La gran tormenta de la leche
El sector afronta el fin de las cuotas que limitaban la producci¨®n en un clima de bajada de precios y la guerra con los industriales por pactar tarifas y zonas de reparto
V¨ªctor Bello baja de un salto los dos escalones de su tractor Fendt de 205 caballos, se sacude la tierra de las manos y se enciende un pitillo. El cami¨®n cisterna acaba de marcharse con los 7.000 litros de leche que recoge cada dos d¨ªas en su explotaci¨®n de 150 vacas en Morl¨¢n, una parroquia de 185 habitantes (A Coru?a). En 18 a?os no la hab¨ªa vendido tan barata, ya casi no cubre costes. Son las nueve de la ma?ana, pero le quedan unas 16 horas de trabajo. La jornada es cada vez m¨¢s larga en los establos espa?oles. Hoy sobreviven ya solo unas 20.000 explotaciones de las 100.000 de hace 20 a?os. Y la incertidumbre crece. A partir del 1 de abril se terminan las cuotas l¨¢cteas que limitaban la producci¨®n de los ganaderos en toda la Uni¨®n Europea. En Espa?a, el sector, profundamente enfrentado, litigando en los tribunales y preocupado por los precios de la leche en los supermercados, no sabe todav¨ªa a qu¨¦ se enfrenta. En el campo ya puede o¨ªrse el ruido de sables de otras ¨¦pocas.
El precio de la leche empez¨® a desplomarse hace un a?o en los establos de Espa?a y ha llegado a 28 c¨¦ntimos el litro en algunas regiones, igualando el m¨¢s bajo de la ¨²ltima d¨¦cada. Supuestamente la ca¨ªda se debe a un exceso de producto en el mercado internacional, que marca un ¨ªndice de las? tarifas respecto al valor de la leche en polvo y la mantequilla. Aunque los sindicatos creen que la raz¨®n principal es un ajuste artificial de precios pactado por las empresas. Muchos ganaderos han intentado cambiar el comprador al que vend¨ªan su producto buscando una alternativa. Pero no ha habido manera, asegura V¨ªctor toc¨¢ndose la visera de la gorra. Dicen que siempre han tenido que aceptar la oferta que las empresas les ponen sobre la mesa. FENIL, la patronal de las industrias l¨¢cteas, ha declinado opinar sobre este o cualquier otro asunto.
V¨ªctor, Leonel, Anxo Dono, el joven David Botana, el asturiano Jos¨¦ Manuel Pel¨¢ez, o los catalanes Josep Pericas, Jordi Grau y Joaquim Cass¨¤ son algunos de los personajes de un viaje por tres grandes comunidades lecheras de Espa?a (Galicia, Asturias, Catalu?a). Todos ellos forman parte de un mundo menguante que todav¨ªa hace sus cuentas mentales en pesetas y que en los ¨²ltimos 10 a?os ha disminuido al ritmo de cuatro explotaciones menos al d¨ªa.
A pesar de que muchos llevan a?os vendiendo su leche a la misma envasadora, las condiciones y precios var¨ªan constantemente seg¨²n lo que dictan las compa?¨ªas. Ellos se quejan de que no tienen nada que decir en un mercado cuyo funcionamiento a veces resulta insondable y que adem¨¢s no se rige con las leyes de la competencia. ¡°Las industrias llegan aqu¨ª con un contrato nuevo cada tres meses y el precio que les parece. Dicen: ¡®O firmas o no te recogemos la leche¡¯. Y no tienes m¨¢s alternativa que firmar, porque el resto no te van a aceptar. No compiten unas con otras. Yo llam¨¦ a cuatro o cinco empresas distintas para ofrecerme, pero nada. Ni una me contest¨®. Aqu¨ª uno no deja a su compa?¨ªa. Son ellos los que te cambian¡±.
