Las grietas de la ayuda a los pobres
La crisis refleja que las aportaciones al desarrollo son insuficientes para evitar los ¨¦xodos
De servir para algo, el dinero deber¨ªa ser un parapeto para proteger a los m¨¢s d¨¦biles de la inequidad del mundo. Una mujer de Sierra Leona tiene 183 veces m¨¢s posibilidades de morir mientras alumbra una vida que una madre suiza. En un planeta fracturado, los pa¨ªses donantes de la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®micos (OCDE) aportaron el a?o pasado 135.000 millones de d¨®lares (119.500 millones de euros) a la ayuda oficial al desarrollo. Mano a mano con su r¨¦cord hist¨®rico.
Pero detr¨¢s de ese n¨²mero, que luce brillante, se esconde una verdad inc¨®moda y oscura. ¡°Significa¡±, relata Peter Singer, profesor de Bio¨¦tica en la Universidad de Princeton, ¡°que la gente que vive en pa¨ªses de la OCDE gasta m¨¢s en cerveza que en ayudar a los 1.000 millones de seres humanos que sufren la pobreza extrema. Es una cifra vergonzosamente baja¡±. Casualidad, o no, Eric Maskin, premio Nobel de Econom¨ªa de 2007, utiliza ese mismo adverbio y recuerda que ¡°los Estados ricos tienen la obligaci¨®n de ayudar a las naciones desfavorecidas y no lo est¨¢n cumpliendo¡±.
Esa desmemoria est¨¢ presente todos los d¨ªas en el ¨¦xodo a trav¨¦s de Europa de los refugiados sirios. Pero tambi¨¦n en el 40% de la poblaci¨®n del ?frica subsahariana que sobrevive con menos de 1,25 d¨®lares diarios. La miseria extrema. Habitantes a quienes el mundo les falla desde hace a?os. En 1970 la ONU acord¨® que los pa¨ªses m¨¢s desarrollados dar¨ªan el 0,7% de su renta bruta nacional a ayudar a quienes m¨¢s lo necesitan. Sin embargo solo Suecia (1,09%), Luxemburgo (1,07%), Noruega (0,98%), Dinamarca (0,85%) y Reino Unido (0,70%) cumplen su compromiso. Cinco territorios en un mapamundi de 194 naciones. Algunos, al menos, han hecho acto de contrici¨®n y prop¨®sito de enmienda.
Alemania anunciaba en marzo pasado (antes de la crisis de los refugiados) que incrementar¨ªa esta partida en 8.300 millones de euros durante los pr¨®ximos cuatro a?os. Y eso que el pa¨ªs germano (16.668 millones de d¨®lares) se encuentra entre los cinco mayores donantes en met¨¢lico del planeta. A su lado, Estados Unidos (32.702 millones), Reino Unido (19.381), Francia (10.367) y Jap¨®n (9.194). Juntos suman 87.712 millones de d¨®lares. El 65% de toda la ayuda de la Tierra reside en los dedos de una mano que tiene la palma extendida. ¡°No nos enga?emos, todos los pa¨ªses donantes, desde Noruega a Corea del Sur, articulan su pol¨ªtica de ayuda al desarrollo como un puente de su pol¨ªtica exterior y de su influencia¡±, reflexiona Iliana Olivi¨¦, investigadora principal de Cooperaci¨®n Internacional y Desarrollo del Real Instituto Elcano.
A nadie le sorprende que el inter¨¦s sea uno de los motores del planeta, lo que inquieta es el compromiso real de algunos con el sufrimiento de los otros. La Europa de los Veintiocho necesitar¨ªa destinar 55.800 millones de d¨®lares (49.370 millones de euros) adicionales a la ayuda al desarrollo para que sus miembros cumplieran, solo este a?o, el acuerdo de conceder el 0,7% de su riqueza. Pero lo tangible es que a d¨ªa de hoy las donaciones europeas representan un 0,41% de su renta nacional bruta. Unos 74.500 millones de d¨®lares (65.919 millones de euros). Cifras y esfuerzos que, a pesar de situar a Europa como el mayor donante del planeta, caminan en direcci¨®n contraria a las necesidades de los desfavorecidos. A los que muchos, como Espa?a, dan la espalda. El pa¨ªs ib¨¦rico es la segunda naci¨®n dentro del Comit¨¦ de Ayuda la OCDE, que m¨¢s recort¨® (-11,2%) la ayuda oficial al desarrollo el a?o pasado. ?nicamente Portugal (-14,9%) se comprometi¨® menos. En este escamoteo tambi¨¦n quedaron retratados Canad¨¢ (-10,7%), Austria (-9,5%) y Australia (-7,3%).
