?Qu¨¦ har¨ªa Alphabet?
Cuando, hace unas semanas, conoc¨ª a Larry Page, cofundador de Google, en la conferencia de la empresa para programadores, me present¨¦ como autor del libro Y Google, ?c¨®mo lo har¨ªa? Page sonri¨® y me dijo: "?C¨®mo lo har¨ªa Google? Quiero saberlo".
La verdad es que Larry Page no sabe qu¨¦ es lo que har¨¢ Alphabet, su rebautizada empresa. Y en eso precisamente consiste el cambio. Esta reestructuraci¨®n permite a Page, a Sergey Brin ¡ªfundador junto con ¨¦l¡ª y a su empresa librarse de las ataduras de su pasado y crear nuevos Google que todav¨ªa no han imaginado.
Para el mundo de las finanzas, los medios de comunicaci¨®n, los reguladores gubernamentales y la competencia, Google segu¨ªa siendo solo un buscador. Pero lo cierto es que lleva a?os siendo mucho m¨¢s que eso. Tambi¨¦n es, por supuesto, un gigante de la publicidad, pero con Google Mail, Drive, Maps, Waze, Android, Chrome, Calendar, Translate, YouTube y otros muchos (por no mencionar, en todas partes excepto en Espa?a, Google News), Google ha sido mucho m¨¢s que una empresa de medios de comunicaci¨®n. Es una empresa de servicios personales.
A diferencia de los medios de comunicaci¨®n ¡ªque siguen trat¨¢ndonos como una masa sin rostro y sin nombre¡ª, Google conoce a sus usuarios como individuos, y eso es lo que le permite darles un servicio de mayor relevancia y valor (por no mencionar una publicidad m¨¢s valiosa). Creo que es un ejemplo que los medios de comunicaci¨®n tienen que aprender a seguir.
Y por si todo eso no fuese bastante rompedor, Google se propuso revolucionar otros sectores: la automoci¨®n, la tecnolog¨ªa m¨¦dica, la energ¨ªa, los electrodom¨¦sticos y las telecomunicaciones. Pero esa inversi¨®n en ideas visionarias desconcertaba a¨²n m¨¢s a sus observadores y preocupaba a sus inversores, que se preguntaban qu¨¦ parte de los enormes beneficios de la empresa se estaba derrochando en esos esfuerzos quijotescos por resolver grandes problemas.
Ahora, con su reestructuraci¨®n, Page y Brin tienen libertad para ir en pos de soluciones a¨²n mayores. Dispondr¨¢n del efectivo y los beneficios de la empresa, ambos considerables, para emplearlos en esas iniciativas. Por fin van a poder diversificar la compa?¨ªa sin preocuparse por el abrumador apoyo de la publicidad, y se ganar¨¢n el aprecio de Wall Street por a?adir transparencia a sus informes financieros.
Se propuso revolucionar otros sectores: la automoci¨®n, la tecnolog¨ªa m¨¦dica, la energ¨ªa, los electrodom¨¦sticos y las telecomunicaciones
Google ¡ªel antiguo¡ª estar¨¢ dirigido por Sundar Pichai, un ejecutivo impresionante que convirti¨® Android y Chrome en centros neur¨¢lgicos del consumo. Ahora se le podr¨¢ premiar con el t¨ªtulo de consejero delegado y con la autoridad y autonom¨ªa que este conlleva. Las dem¨¢s empresas de Alphabet podr¨¢n estar dirigidas por consejeros delegados con un poder similar.
Existen algunos riesgos. Como me dec¨ªa el periodista Mike Elgan, especializado en tecnolog¨ªa, Page se convierte en un capitalista de riesgo con miles de millones para invertir, y Alphabet es su Silicon Valley. Las empresas tecnol¨®gicas siempre son arriesgadas. Algunas fracasar¨¢n, pero si algunas de ellas tienen ¨¦xito, Alphabet podr¨¢ crear una compa?¨ªa incluso mayor y m¨¢s audazmente ambiciosa que el Google que hemos conocido.
?Qu¨¦ pensar¨¢n de esto las autoridades reguladoras, sobre todo en Europa? No estoy seguro. Por una parte, las actividades de servicios personales de Google ahora estar¨¢n limitadas a una sola empresa. Por otra, puedo imaginarme a los medios de comunicaci¨®n y a los reguladores temi¨¦ndose que Google tenga pretensiones de adue?arse del mundo. Pero ese temor ya lo ten¨ªan antes. No hace mucho, Der Spiegel publicaba una portada alarmista en la que advert¨ªa de que Google y Silicon Valley est¨¢n creando un "gobierno mundial".
Esta estructura tambi¨¦n les ofrece a Page y compa?¨ªa una oportunidad en su b¨²squeda de la paz en Europa. La rama de la empresa dedicada a las inversiones de riesgo dispone de unos fondos espec¨ªficos de 100 millones de d¨®lares anuales para invertir en el continente. Al igual que muchas multinacionales estadounidenses, la empresa posee inmensas reservas de efectivo que no quiere llevar a Estados Unidos. Es posible que Google invierta y arranque nuevas empresas en Europa, Asia, Sudam¨¦rica y ?frica. La pregunta es qu¨¦ est¨¢n dispuestas a hacer esas regiones para convencer a Alphabet de que se decida a hacerlo.
Alphabet consiste en invertir en el futuro. ?C¨®mo ser¨¢ ese futuro? ?D¨®nde estar¨¢? No siquiera Larry Page lo sabe a¨²n.
Jeff Jarvis es escritor, bloguero y profesor de periodismo. Es el autor de los libros Y Google, ?c¨®mo lo har¨ªa? y Partes p¨²blicas. Lidera el Tow-Knight Center para el Periodismo emprendedor en la Escuela de Periodismo CUNY
Traducci¨®n de News Clips.
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