El euro se mira en el espejo del d¨®lar
La pujanza de EE UU y las dudas de Europa cruzan caminos en la paridad de las divisas
Cuando Mario Draghi, en el convulso verano de 2012, dijo aquello de ¡°el Banco Central Europeo har¨¢ todo lo necesario para sostener el euro¡±, quer¨ªa decir todo lo necesario para debilitarlo. Han tenido que pasar m¨¢s de dos a?os y medio, pero se puede concluir ya que Draghi ¡ª¡°cr¨¦anme, ser¨¢ suficiente¡±, ret¨® entonces¡ª, ha ganado la apuesta.
El euro se ha depreciado m¨¢s de un 25% respecto al d¨®lar en los ¨²ltimos diez meses. Ahora, en el camale¨®nico vocabulario de los mercados financieros, el t¨¦rmino que corre en boca de todos es el de la ¡°paridad¡± en el tipo de cambio entre las dos principales divisas. Esta semana, el euro se qued¨® a cinco centavos (se cambi¨® a 1,05 d¨®lares) de igualarse con la moneda estadounidense, el valor m¨¢s bajo en 11 a?os. Y Goldman Sachs pronostic¨® el viernes que, antes de dos a?os, cotizar¨¢ a 0,8 d¨®lares, lo que marcar¨ªa un nuevo m¨ªnimo en la era euro.
Con todas las diferencias (y dificultades) que supone hacerlo en una uni¨®n monetaria de 19 pa¨ªses que no comparten la pol¨ªtica fiscal, Draghi sigue el camino trazado por la Reserva Federal de EE UU en el arranque de la crisis financiera: el BCE, con Alemania resisti¨¦ndose a cualquier medida poco ortodoxa, se ha demorado cinco a?os en situar los tipos de inter¨¦s cerca del 0% y uno m¨¢s en lanzarse a la compra masiva de deuda para combatir el riesgo de deflaci¨®n. La Fed hizo todo eso a finales de 2008, como tambi¨¦n abander¨® una intervenci¨®n decidida en las entidades financieras m¨¢s problem¨¢ticos, mientras el guardi¨¢n del euro acaba de asumir la supervisi¨®n de la banca.
Si al c¨®ctel se le a?ade la espiral de rescates (a bancos y Estados) y recortes en la que se instal¨® la zona euro entre 2010 y 2012, el contraste se extrema, como refleja el principal term¨®metro de la crisis, el desempleo: a mediados de 2009, tras lo peor de la Gran Recesi¨®n, la tasa de paro en EE UU y la zona euro hab¨ªa escalado al 10%; el mes pasado, en la econom¨ªa estadounidense hab¨ªa vuelto al 5,5%, pero segu¨ªa sin bajar del 11% de media en los Diecinueve.
La econom¨ªa europea empieza a beneficiarse (las exportaciones son m¨¢s competitivas, el turismo m¨¢s atractivo) de lo que fue un lustro de ventaja para Estados Unidos, cuando era su divisa la que perd¨ªa valor, gracias a los tipos de inter¨¦s m¨¢s bajos y, sobre todo, a la multimillonaria (y temprana) intervenci¨®n de la Reserva Federal para inundar el mercado de d¨®lares.
La lentitud en la respuesta del BCE facilit¨® lo que el analista financiero Juan Ignacio Crespo bautiza como ¡°depreciaci¨®n por turnos¡±. La Fed ya ha cerrado su programa de compra de deuda y el mercado anticipa una pronta subida de los tipos de inter¨¦s en EE UU. En la zona euro, sin embargo, el inter¨¦s al 0% y la inyecci¨®n de dinero est¨¢n asegurados por el BCE hasta septiembre de 2016.
Con la pol¨ªtica monetaria y la situaci¨®n econ¨®mica ¡ªEE UU creci¨® un 2,4% el a?o pasado, la zona euro un 0,9%¡ª tirando del d¨®lar y el euro en sentidos opuestos, basta con que las acciones y los t¨ªtulos de deuda ofrezcan ahora una modesta rentabilidad al otro del Atl¨¢ntico para que los ahorros globales retornen a Estados Unidos. Una tendencia que hace poca gracia al Nobel de Econom¨ªa Paul Krugman, que advierte en su ¨²ltimo art¨ªculo de opini¨®n contra la tentaci¨®n de subir tipos en EE UU y acelerar as¨ª este proceso, cuando el estancamiento de los salarios avisar¨ªa de que la crisis todav¨ªa no ha pasado. ¡°Un d¨®lar fuerte es malo para Estados Unidos, la recuperaci¨®n de la industria se acabar¨¢ pronto si el d¨®lar sigue en niveles tan altos¡±, afirma.
Antes de ser el ministro m¨¢s conocido del Gobierno griego que m¨¢s ha llamado la atenci¨®n mundial, Yanis Varoufakis, profesor de las Universidades de Texas y Atenas, asemej¨® en 2011 la crisis al colapso del Minotauro global, que fue como llam¨® al monstruo creado por la desregulaci¨®n financiera que habr¨ªa impulsado EE UU para atraer los capitales de todo el mundo y nutrir as¨ª un modelo basado en el consumo y la deuda. No est¨¢ claro si se ha avanzado hacia la supervisi¨®n mundial de los flujos financieros, hacia el nuevo orden que propugnaban Varoufakis y otros muchos. Mientras tanto, el dinero vuelve a Wall Street.
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