?Y c¨®mo repercuten esos tijeretazos en las personas? ?Se puede trazar, por ejemplo, una relaci¨®n directa entre los pa¨ªses europeos que menos recursos aportan a la ayuda y las naciones m¨¢s insolidarias con los refugiados sirios? ¡°Es dif¨ªcil extraer conclusiones. La conexi¨®n no est¨¢ clara¡±, precisa Adam Pickering, analista de pol¨ªtica internacional de la londinense Charities Aid Foundation. Aun as¨ª, Turqu¨ªa ha acogido al mayor n¨²mero de refugiados, casi dos millones. Y dona un 0,42% de su renta al desarrollo. Por encima de la media europea. Alemania y Suecia est¨¢n liderando los procesos de acogida y son dos de los donantes m¨¢s comprometidos de Europa con un 0,41% y el 1,09%, respectivamente, de su riqueza. Y el Reino Unido, que cobijar¨¢ a 7.000 refugiados, aporta, como hemos visto, el 0,7%. Uno de los porcentajes m¨¢s altos del Viejo Continente. Entonces, ?el v¨ªnculo es directo? S¨ª y no. Porque Grecia, con solo el 0,11%, ha cuidado a miles de estas personas. Por el contrario, la Rep¨²blica Checa, con id¨¦ntico porcentaje, manten¨ªa una actitud bien distinta hasta que finalmente acept¨® acoger a 15.000 refugiados. Pese al riesgo de inexactitud, estos n¨²meros son una llamada a la conciencia.
Y tambi¨¦n una reivindicaci¨®n del papel de la ayuda y la obligaci¨®n de desterrar el clich¨¦ de que los fondos no llegan a su destino o que su impacto es ¨ªnfimo. En esto, como en las tres virtudes teologales, hay que tener fe. Al menos en el espacio com¨²n. ¡°La ayuda al desarrollo debe evaluarse igual que cualquier otra pol¨ªtica p¨²blica. Su gesti¨®n y rendici¨®n de cuentas tiene que responder a los mismos par¨¢metros que la pol¨ªtica educativa o sanitaria¡±, concede la polit¨®loga Kattya Cascante. Y a?ade: ¡°Pero como los recursos se ejecutan en su mayor¨ªa fuera del territorio nacional existe una tendencia recurrente a cuestionar su eficacia y justificar su desmantelamiento¡±.
Arrinconadas en esas cr¨ªticas, las ONG se defienden. Sostiene Oxfam Interm¨®n que los controles son estrictos y que se ha avanzado mucho en eficacia. Aunque otra vez es art¨ªculo de fe. ¡°Porque hay muy pocas certezas de lo que funciona y no funciona en t¨¦rminos de ayuda¡±, precisa Laurence Chandy, miembro del think tank estadounidense Brookings Institution. Tampoco contribuye a aclarar las cosas ¡°el horrible trabajo de coordinaci¨®n y cooperaci¨®n entre las propias agencias y los pa¨ªses receptores¡±. Al final se impone lo sencillo. ¡°Las ayudas deber¨ªan centrarse en reducir la pobreza y salvar vidas, pura y simplemente¡±, observa Adrian Lovett, director ejecutivo para Europa de la organizaci¨®n solidaria ONE. ¡°Puesto que bien gestionadas y dirigidas tienen un impacto transformador en la vida de millones de personas¡±. Estos fondos y el ahorro en el pago de los intereses de la deuda han permitido a 60 millones de ni?os sentarse en los pupitres de primaria en el ?frica subsahariana entre 2000 y 2013.
Sin embargo, pese a esas buenas intenciones y proyectos, cada vez resulta m¨¢s evidente la debilidad de lo p¨²blico en el territorio de las ayudas. Las 31 mayores fundaciones de Estados Unidos manejan 148.700 millones de d¨®lares en activos. Una cartera que supera en m¨¢s de 13.000 millones el volumen total de fondos que los pa¨ªses donantes de la OCDE destinaron el a?o pasado a la ayuda al desarrollo. El sorpasso de lo privado preocupa. ?Deben ser los multimillonarios del planeta, como Bill Gates a trav¨¦s de su fundaci¨®n, los que decidan a qui¨¦n se ayuda y a qui¨¦n no? ¡°Es un riesgo¡±, advierte Leonardo P¨¦rez-Aranda, T¨¦cnico de Investigaci¨®n de Oxfam Interm¨®n. ¡°Aunque no tiene por qu¨¦ ser negativo. Pues cuantos m¨¢s fondos mejor. El problema es que los Estados tienden a parapetarse en estos donantes privados para recortar los recursos p¨²blicos de ayuda. Esto es nocivo. Porque no son sustitutivos sino complementarios¡±.
De hecho la estrategia de la Fundaci¨®n Bill y Melinda Gates revela la complejidad de dar y el dif¨ªcil encaje, a veces, de lo privado. Un trabajo de la ONG Grain ha analizado las donaciones de la Fundaci¨®n a proyectos agr¨ªcolas entre 2003 y 2014. Tres cuartas partes de los 669 millones de d¨®lares que ha entregado a ONGs ¡ªrevela el informe¡ªfueron a organizaciones con sede en Estados Unidos, mientras que las situadas en ?frica recib¨ªan solo un 4%. ¡°Es decir, la Fundaci¨®n Gates lucha contra el hambre en el sur entregando dinero en el norte¡±, censura Gustavo Duch, experto en soberan¨ªa alimentaria. Estas asimetr¨ªas preocupan. ¡°Bill Gates no da dinero desinteresadamente, cuando lo destina a un sitio en vez de a otro es una decisi¨®n pol¨ªtica y afecta¡±, indica Kattya Cascante.
