La herencia del ciclo populista
Habr¨¢ que normalizar la econom¨ªa argentina, pero con paciencia y evitando ¡®shocks¡¯
A menos de un a?o del ingreso de un nuevo Gobierno en Argentina, sabemos que la herencia econ¨®mica del actual ser¨¢ pesada. Es esperable que este a?o se contin¨²e profundizando la "pol¨ªtica macroecon¨®mica del aguante" hasta el cambio de Administraci¨®n, acumulando distorsiones, que se van haciendo insostenibles, para no atacar los problemas de fondo que se arrastran.
Por eso, lamentablemente, el debate hoy se juega en apostar cu¨¢nta recesi¨®n y desempleo deber¨¢ soportar el pa¨ªs para mantener niveles de reservas internacionales que permitan aguantar un tipo de cambio crecientemente atrasado. La reacci¨®n de las autoridades argentinas de "acelerar" la depreciaci¨®n del peso del 1% al 1,5% mensual, frente a la fuerte devaluaci¨®n del real brasile?o respecto al d¨®lar de estos d¨ªas ¡ªque acumula m¨¢s de un 20% en lo que va de a?o¡ª, muestra que seguir¨¢n utilizando el ancla cambiaria como ¨²nica pol¨ªtica antiinflacionaria al coste que sea. Hasta parece que ni lo que pase con el real ni la tendencia estructural a la p¨¦rdida de valor del resto de las monedas de los pa¨ªses emergentes modificar¨¢n la decisi¨®n del Banco Central Argentino.
Y, es probable que si el Gobierno pretende una "despedida a todo consumo", adem¨¢s del espectacular atraso cambiario, no dejar¨¢ un nivel demasiado elevado de reservas netas, porque acudir¨¢ a m¨¢s endeudamiento externo y al uso de aquellas para evitar que se caiga m¨¢s el nivel de actividad y que se ampl¨ªe la brecha cambiaria.
La trayectoria divergente de inflaci¨®n cada vez m¨¢s alta y tasas de crecimiento cada vez menores, que este a?o entraron en terreno negativo, es una historia que arranca en 2008 y se transforma en senderos que se bifurcan. Esto es lo que explica que los argentinos estemos cada a?o peor.
La trayectoria divergente de inflaci¨®n y tasas de crecimiento cada vez menores explica que los argentinos estemos cada a?o peor
Por cierto, no es lo que ocurri¨® en el resto de Am¨¦rica Latina, salvo Venezuela. La tasa de crecimiento de ninguna econom¨ªa de la regi¨®n se desplom¨® como la de nuestro pa¨ªs en estos a?os, ni su inflaci¨®n se dispar¨® a niveles como los nuestros. Esa es la evidencia de que no se nos vino el mundo encima; por el contrario, fueron a?os de bonanza para el sur del continente.
La de nuestro pa¨ªs es una crisis autoinfligida por malas decisiones de pol¨ªtica econ¨®mica, medidas populistas que cambiaron el funcionamiento de la econom¨ªa y destruyeron el c¨ªrculo virtuoso del 2003-2007. Los dos principales errores fueron la intervenci¨®n del INDEC ¡ªel instituto de estad¨ªsticas oficial¡ª en 2007, para ocultar el nivel de inflaci¨®n sin aplicar las pol¨ªticas que la ataquen, y el cepo cambiario a fines de 2011, para reprimir la demanda de d¨®lares frente al atraso en el tipo de cambio que se hab¨ªa acumulado, en vez de ajustar la paridad.
Las consecuencias sobre la econom¨ªa no se hicieron esperar. El patr¨®n de crecimiento pas¨® de las exportaciones y la inversi¨®n con un mercado interno fortalecido (2003-2007) a una econom¨ªa liderada por el consumo, principalmente por el gasto p¨²blico (2008-2011). Entre 2012 y 2014 las exportaciones y la inversi¨®n registraron tasas de crecimiento negativo y el ¨²nico motor encendido apenas fue el consumo (en 2014 solo el consumo p¨²blico se mantuvo positivo).
El gasto p¨²blico se viene expandiendo, a?o a a?o, por encima de los ingresos fiscales, con subsidios indiscriminados que ya superan cinco puntos del PIB y que, en el 2014, generaron un d¨¦ficit fiscal total del 7% del PIB. Dicho d¨¦ficit, al ser financiado b¨¢sicamente por emisi¨®n monetaria, impacta, inevitablemente, sobre los precios y la cotizaci¨®n del d¨®lar paralelo o la ca¨ªda de reservas (como se vio el 2014). Y esto no resulta sostenible.
Durante el 2014, el nivel de actividad, en particular en las econom¨ªas regionales, y el empleo, que hace a?os ya no se genera en el sector privado y pierde calidad, bajaron, siendo esperable que esa tendencia se mantenga este a?o. Tambi¨¦n los ingresos de los asalariados y jubilados fueron hacia abajo, lo que se suma a la situaci¨®n de desinversi¨®n en los sectores comerciales y al deterioro de las infraestructuras de transporte, comunicaciones y energ¨ªa de los ¨²ltimos a?os.
Parece que nos acercamos al fin de ciclo de una econom¨ªa populista, que combina niveles de alta inflaci¨®n, ins¨®litos en la regi¨®n (a excepci¨®n de Venezuela) y en el mundo, con precios relativos distorsionados que esconden inflaci¨®n reprimida, en particular en el esquema de tarifas, el nivel del tipo de cambio y las tasas de inter¨¦s negativas.
El planteo populista y la propuesta liberal son aparentemente de signo contrario pero id¨¦nticos en sus impactos sobre la econom¨ªa real y el bienestar de la gente
As¨ª, el planteo populista, de la mano del atraso cambiario (la paridad real del peso con el d¨®lar se acerca peligrosamente a la de diciembre de 2001), se encuentra con la propuesta liberal, aparentemente de signo contrario pero id¨¦ntica en sus impactos sobre la econom¨ªa real y, por ende, el bienestar de la gente. La p¨¦rdida de competitividad, que no reconoce ideolog¨ªas, determina que, a la hora de evaluar las din¨¢micas del empleo, el salario, las exportaciones y las inversiones, la "econom¨ªa nacional y popular" del Gobierno, en su tramo final, no se distinga de la tablita de Mart¨ªnez de Hoz de fines de los setenta ni de la convertibilidad de Domingo Cavallo de los noventa.
Los argentinos sabemos que, con buenas pol¨ªticas e instituciones, se podr¨¢ desenvolver las potencialidades de nuestro pa¨ªs, que est¨¢n latentes y son inmensas. Un futuro que se alcanzar¨¢ tras normalizar la econom¨ªa, tarea que deber¨¢ ser emprendida con paciencia, midiendo los impactos y evitando los shocks que tanto da?o hacen a la sociedad.
Federico Ignacio Poli es economista?y exjefe de Gabinete del exministro de Econom¨ªa argentino, Roberto Lavagna.
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