En 20 a?os se ha pasado de 100.000 explotaciones a solo 20.000
Este mes le han puesto nombre a lo que hab¨ªa sido un secreto a voces. La Comisi¨®n Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) descubri¨® tras a?os de investigaci¨®n ¡ªiniciada por una denuncia de Uni¨®ns Agrarias-Uni¨®n de Peque?os Agricultores (UPA)¡ª y decenas de correos intervenidos, que un grupo de nueve grandes empresas l¨¢cteas hab¨ªa estado pactando precios durante a?os y reparti¨¦ndose las zonas de recogida de leche. La multa es de 88,2 millones de euros, pero los ganaderos creen que terminar¨¢n pag¨¢ndola ellos con nuevas bajadas de precios.
Los productores, en ¨²ltima instancia, coinciden con los empresarios (siempre en privado) en culpar a los grandes distribuidores por utilizar la leche como producto reclamo y reventar los precios de venta con sus marcas blancas (el 60% de toda la leche que se vende en Espa?a). La patronal de los supermercados, por su parte, se defiende y se desvincula del problema. ¡°Tratamos de ofrecer los mejores precios, pero siempre cumpliendo las normas que en nuestro caso proh¨ªben la venta a p¨¦rdida¡±, se?ala el director general de Asedas, Ignacio Garc¨ªa Magarzo.
Pero los mejores precios, en ocasiones, se alcanzan a costa de las p¨¦rdidas del ¨²ltimo eslab¨®n de la cadena. Rom¨¢n Santalla, secretario de Ganader¨ªa de UPA se queja de este sistema. ¡°La distribuci¨®n ha utilizado la leche como producto reclamo. Entre industria y distribuci¨®n se han apa?ado para que la cuenta la pague el ganadero. Nunca pierden ellos¡±.
Muchos ganaderos est¨¢n trabajando hoy en situacion de p¨¦rdidas
El sector l¨¢cteo en Espa?a ¡ªcon un marcado acento franc¨¦s y dominado por la empresa Lactalis desde que se hizo en 2010 con Puleva y alrededor del 12% de cuota de mercado¡ª ha sido siempre un polvor¨ªn. Pero estos d¨ªas la lucha se encamina hacia una tormenta perfecta. Al conflicto con la CNMC hay que a?adir las consecuencias del fin de las cuotas l¨¢cteas que rigen desde la entrada de Espa?a en la UE y que fijaban el l¨ªmite de producci¨®n anual en 6,5 millones de toneladas de leche (Espa?a consume m¨¢s: 9 millones). Pa¨ªses como Holanda, Reino Unido o Alemania se preparan para aumentar enormemente su producci¨®n. Sin embargo, la previsi¨®n en Espa?a es que cierren m¨¢s explotaciones (sobre todo las peque?as para concentrar la recogida en menos espacio) y que los precios sean todav¨ªa m¨¢s vol¨¢tiles. De hecho, los primeros nuevos contratos rozan ya incluso los 27 c¨¦ntimos y se firmar¨¢n por un a?o -como en teor¨ªa indica la nueva legislaci¨®n-, algo que seg¨²n los sindicatos supondr¨¢ la ruina de los ganaderos.
Muchos establos producen ahora en situaci¨®n de p¨¦rdidas. Anxo Dono, por ejemplo, es un ganadero de 38 a?os que tiene una explotaci¨®n en Mes¨ªa (A Coru?a) de 150 vacas Holstein (90 en orde?o). Cada animal produce 36 litros al d¨ªa. Pascual se la paga a 29,5 c¨¦ntimos. Pero las vacas en cr¨ªa intensiva no paran de comer: 46 kilogramos de forraje y pienso. Anxo mira hacia arriba, suma todos sus gastos y da la cifra: ¡°Cada litro de leche me cuesta 35 c¨¦ntimos¡±. As¨ª que pierde cinco y medio por cada uno que sale de las ubres de sus vacas frisonas, una raza que forj¨® su leyenda en 1862 cuando una sola de ellas fue capaz de alimentar a toda la tripulaci¨®n de un barco que cruzaba el Atl¨¢ntico de Holanda a Boston. ¡°Todas estas no pueden hoy ni darnos de comer a las tres personas que trabajamos aqu¨ª. Estoy produciendo por debajo de coste. Soy un esclavo¡±, protesta en relaci¨®n a la empresa que le compra la leche. A diferencia de otros ganaderos consultados, no tiene miedo de represalias. ¡°?Me van a dar unos latigazos tambi¨¦n?¡±.
