Hace falta m¨¢s madera
La cosa va r¨¢pida, para lo que se suele. El Consejo Europeo har¨¢ suyo en su cumbre de hoy el proyecto de reglamento del Plan Juncker de inversi¨®n (2015/0009, COD), que ser¨¢ discutido con la Comisi¨®n y el Parlamento, y votado por este en abril.
El plan naci¨® el 26 de noviembre, tres semanas despu¨¦s de estrenarse la nueva Comisi¨®n. Y los primeros proyectos a financiar por el Banco Europeo de Inversiones (BEI) ¡ªa su cuenta anticipada¡ª se presentar¨¢n ¡°ya en abril¡±, prometi¨® su presidente, Werner Hoyer. Como es una entidad tortuga, crucemos los dedos, pero si cumple, bravo: cuatro meses antes de lo previsto.
El proyecto, que debe recuperar buena parte del retraso inversor registrado en Europa desde 2007 (menos 15%) arrastra m¨¢s los pies en cuanto a la cantidad de recursos disponibles. Tres de los cuatro grandes (Alemania, Francia e Italia) se han comprometido a inyectarle 8.000 millones de euros cada uno; y Espa?a, 1.500.
En total, 29.500 millones. Pero no como capital fundacional junto al dispuesto en dinero y garant¨ªas por la Comisi¨®n y el BEI (21.000 millones), que era lo ideal para duplicar la financiaci¨®n prevista de 315.000 millones. Ser¨¢n recursos destinados a la fase final, a los proyectos. Menos da una piedra, pero m¨¢s un club de gobiernos ambiciosos. Hace falta m¨¢s madera.
Los 28 de la UE asumen hoy las reglas del Fondo Juncker de inversi¨®n, pero ponen poco dinero
A fe que hace falta, porque los proyectos candidatos son ya 2.000, seg¨²n el primer filtro realizado por Bruselas y el BEI, y podr¨ªan absorber algo m¨¢s de 1,3 billones de euros, esto es, cuatro veces lo planeado. De modo que no solo hay hambre de inversi¨®n ¡ªpara aumentar el crecimiento y reducir el paro. Hay tambi¨¦n proyectos, contra lo que sostienen quienes presentan a Europa como un enfermo ag¨®nico y terminal.
Del reglamento en cocci¨®n, lo m¨¢s interesante es quiz¨¢s su art¨ªculo 2, que obliga al BEI a establecer una ¡°clara distinci¨®n¡± entre esta inversi¨®n nueva y la otra. Dificulta as¨ª que alguien nos d¨¦, como se suele, gato agotado por liebre corredora, ese truco de vaciar cajones en una gran chistera y sacar, jamalaj¨ª, el animal por las orejas.
Las enmiendas del Parlamento oscilan. Alguna es boba, como la de querer ¡°involucrarse¡± en ¡°la estructura de gobernanza¡± del Fondo, ins¨®lito en un legislativo, que por definici¨®n no es ejecutivo (Exposici¨®n de motivos). Otras son inquietantes, como la de que todos los proyectos de inversi¨®n sean ¡°de riesgo mayor¡± que los actuales para garantizar la ¡°adicionalidad respecto a las operaciones existentes¡± (la 39).
Y otra (la 48) ya ha hecho saltar chispas entre Bruselas y Estrasburgo, al no comprometer cantidades fijas del presupuesto, sino autorizaciones anuales sujetas a votaci¨®n. Tiene raz¨®n la Comisi¨®n al alegar que eso ofrece poca seguridad a los grandes inversores exteriores que se quiere atraer; pero tambi¨¦n la C¨¢mara cuando en realidad postula que el dinero no salga de partidas supernecesarias (I+D, infraestructuras de transporte), sino de los cr¨¦ditos no ejecutados, aunque ni los cuantifica ni ofrece otras garant¨ªas de estabilidad. Seguro que esta discrepancia enriquecer¨¢ el proyecto.
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