La falacia de los BRICS
Hay una obsesi¨®n por buscar al sustituto de Estados Unidos como l¨ªder global
La reciente rebaja de la deuda de Brasil a la categor¨ªa de ¡°basura¡± ha activado a los pregoneros del hundimiento de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sud¨¢frica), pa¨ªses en su d¨ªa proclamados epicentro del crecimiento econ¨®mico y abocados al protagonismo pol¨ªtico mundial. Pero la actualidad sobre los BRICS esconde algo m¨¢s profundo. Esta llamativa obsesi¨®n por el auge y la ca¨ªda de esta agrupaci¨®n refleja un deseo de identificar al pa¨ªs o conjunto de pa¨ªses que han de suceder a EE UU en el liderazgo global. Sin embargo, este empecinamiento ignora que EE UU sigue siendo el ¨²nico actor a la altura del papel.
La historia de los BRICS es bien conocida: una palabra con gancho para aglutinar cuatro econom¨ªas emergentes significativas y en r¨¢pida expansi¨®n. Claro que, al reconocer que el poder econ¨®mico bien pod¨ªa traducirse en influencia pol¨ªtica, ya en 2006 los BRICS tuvieron su primera reuni¨®n informal y en 2009 su primera cumbre de Jefes de Estado. El club iba viento en popa ¨Co eso parec¨ªa¡ª. Sin embargo, tras siete a?os, siete cumbres y una incorporaci¨®n (la de Sud¨¢frica en 2010), la relevancia de los BRICS suscita serias dudas. Los BRICS emergieron en una ¨¦poca en la que buena parte del mundo, y en especial las econom¨ªas industrializadas, estaban sumidas en la crisis. El relato de la ¡°ca¨ªda de Occidente¡± se aderez¨® con la del ¡°auge del resto¡±, pero los acontecimientos no se han desarrollado como se hab¨ªa vaticinado.
Es cierto que, sin perjuicio de sus disparidades en t¨¦rminos de producci¨®n, regimen pol¨ªtico o peso en el Consejo de Seguridad de la ONU, y de las controversias territoriales, los BRICS han sabido actuar en sinton¨ªa. Ejemplo fue, frente a la condena cuasi universal a Rusia por su anexi¨®n de Crimea como tel¨®n de fondo, su abstenci¨®n solidaria en la votaci¨®n de la Asamblea General sobre la unidad e integridad territorial de Ucrania. Y, en un terreno m¨¢s pr¨¢ctico, el Nuevo Banco de Desarrollo dirigido mancomunadamente y en t¨¦rminos de igualdad por los cinco BRICS, abri¨® sus puertas en julio en Shangh¨¢i. Pero no es menos cierto que, en lo econ¨®mico, los BRICS se enfrentan a serios retos. Y tampoco han se han cumplido las proyecciones de liderazgo internacional.
A principios de esta d¨¦cada, Brasil se uni¨® a Turqu¨ªa para presionar por un acuerdo nuclear alternativo con Ir¨¢n. Pero la propuesta cay¨® por su propio peso, como lo hizo Brasil del escenario global, entre esc¨¢ndalos de corrupci¨®n y bajada de precios de las materias primas. Mientras, Sud¨¢frica y la India siguen sin alcanzar el peso internacional esperado. En cuanto a Rusia, con m¨¢s galones del grupo, sufre el desprestigio de su imagen internacional por su pol¨ªtica en Ucrania. S¨®lo China ha mostrado disposici¨®n a liderar, y as¨ª lo evidenci¨® la reciente visita del presidente Xi Jinping a Washington, o la creaci¨®n del Banco Asi¨¢tico de Inversi¨®n en Infraestructuras. Pero la percepci¨®n dominante de China es m¨¢s de amenaza que de liderazgo. As¨ª, la ascensi¨®n de los BRICS se ha frenado y, pese a que Europa sigue sumida en un mar de crisis y dudas existenciales, pese a las dificultades de Jap¨®n tras dos d¨¦cadas de estancamiento, Occidente se mantiene y Estados Unidos no ha perdido un ¨¢pice de centralidad.
Este continuado dominio del escenario internacional irritar¨¢ a m¨¢s de uno, y con raz¨®n. Porque un cuarto de siglo despu¨¦s del final de la Guerra Fr¨ªa, el mundo deber¨ªa haber alcanzado un modo m¨¢s justo y equilibrado de actuar. Pero no ha sido as¨ª, no hay una sola potencia en condiciones de ocupar su lugar, y EE.UU. sigue siendo ¡°indispensable¡±. Por ello, en lugar de especular en busca de alternativas a este liderazgo, lo prioritario ahora es que tanto la comunidad internacional como EE.UU. lo asuman. Y que EE.UU. vuelva a centrarse en sus responsabilidades internacionales. Hay signos esperanzadores ¨Cespecialmente por el acuerdo nuclear con Ir¨¢n¨C pero resultan insuficientes en relaci¨®n con los desaf¨ªos a los que el mundo se enfrenta.
El orden internacional se encuentra en una encrucijada y necesita del liderazgo ¨Cingenio, iniciativa y temple¨C de EE UU para la paz y la prosperidad. La obsesi¨®n por su sustituci¨®n tan s¨®lo conduce al extrav¨ªo.
Ana Palacio, ex ministra de Asuntos Exteriores de Espa?a y ex Vicepresidenta Primera del Banco Mundial, es miembro del Consejo de Estado de Espa?a.
? Project Syndicate, 2015.
www.project?syndicate.org
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