Espa?a produce 6,5 millones de toneladas de leche cada a?o, pero consume nueve
Las cifras en Espa?a no cuadran. De los 9 millones de toneladas que consume este pa¨ªs anualmente, solo fabrica 6,5 millones. El resto se importa de otros lugares, mayoritariamente en forma de productos elaborados como quesos, yogures o leche en polvo. Mientras otras zonas de la Uni¨®n Europea (que en total produce 170 millones de toneladas al a?o) como Francia, Italia o Alemania han apostado por modernizar sus industrias l¨¢cteas y prepararse para la liberalizaci¨®n del sector con inversiones millonarias, Espa?a sigue limit¨¢ndose pr¨¢cticamente a envasar la leche que produce y a importar el resto de productos de valor a?adido de fuera. Justamente, los que generan mayor margen de beneficio.
Pero los ganaderos se lamentan tambi¨¦n de no haber sido capaces de organizarse mejor internamente y convertirse en sus propios envasadores, como sucede en otros lugares como Holanda o Irlanda donde las cooperativas pueden llegar a representar el 80% del mercado (aqu¨ª solo es el 20%). Su extrema dependencia de la industria se remonta a unas cuatro d¨¦cadas atr¨¢s, cuando por motivos sanitarios y de volumen se empez¨® a poner fin a la venta directa. Ah¨ª comenz¨® esta dif¨ªcil relaci¨®n, que a veces ha terminado favoreciendo a las empresas extranjeras.
Espa?a ha sido estos a?os un buen mercado para pa¨ªses exportadores de productos l¨¢cteos. Y no est¨¢ claro que vaya a dejar de serlo con la liberalizaci¨®n del sector. ¡°Los italianos lo hacen al rev¨¦s: transforman toda la leche que producen en quesos o yogures e importan toda la leche que consumen de forma l¨ªquida¡±, se?alan fuentes de la gran distribuci¨®n criticando el sistema espa?ol. ¡°No se les ocurre beberse su propia leche en un brick porque les parece tirar el dinero¡±.
Los m¨¢s perjudicados
De 8 a 12 del mediod¨ªa, los camiones cisterna de media docena de empresas lecheras toman las carreteras de Galicia. Centenares de transportistas como Rafael Parda, que lleva 20 a?os en el negocio, visitan las explotaciones, extraen la leche de los tanques y sacan una muestra de cada una para analizar su calidad. Como ¨¦l dice, ni se ven con los ganaderos. Esta comunidad aut¨®noma es la principal productora de Espa?a, con el 40% de las 6,5 millones de toneladas anuales y 9.000 explotaciones (en 1989 hab¨ªa 70.000). Por eso la industria siempre empieza ajustando precios ah¨ª y generando una desigualdad que suele rondar dos c¨¦ntimos menos por litro que en el resto de Espa?a. El sector genera todav¨ªa en esta regi¨®n unos 100.000 empleos (entre directos e indirectos). Pero el modelo cambia. Los peque?os lo tienen dif¨ªcil para sobrevivir. Otros mayores, muy limitados tambi¨¦n por la extrema parcelaci¨®n de tierras gallegas que impide su crecimiento, tampoco ven claro su futuro.
Los ganaderos gastaron millones en comprar cuota a otros productores: a partir del 1 de abril ya no vale nada
Un claro ejemplo es ?ngel L¨®pez Garc¨ªa (Punt¨ªn, A Coru?a), con una ganader¨ªa de 400 vacas y 230 en producci¨®n. ?l vende su producto a Leche Rio y cobra 28 c¨¦ntimos el litro, el precio m¨¢s bajo ahora mismo. Tambi¨¦n ha intentado cambiar de empresa, como otros, pero nadie le recibe. ¡°Lo primero que te preguntan es de d¨®nde vienes. No se roban ganaderos entre ellos, as¨ª que todos tenemos que pasar por el aro¡±. Hoy asegura que pierde unos 12.000 euros al mes. Y nadie le ha dicho qu¨¦ suceder¨¢ el 1 de abril. ¡°Que espere, esa es al respuesta¡±. Sus hijos no quieren dedicarse a esto. ¡°As¨ª que si tengo que cerrar, que as¨ª sea¡±, dice.
