Una modesta proposici¨®n
Que los planes de choque contra la pobreza no cuenten en el d¨¦ficit p¨²blico
Es dif¨ªcil, pero es una proposici¨®n modesta: del mismo modo que Bruselas ha autorizado a los Gobiernos a presentar su d¨¦ficit p¨²blico sin computar las ayudas a la banca, habr¨ªa que intentar que se sacase del d¨¦ficit de comunidades aut¨®nomas y Ayuntamientos ¡ªlas Administraciones m¨¢s pr¨®ximas al ciudadano y las que han de arreglar sus problemas m¨¢s urgentes¡ª el coste de los planes de choque contra la pobreza y la exclusi¨®n. Objetivando sus contenidos. Lo primero es voluntad pol¨ªtica. Qu¨¦ buen reto para Guindos si es presidente del Eurogrupo.
Espa?a tiene unas alarmantes cotas de pobreza. Solo es superada en este aspecto por Reino Unido y naciones del Este europeo: el 10% de la poblaci¨®n m¨¢s pobre (a quien ir¨ªan destinados los planes de choque) ha perdido en estos a?os un 13% de su renta disponible. Porcentajes que solo se dan en depresiones o conflictos b¨¦licos.
Esos planes (que contemplar¨ªan, por ejemplo, la primera medida adoptada por Manuela Carmena en Madrid de incrementar en un 50% el presupuesto para que los ni?os malnutridos puedan comer y cenar durante el verano, cuando cierran los comedores escolares) no son el chocolate del loro para el c¨®mputo del d¨¦ficit. Y si lo fuesen, ?por qu¨¦ no se han aplicado en tantos sitios hasta ahora? He tenido la oportunidad de conversar con un nuevo alcalde de una de las ciudades m¨¢s grandes del pa¨ªs, lleno de fuerza, y preocupado por la urgencia de estos planes de choque y su financiaci¨®n (para lo que habr¨¢ de cambiar partidas presupuestarias, desatendiendo otras necesidades).
Apenas han pasado dos semanas de las elecciones y ya se ha plasmado la cl¨¢sica contradicci¨®n entre promesas electorales y l¨ªmites de gasto. Lo expres¨® el guardi¨¢n de las cuentas p¨²blicas, Crist¨®bal Montoro, en tono agrio: los nuevos gobernantes tienen una legislaci¨®n vigente (la ley de estabilidad presupuestaria) a la que deben atenerse. Son reglas de gasto y un techo de deuda. El responsable ¨²ltimo es el Gobierno central, que es a quien Bruselas exige responsabilidades.
La propuesta de dividir el d¨¦ficit p¨²blico en dos segmentos ya se ha estudiado en otras ocasiones (antes se intent¨® con el ¨ªndice de precios al consumo para revalorizar las pensiones sin indiciarlas). Es m¨¢s humilde que la propuesta de Jonathan Swift que planteaba que los padres deb¨ªan vender a sus hijos a los terratenientes ricos para que se los comieran. O que la de Varoufakis, Holland y Galbraith para controlar los costes humanos de la austeridad y la desintegraci¨®n de la eurozona.
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