¡°3.000 millones de personas no tienen acceso a la energ¨ªa¡±
¡°El petr¨®leo no ha llegado a su fin", recalga el experto mundial de la consultora
El mundo ensaya un nuevo orden energ¨¦tico pero fracasa. Pese a la irrupci¨®n del gas y el petr¨®leo de esquisto, el advenimiento del coche el¨¦ctrico y la certeza del cambio clim¨¢tico regresan viejos actores y sus papeles. El mercado europeo est¨¢ inundado de carb¨®n barato y lo nuclear vuelve a estar sobre la mesa. El caballo blanco de las energ¨ªas renovables tropieza con la veleta de los vientos y el capricho del sol para ser efectivo y, mientras, el mundo sufre. ¡°Unos 3.000 millones de personas carecen de acceso a la energ¨ªa¡±, advierte Michiel Soeting (?msterdam, 1962), responsable mundial de esta materia de KPMG. Alto, delgado, preciso en el ingl¨¦s y en las palabras deja, en la conversaci¨®n, malas y buenas noticias. ¡°Espa?a, con su capacidad de regasificaci¨®n, puede ser el hub [la base] del gas en Europa¡±, avanza. Pero como estos d¨ªas resulta imposible extraer poemas de las noticias recuerda que esta semana ¡°dos grandes petroleras ya han anunciado despidos¡±. Consecuencia de un barril a 50 d¨®lares. ?El ocaso de un tiempo?
Pregunta. ?Ha llegado la era del petr¨®leo a su final?
Respuesta. No. Porque el crudo y los combustibles f¨®siles en general tienen un papel que representar en la estabilidad del mix energ¨¦tico. Tambi¨¦n hay un aumento en el uso de las energ¨ªas renovables, al igual que una mayor preocupaci¨®n por las emisiones de CO2. Pero a la vez es necesario recordar que 3.000 millones de personas no tienen acceso a la energ¨ªa, un derecho esencial del ser humano. Las proyecciones para 2040 apuntan a un reparto al 25% entre renovables, gas, petr¨®leo y carb¨®n.
P. Este escenario, ?qu¨¦ efectos tendr¨¢ en la industria del autom¨®vil?
R. Lo primero que hay que decir es que el cambio clim¨¢tico es real y la industria es m¨¢s transparente sobre este tema porque tiene un papel que representar y cada vez su compromiso es mayor. Nosotros organizamos una serie de encuentros para promover debates con pol¨ªticos, representantes de la industria, organizaciones no gubernamentales. Si comparamos estas reuniones con las de hace cinco o diez a?os ahora vemos una industria m¨¢s comprometida.
P. Otra realidad, al igual que el calentamiento del planeta, es el fraude de Volkswagen.
R. Es un s¨ªntoma claro de que la sociedad est¨¢ cambiando. Incluso en pa¨ªses como Estados Unidos (durante a?os el principal emisor de CO2) se siente la indignaci¨®n p¨²blica porque los coches [de Volkswagen] contaminan m¨¢s de lo que les contaron cuando los adquirieron. La opini¨®n p¨²blica ha cambiado y la industria tiene que dar una respuesta a todo esto.
P. ?Y c¨®mo repercutir¨¢ en el sector?
R. Es un aviso de lo serio que los consumidores se toman las emisiones. En los ¨²ltimos a?os hemos visto a las empresas afrontar el tema, adoptar decisiones e invertir, por ejemplo, en el coche el¨¦ctrico. Ahora bien, si hablamos de soluciones hay que precisar. Si conduce un veh¨ªculo de ese tipo en Alemania contribuye m¨¢s a la contaminaci¨®n que hace tres a?os porque ahora hay m¨¢s carb¨®n formando parte del sistema el¨¦ctrico. Ese coche no es en absoluto limpio.
P. ?Qu¨¦ carencias ve cuando se plantea el recurrente debate de la composici¨®n de la cesta de la energ¨ªa?
R. Cuando se discute sobre el mix energ¨¦tico, y se habla de las renovables, siempre echo de menos incorporar la ¡°capacidad de reserva¡±. Tomemos el caso de Espa?a. En un d¨ªa ventoso es capaz de generar el 75% de su electricidad del viento. Y en otro, tal vez, el 0%. Necesitamos una capacidad de reserva flexible. Es un tema que falta en el debate pol¨ªtico. Alemania, por ejemplo, abandon¨® la energ¨ªa nuclear y se centr¨® en renovables: solar, viento. Pero un pa¨ªs necesita un mix, no una sola energ¨ªa. Necesita esa seguridad e integrarla en la regulaci¨®n. Si no, puede tener problemas, como sucede en Alemania.