Jes¨²s Lence, el due?o de la empresa que le compra la leche ¡ªa Leche R¨ªo no le afect¨® la multa de la CNMC, aunque fue porque su relaci¨®n con el caso hab¨ªa prescrito¡ª, coincide con ese dram¨¢tico diagn¨®stico. A partir del 1 de abril, muchos ganaderos deber¨¢n cerrar, dice. ¡°Pero la liberalizaci¨®n ser¨¢ buena para el sector, que se seguir¨¢ profesionalizando¡±, opina. ¡°Quiz¨¢ tengamos en el futuro 2.000 ganader¨ªas menos, pero seguramente habr¨¢ m¨¢s leche¡±. Para Lence, durante muchos a?os el gran se?or de la leche en Galicia, el problema de Espa?a no es de falta de materia prima, sino de consumo (cada espa?ol toma 74 litros al a?o, frente los m¨¢s de 190 de Irlanda), y cree que la nueva era ser¨¢ una oportunidad para abrir mercados fuera de nuestras fronteras.
El c¨¢rtel multado
La ma?ana del 12 de julio de 2012 varios equipos de investigaci¨®n compuestos por secretarios judiciales y miembros de la CNMC pararon la producci¨®n de varias empresas l¨¢cteas.
En algunas encontraron correos que probaban la existencia de una suerte de c¨¢rtel en el que se pactaban precios y zonas de recogida.
La multa impuesta por la CNMC es de 88,2 millones de euros. En el listado de sancionados figuran (por orden de cuant¨ªa): Danone, 23,2 millones; Corporaci¨®n Alimentaria Pe?asanta, 21,8 millones; Grupo Lactalis Iberia, 11,6 millones; Nestl¨¦ Espa?a,10,6 millones; Puleva, 10,2 millones, y Calidad Pascual (antes Grupo Leche Pascual), con 8,5 millones; Senoble Ib¨¦rica (proveedora de Mercadona), 929.644 euros; Central Lechera Asturiana, 698.477 euros, y Gremio de Industrias L¨¢cteas de Catalu?a, 200.000.
La multa, que la mayor¨ªa de afectados recurrir¨¢ ante la Audiencia Nacional, ha abierto la herida entre los ganaderos y la industria. Los nuevos contratos se negocian en un ambiente sumamente enrarecido.
Hasta la fecha, los ganaderos que quer¨ªan producir m¨¢s de lo que les permit¨ªa su cuota ten¨ªan que comprarle al vecino la parte que no utilizaban. Muchos gastaron millones en lo que pensaron que pod¨ªa ser un patrimonio que hoy ya no vale nada. El propio Victor Bello invirti¨® 43 millones de pesetas para aumentar su cuota mientras sus amigos se compraron casas en las afueras de Santiago, dice con sorna. Para ¨¦l, el problema econ¨®mico al que se enfrentan si los precios siguen bajando es tan grave que puede afectar a la salud de las vacas. ¡°Nos exponemos a que entre algo en los establos. Al final la gente recortar¨¢ en vacunas y en prevenci¨®n, porque de la comida no se puede¡±, advierte mientras recuerda cat¨¢strofes sanitarias pasadas.
