?Industrializar para converger?
La mayor dependencia de trabajadores temporales lastra la productividad
La econom¨ªa espa?ola tiene un problema de productividad: si la del trabajo se igualara con la de Alemania, se reducir¨ªa a la mitad la brecha en PIB per capita entre los dos pa¨ªses. Para solucionar este problema, una propuesta recurrente suele ser la de promover un ¡°cambio de modelo¡±, aumentando el peso de sectores que presentan mayores niveles de productividad. Aunque esto es deseable, el enfoque tiene el peso de la evidencia econ¨®mica en su contra: lo importante es impulsar a las empresas, no a los sectores.
La b¨²squeda de fuentes alternativas de crecimiento es entendible, dadas las perspectivas que enfrenta la construcci¨®n residencial. En anteriores recuperaciones, este sector ha liderado la actividad y la creaci¨®n de empleo. Sin embargo, el elevado desequilibrio entre oferta y demanda que caracteriza al mercado inmobiliario, junto con el endeudamiento de los hogares, apunta a que este sector no contribuir¨¢ al crecimiento en la misma medida que lo hizo en el pasado. M¨¢s a¨²n, la construcci¨®n residencial lastr¨® el crecimiento de la productividad en Espa?a durante todo el per¨ªodo pre-crisis. Por lo tanto, aunque se observara una recuperaci¨®n del sector que ayudara a reducir la tasa de paro, se mantendr¨ªa el sesgo a la baja sobre la productividad.
?C¨®mo sustituir a la construcci¨®n en vivienda como motor del crecimiento? Algunas propuestas sugieren impulsar sectores espec¨ªficos, como el industrial, donde la productividad es elevada. As¨ª, se presume que un aumento del peso de este tipo de actividades ayudar¨ªa a reducir esa brecha en productividad (y, por lo tanto, en salarios). Espa?a ha vivido un proceso de desindustrializaci¨®n cuando menos desde los setenta, tanto si se mide por la participaci¨®n del Valor A?adido Bruto del sector sobre el de la econom¨ªa, como utilizando el empleo como porcentaje del total. Sin embargo, la evidencia muestra que este proceso es com¨²n a las econom¨ªas desarrolladas, ya que aunque a niveles bajos de ingreso la industrializaci¨®n acompa?a al crecimiento, este proceso se revierte a partir de cierto umbral. As¨ª, Espa?a representar¨ªa una anomal¨ªa hist¨®rica si en los niveles de ingreso actuales comenzara a aumentar la participaci¨®n del sector industrial. M¨¢s a¨²n, durante dicho per¨ªodo de desindustrializaci¨®n com¨²n, las econom¨ªas m¨¢s ricas han tenido un crecimiento de la productividad superior al de Espa?a. Esto es indicativo de que el problema no est¨¢ en la composici¨®n sectorial de la econom¨ªa espa?ola.
?Qu¨¦ hacer entonces? Un primer punto de partida es observar cu¨¢les son los factores que hacen m¨¢s productivas a las empresas. A la luz de la literatura econ¨®mica, las propuestas har¨ªan mejor en centrarse en los tres frentes de actuaci¨®n siguientes. En primer lugar, el tama?o de la empresa es fundamental para explicar la competitividad: a mayor n¨²mero de empleados, m¨¢s econom¨ªas de escala. En segundo lugar, mejor regulaci¨®n y mayor competencia implican insumos m¨¢s baratos a trav¨¦s de m¨¢rgenes m¨¢s reducidos (?qu¨¦ ha pasado con la ley de servicios profesionales?). En tercer lugar, el mercado laboral es clave: la mayor dependencia de trabajadores temporales o el menor capital humano lastran la productividad. Favorecer sectores espec¨ªficos es injusto, ineficiente y costoso para el consumidor y el contribuyente. Una mejor alternativa para incrementar la productividad es la implementaci¨®n de pol¨ªticas horizontales que apoyen a las empresas, independientemente del sector donde se desenvuelvan.
Miguel Cardoso es economista jefe de la Unidad de Espa?a de BBVA Research.
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