12.000 marineros contra Noruega
Trabajadores espa?oles enrolados en la flota mercante del pa¨ªs n¨®rdico hasta 1994 reclaman el cobro de sus pensiones de jubilaci¨®n
En 1971 Alberto Paz abandon¨® la casa familiar para embarcarse en un barco mercante de 14.000 toneladas con bandera noruega. El buque hab¨ªa hecho escala en el puerto de Bilbao y cubr¨ªa las rutas de los Grandes Lagos de Estados Unidos. En esa traves¨ªa inici¨® este gallego, que entonces ten¨ªa 17 a?os y apenas chapurreaba cuatro palabras de ingl¨¦s, su dura trayectoria como marinero. "Ten¨ªa ganas de ver mundo", recuerda, como a?os atr¨¢s hab¨ªan hecho su padre y su hermano. Durante quince a?os trabaj¨® como marino en barcos con pabell¨®n del pa¨ªs escandinavo. Desempe?¨® todo tipo de tareas como parte de la tripulaci¨®n en buques gasistas, petroleros e incluso de cruceros donde estuvo empleado.
Muchos marineros espa?oles siguieron sus pasos. "En aquella ¨¦poca la flota noruega era de las mejores del mundo", recuerda Paz, que admite que entonces los sueldos y las condiciones laborales eran mejores que las que se daban en Espa?a. Pero el trabajo en aquellas largas jornadas sobre las peligrosas cubiertas de estos cicl¨®peos barcos no le sirvi¨® para cobrar la pensi¨®n ahora que est¨¢ jubilado. Por eso en 1986 se embarc¨® en una traves¨ªa a¨²n m¨¢s larga y calamitosa contra las autoridades noruegas para que le reconozcan los servicios prestados y le paguen lo que cree que le corresponde.
Varias iniciativas parlamentarias han reactivado las negociaciones del Gobierno con Noruega
Su situaci¨®n es la misma que sufren unos 12.000 marineros espa?oles, casi todos de origen gallego, que trabajaron en barcos de la marina mercante noruega entre 1948 y 1994, cuando el pa¨ªs escandinavo suscribi¨® el tratado del Espacio Econ¨®mico Europeo y asumi¨® la normativa comunitaria relativa a la Seguridad Social.
Hasta entonces, Noruega exig¨ªa la residencia a los trabajadores extranjeros para pagarles la pensi¨®n pese a que estos marineros abonaban el impuesto sobre la renta en el pa¨ªs n¨®rdico. "Pag¨¢bamos entre un 25% y un 40% de nuestro sueldo en el impuesto sobre la renta noruego y eso no nos generaba ning¨²n tipo de derecho social. Ten¨ªamos prohibido por ley hacer aportaciones a la Seguridad Social", relata Paz.
Esos marineros libran desde hace a?os una batalla sorda contra Noruega para conseguir la pensi¨®n que consideran que les corresponde. Varias iniciativas parlamentarias presentadas por BNG, Izquierda Plural y PSOE en los ¨²ltimos meses persiguen dar voz a estos trabajadores espa?oles que se sienten discriminados por Noruega.
Hace 15 d¨ªas, el Gobierno explic¨®, en una respuesta parlamentaria al PSOE e Izquierda Plural, las gestiones que ha realizado desde 2012 con las autoridades noruegas para tratar de solucionar el problema. "Las autoridades noruegas reconoc¨ªan razones ¨¦ticas y de justicia a favor de los marineros espa?oles, pero el Ministerio de Hacienda de Noruega expres¨® no encontrar ning¨²n apoyo jur¨ªdico para ofrecer una soluci¨®n a los marineros espa?oles".
El pa¨ªs escandinavo admite razones ¨¦ticas y de justicia a favor de los marineros, pero dice que no hay fundamentos jur¨ªdicos
Xos¨¦ Manuel Carril es profesor de Derecho del Trabajo en la Universidad da Coru?a. Tras pasar varios meses en Oslo investigando sobre el asunto y estudiando la legislaci¨®n noruega en materia de Seguridad Social acaba de publicar un libro sobre la situaci¨®n de estos marineros: Una cuesti¨®n de Derechos Humanos: La protecci¨®n de seguridad social de nuestros trabajadores del mar emigrantes en Noruega. En esta obra concluye que el pa¨ªs n¨®rdico vulnera el Convenio Europeo sobre Derechos Humanos en el caso de los marineros espa?oles.