P. ?Con un barril de crudo por debajo de 50 d¨®lares, veremos despidos y reestructuraciones en las grandes petroleras?
R. Muchos jugadores tendr¨¢n que pulsar el bot¨®n de reseteado. Durante los a?os del boom del d¨®lar se descuid¨® la cadena de valor. Lo que vemos ahora es que todas las grandes empresas est¨¢n reestructurando y volviendo a pensar la cadena de suministro. Pero la industria de servicios se vio inevitablemente afectada, vimos a las grandes compa?¨ªas recortar precios y abandonar o cancelar proyectos. Unos 200.000 millones de d¨®lares quedaron en esa situaci¨®n. Esto significa que bastantes personas no conseguir¨¢n trabajo. Esta semana ya hemos visto varios anuncios de despidos de grandes operadores.
P. Estados Unidos ha logrado la independencia energ¨¦tica a trav¨¦s del fracking. ?Qu¨¦ consecuencias geopol¨ªticas tendr¨¢?
R. Es muy dif¨ªcil hacer ese tipo de previsiones. El tiempo dir¨¢ cu¨¢les son las consecuencias. Porque resulta imposible prever sucesos como el de Kuwait en 1990. O la situaci¨®n en Siria con Rusia frente a Estados Unidos. Sin embargo todo tiene que ver con la seguridad y a un pa¨ªs como el estadounidense le gusta tener todas las opciones abiertas.
P. Entonces, ?est¨¢ a favor del fracking?
R. Si eres consciente de que millones de personas no tienen acceso a la energ¨ªa, resulta necesario considerar la necesidad de una oferta m¨¢s amplia y equilibrada, algo que se ha conseguido con este m¨¦todo de extracci¨®n. La legislaci¨®n estadounidense no permite exportar este gas de fracking, pero antes o despu¨¦s esto cambiar¨¢. Lo cual puede suponer enormes beneficios para Espa?a porque tiene la mayor capacidad de regasificaci¨®n de Europa.
P. ?Pero hay exceso de capacidad en las plantas de regasificaci¨®n?
R. Si la interconexi¨®n de Espa?a con los mercados europeos mejorara, se convertir¨ªa en un jugador muy importante. Es cuesti¨®n de tiempo que barcos con gas natural licuado (GNL) de la costa este de Estados Unidos lleguen a Europa. Espa?a podr¨ªa beneficiarse de esta situaci¨®n porque tiene las terminales necesarias para recibir el gas estadounidense y reenviarlo a Europa.
P. ?El gas es el futuro?
R. Es algo que no va a suceder autom¨¢ticamente porque el mercado europeo est¨¢ inundado de carb¨®n barato. Lo que vemos actualmente es un aumento de la energ¨ªa generada por centrales t¨¦rmicas mientras que cierran plantas de gas. No es una transici¨®n autom¨¢tica.
P. ?Se equivocan Alemania o Polonia al comprar ese carb¨®n barato como fuente central de su mix energ¨¦tico?
R. No creo que sea una estrategia deliberada. Es una consecuencia de la falta de un debate integrador y de haberse centrando solo en energ¨ªas renovables excluyendo todas las capacidades de respaldo. Los pol¨ªticos deber¨ªan ser conscientes de que con las renovables no se puede almacenar energ¨ªa a gran escala.
P. Para ser un tema esencial, el volumen de inversi¨®n en I+D+i en el sector energ¨¦tico es muy bajo si los comparamos con el que se destina a la investigaci¨®n del c¨¢ncer u otros temas b¨¢sicos.
R. Creo que la industria est¨¢ muy comprometida con la I+D+i. Iberdrola, por ejemplo, dedica m¨¢s de 170 millones de euros al a?o a este concepto. Pero no solo deber¨ªamos fijarnos en los jugadores tradicionales sino tambi¨¦n en los nuevos. Apple est¨¢ contribuyendo mucho a la investigaci¨®n desde el lado digital replante¨¢ndose la forma en la que en el futuro gestionaremos el almacenamiento.
P. La energ¨ªa refleja con precisi¨®n la inequidad del mundo. Millones de personas no tienen acceso o no pueden pagar la luz. ?Qu¨¦ hace el sector por evitarlo?
R. Creo que la industria es consciente de este problema. Es un tema del que est¨¢n hablando las grandes compa?¨ªas. Estuve en una conferencia sobre gas en enero pasado en Londres y el consejero delegado de Shell [Ben van Beurden] espec¨ªficamente mencion¨® su preocupaci¨®n por que millones de personas no tienen acceso a ning¨²n tipo de energ¨ªa. Es algo que tenemos que tener muy en cuenta cuando hablamos del futuro energ¨¦tico y de c¨®mo se debe desarrollar el mix. Pues todos los elementos que hay ahora en ¨¦l tienen un papel que representar. Gusten o no.?
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