La leche es una mezcla de agua, hidratos de carbono varios, lactosa, prote¨ªna y grasa. El porcentaje de los dos ¨²ltimos elementos afecta directamente a su precio mediante distintos tipos de primas. En el caso de la prote¨ªna, por su valor nutricional, se cobra todo lo que supere 3,2%. En el caso de la grasa, lo que est¨¦ por encima de 3,8% ya que permite extraer la nata para elaborar otros productos de valor a?adido. Ah¨ª entra ya toda la evoluci¨®n gen¨¦tica de la raza que haya logrado el ganadero, pero tambi¨¦n su picaresca. El pasado diciembre, por ejemplo, el Seprona desarticul¨® en Lugo una trama de 100 personas por presunta utilizaci¨®n fraudulenta de una hormona animal denominada somatotropina bovina (BST) que posibilit¨® que miles de vacas de Galicia y otras comunidades espa?olas produjesen m¨¢s leche de la normal. Varios ganaderos consultados por EL PA?S creen que si los precios siguen bajando empezar¨¢n a aflorar malas pr¨¢cticas que pongan en riesgo la salud de los consumidores.
El problema es el mismo en el resto de Espa?a, aunque en comunidades como Asturias, Castilla y Le¨®n o Catalu?a la leche suela pagarse unos c¨¦ntimos mejor. Josep Pericas, ganadero afincado en el Vall¨¨s catal¨¢n que vende su leche a Danone, tampoco ve claro el futuro. ¡°Ahora las cuotas las marcar¨¢n las empresas. No s¨¦ si nos aceptar¨¢n la misma leche que produc¨ªamos hasta ahora¡±, se?ala. La previsi¨®n de expertos como el profesor de Econom¨ªa Agraria Francisco Sineiro es que algunas ganader¨ªas peque?as desaparezcan y que los precios los fije el nivel de ¨¦xito que tengan pa¨ªses como Holanda, Gran Breta?a o Alemania con las exportaciones. ¡°Depender¨¢ de que los pa¨ªses emergentes sigan creciendo, que no sean capaces de autoabastecerse y que las empresas l¨¢cteas europeas compitan con Nueva Zelanda y EE UU. Si no pasa eso, esa leche presionar¨¢ sobre el mercado europeo¡±, sostiene. Y entonces puede que se desate otra tormenta.
Tres d¨¦cadas de limitaciones
La aplicaci¨®n de las cuotas en el marco comunitario se produjo en 1984 como una medida de Bruselas en un escenario de grandes excedentes de leche y de mantequilla, especialmente en los pa¨ªses del norte de la Uni¨®n Europea, que supon¨ªan unos elevados gastos para las arcas comunitarias.
En el caso de Espa?a, las cuotas l¨¢cteas anduvieron desde un primer momento rodeadas de pol¨¦mica. Los grandes pa¨ªses productores impusieron a Espa?a a trav¨¦s de Bruselas una cuota de producci¨®n de solo 3.750.000 de toneladas para venta a las industrias y otras 450.000 toneladas para venta directa hasta un total de 4,5 millones de toneladas frente a una demanda total de leche y productos l¨¢cteos de casi nueve millones. Espa?a iba a ser as¨ª, y se mantiene todav¨ªa, como el vertedero de los excedentes de los dem¨¢s pa¨ªses productores.
Este desajuste en la distribuci¨®n de las cuotas permanece hoy con una cuota para Espa?a de 6,5 millones de toneladas, mientras la cuota alemana es de 30,3 millones, de 26 la francesa, de 15 la de Reino Unido, de 12 la holandesa, de 11 la italiana o de 10 la polaca.
Este volumen de producci¨®n, seg¨²n las justificaciones comunitarias, se fij¨® en funci¨®n de las declaraciones oficiales de producci¨®n de los ganaderos del a?o 1983, inferiores a las producciones reales. La asignaci¨®n comunitaria desat¨® la ira del entonces ministro de Agricultura, Carlos Romero, que hab¨ªa sido tambi¨¦n el responsable de las negociaciones. El ministro se neg¨® a la aplicaci¨®n de las cuotas y con ¨¦l se alinearon otros responsables de la oposici¨®n como Manuel Fraga, en Galicia.
Con la llegada de Pedro Solbes al Ministerio de Agricultura se opt¨® por buscar una salida negociada con la Comisi¨®n Europea, comenzar la aplicaci¨®n de las cuotas en la campa?a de 1993/94 y que el Tesoro, no los ganaderos, asumiera una multa estimada en un cuarto de bill¨®n de pesetas de las de entonces.
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