Pero hay que aceptar el signo de los tiempos. La ayuda al desarrollo cambia de paradigma y se difuminan las l¨ªneas entre recursos p¨²blicos y privados. ?A alguien se le ocurre una alianza m¨¢s contra natura que una organizaci¨®n caritativa y un fondo de alto riesgo? Esto es Power of Nutrition. Se acaba de lanzar en Londres y nunca hab¨ªa existido un instrumento de este tipo. Es un fondo independiente ¡ªrespaldado por UBS, Unicef, el Banco Mundial, el Gobierno Brit¨¢nico y el fondo especulativo The Children¡¯s Investment Fund¡ª cuyo objetivo es recaudar dinero para combatir la desnutrici¨®n infantil en ?frica y Asia. Por ahora ha arrancado con 200 millones de d¨®lares y el objetivo es acumular 1.000 millones para 2020. ¡°El dinero privado puede ser un catalizador en los fondos de ayuda al desarrollo y adem¨¢s incrementa la cuant¨ªa total financiada¡±, opina Martin Short, consejero delegado de Power of Nutrition. En la pr¨¢ctica, no nos enga?emos, es una manera de que inversores ricos den dinero al Banco Mundial y multiplique su efecto.
Ahora bien ?y si cambiamos el enfoque? Quiz¨¢ los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo no necesitar¨ªan ayuda si las naciones ricas no les expoliasen sus ingresos. Se estima que la evasi¨®n y la elusi¨®n fiscal les cuesta al a?o 1,7 billones de d¨®lares y el pago de intereses de la deuda representa un lastre de 700.000 millones. Algunos analistas ¡ªcomo Jason Hickel, antrop¨®logo de la London School of Economics¡ª recuerdan que los programas de ajustes que impusieron en los a?os ochenta y noventa el Banco Mundial y el FMI costaron 480.000 millones de d¨®lares al a?o en p¨¦rdidas de ingresos potenciales adem¨¢s de mucho sufrimiento. Tal vez para que el mundo pobre dejara de serlo bastar¨ªa con que el mundo rico dejara de ponerle palos en las ruedas de su prosperidad.
Espa?a, el peor donante del club de los ricos
Si la ayuda al desarrollo es el retrato de un pa¨ªs, la imagen que refleja de Espa?a es una tierra ego¨ªsta, insolidaria y r¨¢cana. Cortes¨ªa de sus gobernantes y t¨¢cita aceptaci¨®n de quienes la habitan. Esta curtida piel de toro fue la segunda naci¨®n dentro de los 28 Estados que integran el Comit¨¦ de Ayuda al Desarrollo (CAD) de la OCDE que m¨¢s recort¨® (11,2%) el a?o pasado su contribuci¨®n a los desfavorecidos. ?nicamente Portugal (14,9%) nos supera. ¡°Entre 2010 y 2012 Espa?a dio un tijeretazo del 65% a su presupuesto de ayudas al desarrollo. Ning¨²n otro contribuyente de la OCDE hab¨ªa recortado tanto en tan poco tiempo. Somos el peor donante de la historia¡±, sostiene Leonardo P¨¦rez-Aranda, t¨¦cnico de investigaci¨®n de Oxfam Interm¨®n.
Se lee con tristeza, pero Espa?a solo fue capaz en 2014 de destinar un 0,14% de su renta nacional bruta al desarrollo de los m¨¢s d¨¦biles. ¡°Es el peor dato desde 1989¡±, advierte Leonardo P¨¦rez-Aranda. ¡°Adem¨¢s est¨¢ muy lejos de alcanzar el compromiso del 0,7% que hab¨ªa fijado la ONU para 2015¡±. Tan distante que hoy ni siquiera ser¨ªamos admitidos en el CAD, pues a los nuevos miembros se les exige al menos un 0,20% de generosidad. Una vez que se ha tocado fondo, el Gobierno apunta que el a?o pr¨®ximo se regresar¨¢ al 0,21%. Veremos.
De momento, la cicater¨ªa hiere. ¡°Esa ca¨ªda resulta desproporcionada y no se justifica por la crisis econ¨®mica. Es un posicionamiento pol¨ªtico¡±, observa Gonzalo Fanjul, director de An¨¢lisis del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal). Solo as¨ª se explica que la aportaci¨®n nacional se limite a 1.893 millones de d¨®lares (1.427 millones de euros), o que desde 2002 la pol¨ªtica de cooperaci¨®n no logre ejecutar todos los fondos planificados. El pa¨ªs, a la vez, se cierra una puerta que podr¨ªa favorecer sus intereses geoestrat¨¦gicos. Aunque es una forma de leer el mundo que no siempre fue as¨ª. ¡°Zapatero entendi¨® que la ayuda era una marca de agua de nuestra pol¨ªtica exterior. Una manera de influir para una naci¨®n que no tiene el peso pol¨ªtico o militar de Estados Unidos o el Reino Unido. Pero el PP piensa que es prescindible¡±, sentencia Gonzalo Fanjul.
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