Grecia es una lecci¨®n para los republicanos
La receta del desastre heleno se basa en una mezcla de austeridad y una moneda fuerte
Grecia es un pa¨ªs lejano cuya econom¨ªa tiene, aproximadamente, el mismo tama?o que la del ¨¢rea metropolitana de Miami, as¨ª que las continuas calamidades de este pa¨ªs afectan muy poco a Estados Unidos. Grecia le interesa, sobre todo, por razones geopol¨ªticas: al envenenar las relaciones entre las democracias de Europa, la crisis griega podr¨ªa privar a Estados Unidos de aliados esenciales.
No obstante, Grecia ha tenido un protagonismo excesivo en el debate pol¨ªtico estadounidense, como s¨ªmbolo de las cosas terribles que supuestamente suceder¨¢n ¡ª cualquier d¨ªa de estos¡ª si no dejamos de ayudar a los menos afortunados y de imprimir moneda para combatir el paro. Y, efectivamente, Grecia nos permite a todos aprender lecciones importantes. Pero no son las lecciones que imaginan, y la gente m¨¢s proclive a desatar un desastre econ¨®mico como el griego en Estados Unidos es la misma gente a la que le encanta hablar de Grecia como si fuera el coco.
Para entender las verdaderas lecciones que nos ense?a Grecia, debemos ser conscientes de dos factores cruciales.
El primero es que la multitud que grita ¡°?Somos Grecia!¡± tiene un historial verdaderamente llamativo en lo relativo a previsiones econ¨®micas: se ha equivocado en todo, a?o tras a?o, pero se niega a aprender de sus errores. Quienes ahora afirman que Grecia es una perfecta demostraci¨®n de los peligros de la deuda p¨²blica, y que EE UU va por el mismo camino, son los mismos que predijeron que los tipos de inter¨¦s se disparar¨ªan y la inflaci¨®n se descontrolar¨ªa en 2010; luego, cuando no sucedi¨®, predijeron que los tipos de inter¨¦s se disparar¨ªan y la inflaci¨®n se descontrolar¨ªa en 2011; luego, bueno, ya se lo pueden imaginar.
El segundo factor es que la historia que han o¨ªdo sobre Grecia ¡ªque se endeud¨® demasiado y la deuda excesiva condujo a la crisis actual¡ª es muy incompleta. En efecto, Grecia se endeud¨® demasiado (con la inestimable ayuda de distintas entidades crediticias irresponsables). Pero su deuda, aun siendo alta, no lo era tanto desde un punto de vista hist¨®rico. Lo que convirti¨® los problemas de deuda griegos en una cat¨¢strofe fue la incapacidad de Grecia, por culpa del euro, para hacer lo que los pa¨ªses muy endeudados suelen hacer: imponer medidas de austeridad fiscal, s¨ª, pero compensarlas con pr¨¦stamos baratos.
Piensen en la situaci¨®n de Grecia a finales de 2009, cuando sali¨® a la luz su crisis de deuda. En aquel momento, la deuda p¨²blica griega rondaba el 130% del producto interior bruto, lo que sin duda es una cifra muy alta. Pero no es, ni mucho menos, un hecho sin precedentes. Se da la circunstancia de que la tasa de endeudamiento de Grecia en 2009 era aproximadamente la misma que la de Estados Unidos en 1946, justo despu¨¦s de la guerra. Y la tasa de endeudamiento de Gran Breta?a en 1946 era el doble de alta.
Hoy, sin embargo, la deuda griega supera el 170% del PIB y sigue aumentando. ?Se debe esto a que Grecia ha seguido endeud¨¢ndose? Lo cierto es que no; la deuda griega solo ha crecido un 6% desde 2009, aunque esto se debe tambi¨¦n a que al pa¨ªs se le exoner¨® de parte de su deuda en 2012. Sin embargo, la cuesti¨®n fundamental es que la relaci¨®n entre la deuda y el PIB ha aumentado porque el PIB se ha reducido m¨¢s de un 20%. ?Y por qu¨¦ ha bajado el PIB? En gran parte, por las medidas de austeridad que los acreedores de Grecia le han obligado a imponer.
?Significa esto que la austeridad siempre es contraproducente? No, hay casos de pa¨ªses ¡ªpor ejemplo, Canad¨¢ durante la d¨¦cada de 1990¡ª que redujeron dr¨¢sticamente su deuda y al tiempo mantuvieron el crecimiento y redujeron el paro. Pero si se fijan en el modo en que lo consiguieron, fue mediante una combinaci¨®n de austeridad fiscal y pr¨¦stamos baratos: durante la d¨¦cada de 1990, Canad¨¢ rebaj¨® dr¨¢sticamente los tipos de inter¨¦s, lo que foment¨® el gasto privado, y permiti¨® que su divisa se devaluase, lo que favoreci¨® la exportaci¨®n.
Grecia, por desgracia, ya no contaba con su propia moneda cuando se vio obligada a aplicar unos recortes fiscales dr¨¢sticos. La consecuencia fue una implosi¨®n econ¨®mica que termin¨® agravando a¨²n m¨¢s el problema de la deuda. La receta del desastre griego, en otras palabras, no ten¨ªa como ¨²nico ingrediente la austeridad; conten¨ªa una combinaci¨®n t¨®xica de austeridad y pr¨¦stamos caros.
?Y qui¨¦n quiere imponer esa clase de mezcla pol¨ªtica t¨®xica a Estados Unidos? La mayor parte del Partido Republicano.
Por un lado, pr¨¢cticamente todos los republicanos exigen que reduzcamos el gasto p¨²blico, sobre todo las ayudas destinadas a las familias con pocos ingresos. (Por supuesto, tambi¨¦n quieren rebajarles los impuestos a los ricos, pero eso no incrementar¨ªa demasiado la demanda de productos estadounidenses).
Por otra parte, republicanos destacados como el representante Paul Ryan no dejan de atacar a la Reserva Federal por sus intentos de impulsar la econom¨ªa, y dan solemnes conferencias sobre los peligros de ¡°degradar¡± el d¨®lar (cuando la principal diferencia entre los efectos de la austeridad en Canad¨¢ y en Grecia fue precisamente que Canad¨¢ pudo ¡°degradar¡± su moneda, mientras que Grecia no pudo). Ah, y muchos republicanos anhelan el regreso del patr¨®n oro, lo que de hecho nos colocar¨ªa una camisa de fuerza similar a la del euro. La cuesti¨®n es que, si de verdad les preocupa que EE UU pueda convertirse en Grecia, deber¨ªan centrar su inquietud en la derecha estadounidense. Porque, si la derecha se sale con la suya en lo concerniente a la pol¨ªtica econ¨®mica ¡ªrecortes dr¨¢sticos del gasto y bloqueo de toda suavizaci¨®n de las condiciones monetarias¡ª, s¨ª que traer¨¢ a Estados Unidos las pol¨ªticas que han causado el desastre econ¨®mico griego.
Paul Krugman es premio Nobel de Econom¨ªa de 2008. ? The New York Times Company, 2015.
Traducci¨®n de News Clips.
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