La estrella solitaria tropieza
Resulta que el milagro econ¨®mico de Texas no era tal
?Se acuerdan del milagro econ¨®mico de Texas? En 2012, era uno de los tres argumentos principales del por entonces gobernador Rick Perry acerca de por qu¨¦ deb¨ªa ser presidente, junto con el apoyo por parte de la derecha religiosa y algo m¨¢s que no recuerdo (lo siento, no he podido resistirme). En t¨¦rminos m¨¢s generales, hace mucho tiempo que los conservadores presentan a Texas como supuesta demostraci¨®n de que los impuestos bajos para los ricos y la severidad con los pobres son las claves de la prosperidad.
As¨ª que resulta interesante se?alar que, ¨²ltimamente, Texas parece mucho menos milagrosa que antes. Para ser justos, hablamos de un peque?o tropez¨®n, no de un desastre. Aun as¨ª, los acontecimientos ocurridos en Texas y en otros estados ¡ªsobre todo Kansas y California¡ª nos ofrecen una demostraci¨®n objetiva m¨¢s de que la obsesi¨®n por la reducci¨®n de impuestos que domina al Partido Republicano actual es un completo error.
Estos son los hechos: durante muchos a?os, el crecimiento econ¨®mico de Texas ha dejado atr¨¢s sistem¨¢ticamente al del resto de Estados Unidos. Pero esa larga carrera ha terminado en 2015, ya que el crecimiento del empleo en Texas ha ca¨ªdo muy por debajo de la media nacional y la bajada de los principales indicadores apunta a que la ralentizaci¨®n continuar¨¢. En la mayor¨ªa de los estados, esta ralentizaci¨®n no tendr¨ªa mayor importancia; un rendimiento por debajo de la media es solo una circunstancia de la vida. Pero en Texas todo es m¨¢s grande, incluidas las expectativas exageradas, as¨ª que la ralentizaci¨®n ha causado una especie de conmoci¨®n.
Ahora bien, no hay ning¨²n misterio en lo que est¨¢ pasando: todo se reduce a los hidrocarburos. A los tejanos les gusta se?alar que la econom¨ªa de su estado est¨¢ mucho m¨¢s diversificada que en la ¨¦poca de J. R. Ewing, y tienen raz¨®n. Pero Texas a¨²n posee una parte desproporcionada del sector petrolero y gas¨ªstico de Estados Unidos y se ha beneficiado mucho m¨¢s que la mayor¨ªa de los estados del auge de la fractura hidr¨¢ulica. Seg¨²n mis c¨¢lculos, alrededor de la mitad de los puestos de trabajo relacionados con la energ¨ªa que se han creado desde que empez¨® dicho auge a mediados de la d¨¦cada pasada corresponde a Texas, y esta bonanza inesperada del sector de las extracciones representaba aproximadamente un tercio de la diferencia de crecimiento entre Texas y el resto del pa¨ªs.
?Y qu¨¦ hay de los otros dos tercios? Al igual que los dem¨¢s estados sure?os, Texas sigue benefici¨¢ndose del continuo desplazamiento hacia el sur de la poblaci¨®n de Estados Unidos que se inici¨® con el uso generalizado del aire acondicionado; la temperatura media en enero sigue siendo una buena forma de predecir el crecimiento regional. Texas tambi¨¦n atrae a sus nuevos habitantes con sus permisivas pol¨ªticas de uso del suelo, que han mantenido bajo el precio de la vivienda.
Ahora, uno de los tres grandes motores del crecimiento de Texas ha puesto la marcha atr¨¢s, ya que la bajada mundial del precio del petr¨®leo ha frenado en seco el auge de la fractura hidr¨¢ulica. Qu¨¦ se le va a hacer, esas cosas le pueden pasar a cualquier estado de vez en cuando.
Pero se supon¨ªa que Texas no era como otros estados. Se supon¨ªa que era el brillante arquetipo de la rentabilidad econ¨®mica de la econom¨ªa Robin Hood a la inversa. As¨ª que sus recientes decepciones han ca¨ªdo como una losa sobre la causa de la derecha (especialmente tras el desastre de Kansas).
Para quienes no est¨¦n al tanto de la historia de Kansas, en 2012, Sam Brownback, el gobernador de extrema derecha del estado, sac¨® adelante unas reducciones fiscales que, seg¨²n prometi¨®, traer¨ªan consigo un r¨¢pido crecimiento econ¨®mico con pocas p¨¦rdidas de ingresos, o ninguna. Pero la expansi¨®n prometida nunca se materializ¨®, mientras que los grandes d¨¦ficits presupuestarios s¨ª lo hicieron.
Y, mientras tanto, ah¨ª est¨¢ California, durante mucho tiempo objeto de las burlas de la derecha por ser una econom¨ªa condenada por sus pol¨ªticas liberales. Pero parece que no es as¨ª: el presupuesto vuelve a registrar un super¨¢vit, en parte porque el surgimiento de una supermayor¨ªa dem¨®crata ha posibilitado al fin que se aprueben subidas de impuestos, y el estado avanza con paso firme por la senda de la recuperaci¨®n.
Uno esperar¨ªa que los republicanos reconocieran que no ten¨ªan raz¨®n. No tendremos esa suerte
Los estados, seg¨²n la famosa cita de Louis Brandeis, son los laboratorios de la democracia. De hecho, el propio Brownback describ¨ªa su plan como un ¡°experimento¡± que pondr¨ªa de manifiesto la veracidad de su doctrina econ¨®mica. Sin embargo, lo que en realidad ha hecho es demostrar lo contrario (y otros laboratorios transmiten un mensaje muy parecido, desde el traspi¨¦ de Texas hasta la recuperaci¨®n de California).
?Prestar¨¢ atenci¨®n alguien en la derecha? Probablemente no. A diferencia de los experimentadores reales, Brownback no estaba dispuesto a aceptar un no por respuesta, pasase lo que pasase, y lo mismo puede decirse de casi todos los que est¨¢n a ese lado de la barrera pol¨ªtica. O, por decirlo de otra forma, la creencia de que las reducciones fiscales son un elixir universal que cura todos los males econ¨®micos es la idea zombi por antonomasia, una que hace mucho que deber¨ªa haber muerto dada la realidad econ¨®mica, pero que sigue arrastrando los pies por ah¨ª. Durante el ¨²ltimo cuarto de siglo, no ha pasado nada que avale la man¨ªa por las reducciones fiscales, pero el control de la doctrina sobre el Partido Republicano es m¨¢s f¨¦rreo que nunca. Ser¨ªa absurdo esperar que los ¨²ltimos acontecimientos supongan una gran diferencia.
Aun as¨ª, el espect¨¢culo de la econom¨ªa de Texas bajando del cielo, y el de Kansas caminando por el borde del precipicio deber¨ªan, como m¨ªnimo, servir para que la grandilocuencia de la derecha sonase hueca, en las elecciones generales o incluso en las primarias. Y, a lo mejor, alg¨²n d¨ªa, hasta los conservadores vuelvan a estar dispuestos a afrontar la realidad.
Paul Krugman es profesor de Econom¨ªa en la Universidad de Princeton y Premio Nobel de Econom¨ªa de 2008.
? The New York Times Company, 2015.
Traducci¨®n de News Clips.
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