la ¨¦poca de Clinton. Sin embargo, el estado de la econom¨ªa sigue dejando mucho que desear. En concreto, la falta de indicios que apunten a una subida de los salarios nos dice que el mercado laboral sigue d¨¦bil, a pesar de la bajada de la principal tasa de paro. Mientras tanto, la rentabilidad que Estados Unido ofrece a los inversores es rid¨ªculamente baja desde un punto de vista hist¨®rico, ya que incluso los bonos a largo plazo rinden poco m¨¢s que un 2% de inter¨¦s.
Sin embargo, los mercados de divisas siempre clasifican a los pa¨ªses siguiendo una curva. Estados Unidos no est¨¢ en plena expansi¨®n que digamos, pero parece estar muy bien comparado con Europa, donde el presente es malo y el futuro parece peor. Incluso antes de que estallara la nueva crisis griega, Europa empezaba a parecerse a Jap¨®n, pero sin su cohesi¨®n social: dentro de la eurozona, la poblaci¨®n en edad de trabajar se reduce, la inversi¨®n escasea y una gran parte de la regi¨®n est¨¢ al borde de la deflaci¨®n. Los mercados han respondido a esas malas perspectivas haciendo que bajen los tipos de inter¨¦s de una forma incre¨ªble. De hecho, muchos bonos europeos ofrecen ahora tipos de inter¨¦s negativos.
Esta llamativa situaci¨®n hace que incluso esos baj¨ªsimos rendimientos de los bonos estadounidenses resulten atractivos en comparaci¨®n. As¨ª que el capital acude a nuestro pa¨ªs, lo que hace que el euro baje y el d¨®lar suba.
?Qui¨¦n sale ganando con este movimiento del mercado? Europa: un euro m¨¢s d¨¦bil hace que la industria europea se vuelva m¨¢s competitiva frente a la de sus rivales, lo que supone un impulso para las exportaciones y tambi¨¦n para las empresas que compiten con sus importaciones, y la consecuencia es que la crisis del euro se ve mitigada. ?Qui¨¦n sale perdiendo? Nosotros, porque nuestra industria pierde competitividad, no solo en los mercados europeos, sino tambi¨¦n en aquellos pa¨ªses donde nuestras importaciones compiten con las de Europa. Durante los ¨²ltimos a?os, la industria de Estados Unidos se ha reavivado un poco, pero esta reactivaci¨®n se ver¨¢ truncada si el d¨®lar sigue as¨ª de alto mucho tiempo.
En la pr¨¢ctica, por tanto, Europa se las est¨¢ arreglando para exportar una parte de su estancamiento al resto del mundo. No hablamos de un complot nefasto, de la llamada guerra de divisas; se trata simplemente de que as¨ª es como funcionan las cosas en una econom¨ªa mundial en la que el capital se mueve mucho y el mercado determina los tipos de cambio.
Y las consecuencias podr¨ªan ser importantes. Si los mercados creen que la debilidad de Europa durar¨¢ mucho, es de esperar que el euro baje y el d¨®lar suba lo suficiente para eliminar una gran parte o toda la diferencia que hay entre los tipos de inter¨¦s, lo que mermar¨ªa mucho el crecimiento de Estados Unidos.
Una de las cosas que me preocupan es que no estoy nada seguro de que los responsables pol¨ªticos hayan tenido en cuenta todas las repercusiones que puede acarrear la subida del d¨®lar. La Reserva Federal, que sigue deseando subir los tipos de inter¨¦s aunque la inflaci¨®n est¨¦ baja y los sueldos estancados, me parece que se muestra demasiado optimista en cuanto al lastre econ¨®mico. Y las actas m¨¢s recientes de la Reserva indican que algunos miembros del comit¨¦ que controla la pol¨ªtica monetaria no tienen ni la menor idea y, seg¨²n parece, creen que la llegada de capital fortalecer¨¢ la econom¨ªa estadounidense, en vez de debilitarla.
Ah, y una cosa m¨¢s: muchas empresas de todo el mundo han adquirido grandes pr¨¦stamos en d¨®lares, lo que significa que la subida del d¨®lar podr¨ªa provocar una nueva serie de crisis de deuda. Justo lo que le hac¨ªa falta a la econom¨ªa mundial.
?Hay alguna moraleja pol¨ªtica en todo esto? Por una parte, es muy importante para todos nosotros que Mario Draghi, del Banco Central Europeo, y sus socios consigan alejar a Europa de la trampa deflacionaria; el euro es su moneda, pero resulta que es nuestro problema. Lo m¨¢s importante, sin embargo, es que esta es una raz¨®n m¨¢s para que la Reserva se enfrente a quienes la instan a fingir que la crisis ha terminado. ?No suban los tipos de inter¨¦s hasta que le vean las orejas a la inflaci¨®n!
Paul Krugman es profesor de Econom¨ªa de la Universidad de Princeton y premio Nobel de Econom¨ªa de 2008.
Traducci¨®n de News Clips.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.