Desde su despacho en la universidad argumenta que Noruega no exig¨ªa la residencia a los trabajadores nacionales para incluirlos en su r¨¦gimen de la Seguridad Social. Con independencia de que esos marinos noruegos tuvieran su residencia en Noruega o en Espa?a eran incluidos en el sistema de previsi¨®n social, pero a los trabajadores extranjeros si les exig¨ªa la residencia. "Y eso", explica, "es una discriminaci¨®n por raz¨®n de nacionalidad". Carril abunda: "No se explica porque a sus ciudadanos nacionales no se les exige la residencia y a otros s¨ª a pesar de todos ten¨ªan las mismas condiciones laborales, recib¨ªan el mismo trato en los barcos y pagaban los mismos impuestos". Este profesor universitario cree que una demanda de Espa?a ante Noruega podr¨ªa resolver el problema. El Ministerio de Asuntos Exteriores reconoce en la misma respuesta parlamentaria que est¨¢ estudiando "todos los elementos jur¨ªdicos del caso para lograr una respuesta satisfactoria para los trabajadores".
Alberto Paz, que ahora est¨¢ jubilado, recuerda desde su casa de Porto do Son (A Coru?a) como a?os despu¨¦s de iniciarse como marino coincidi¨® en un buque gasero que iba a M¨¦xico con un jefe de m¨¢quinas espa?ol. "Era un madrile?o que llevaba mucho tiempo en el mar y conoc¨ªa bien c¨®mo funcionaban las cosas. Me dijo: 'Ojo, nunca vais a tener ning¨²n derecho social", recuerda este marinero que participa junto con otros compa?eros la asociaci¨®n Long Hope (www.longhope.es) para defender sus intereses ante el pa¨ªs escandinavo. Admite que entonces no le dio mucha importancia. "Era joven. Pensamos que Noruega reconocer¨ªa tarde o temprano nuestros derechos. Pero, no", se queja. "Nunca tuvo sentido nuestra aportaci¨®n al IRPF de Noruega. Pagamos sus carreteras, su sanidad, sus servicios p¨²blicos pero no obtuvimos nada a cambio. Pagamos por tener un trabajo", razona.
Paz comenz¨® su lucha en 1986. "Entonces envi¨¦ la primera reclamaci¨®n al ministerio de Finanzas de Noruega". A?os m¨¢s tarde se sum¨® a Long Hope, una plataforma reivindicativa que preside otro ex marino, Juan Manuel Lores. A trav¨¦s de esta asociaci¨®n han enviado cartas al expresidente de la Comisi¨®n Europea, Jos¨¦ Manuel Dur?o Barroso; han presentado quejas ante la comisi¨®n de peticiones del Parlamento Europeo; han pedido entrevistarse con los ministros noruegos de Empleo y Seguridad Social y han movilizado a politicos de casi todas las formaciones en Espa?a.
Su lucha no cesa. Esta asociaci¨®n, integrada por ex marinos y familiares de aquellos que cruzaron el mundo en barcos con bandera noruega, se manifiesta dos veces al mes para dar visibilidad a su reclamaci¨®n. Desde 2012, la reivindicaci¨®n ha cobrado fuerza gracias a las iniciativas pol¨ªticas. En julio de ese a?o, la diputada socialista Carmela Silva registr¨® una pregunta parlamentaria con la intenci¨®n de que se activasen las negociaciones con Noruega para "resolver la grave situaci¨®n que atraviesan los marineros". Un a?o m¨¢s tarde, el Congreso aprob¨® una Proposici¨®n No de Ley (PNL) a instancias del BNG y del PSOE para "intensificar las gestiones que se est¨¢n realizando ante el Gobierno de Noruega".
Algunos empa?an la reclamaci¨®n de los marineros argumentando que varios no cambiaron su residencia a Noruega para evitar pagar las 300 coronas que les costaba la aportaci¨®n a la Seguridad Social. Paz refuta: "Si gan¨¢bamos entre 2.000 y 3.000 d¨®lares, no ten¨ªamos inconveniente en pagar esa cantidad. Es que no pod¨ªamos hacerlo", justifica Paz.
La insistencia de los marineros ha conseguido que el Parlamento gallego aprobara el pasado 14 de marzo una resoluci¨®n por unanimidad para pedirle al Gobierno de Espa?a que demande al Ejecutivo Noruega ante el Tribunal de Derechos Humanos.
El embajador de Noruega en Espa?a, Johan Vibe, explica que "tras estudiar la reclamaci¨®n de los marineros espa?oles en repetidas ocasiones y someterla al escrutinio de las autoridades de la Uni¨®n Europea, se ha concluido, reiteradamente, que no hay base legal para pagarles una pensi¨®n, ni para devolverles los impuestos que pagaron". Vibe reitera: "Somos sensibles a la problem¨¢tica de estos marineros", e insiste en que no cree que haya ninguna discriminaci¨®n. "Los marinos enrolados en barcos noruegos pagaban impuestos bien a Noruega o a su pa¨ªs de origen, pero el pago de impuestos no implicaba estar dado de alta en la Seguridad Social, ni adquirir el derecho a percibir una pensi¨®n", argumenta.
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