¡°El Estado dedica muchos recursos a los mayores y pocos a los j¨®venes¡±
Guillem L¨®pez Casasnovas es Economista y consejero del Banco de Espa?a, cree que los ciudadanos est¨¢n cabreados porque el Estado del bienestar es, en realidad, del malestar
Guillem L¨®pez Casasnovas (Ciudadela de Menorca, 1955) ha escrito cientos de art¨ªculos y trabajos sobre el problema del gasto social en las cuentas p¨²blicas. Catedr¨¢tico de Econom¨ªa por la Universidad Pompeu Fabra desde hace 22 a?os, y doctor en Econom¨ªa por la Universidad de York, lleva diez a?os en el Consejo de Gobierno del Banco de Espa?a, a propuesta de CiU, por lo que ha visto de cerca toda la crisis financiera. En su ¨²ltimo libro no habla de bancos, sino de ¡°El bienestar desigual. Qu¨¦ queda de los derechos y beneficios sociales tras la crisis¡±, (Editorial Pen¨ªnsula).
Pregunta. ?C¨®mo est¨¢n los ciudadanos que siguen sin ver el final de la crisis?
Respuesta. Est¨¢n cabreados porque el Estado del bienestar es, en realidad, de malestar. Hay muchas promesas incumplidas y expectativas no satisfechas. La sociedad percibe que nada es gratis y que hay que priorizar el gasto, lo que es inc¨®modo para pol¨ªticos y gestores. Es necesario que la sociedad conozca lo que cuesta demandar m¨¢s y mejores servicios. Trasladar su financiaci¨®n a la deuda, a trav¨¦s del d¨¦ficit, a las futuras generaciones es hoy muy insolidario.
P. ?En el futuro ser¨¢ imposible mantener las prestaciones sociales con los actuales niveles?
R. Es necesario ajustar el gasto a los ingresos reales. Los que dicen que defienden que se extienda el Estado de bienestar sin preocuparse de su financiaci¨®n son, en realidad, sus mayores enemigos. Adem¨¢s, si no se controla con precisi¨®n el gasto se pueden acabar financiando con dinero p¨²blico, por ejemplo, medicamentos de bajo valor terap¨¦utico a deleite privado. El esfuerzo debe centrarse donde existen bolsas concretas de pobreza y desigualdad, no destinar recursos a supuestos problemas gen¨¦ricos.
P. ?La crisis ha generado m¨¢s desigualdad?
Los menores sueldos en sanidad generan menor productividad y as¨ª crece el gasto¡±
R. Este problema se puede analizar desde la ¨®ptica de ricos y pobres. Pero tambi¨¦n desde el punto de vista de las diferentes generaciones. La pol¨ªtica social actual se ha centrado en nuestros mayores, que vivieron la guerra y otras privaciones, asumiendo que los j¨®venes ve¨ªan compensado su mejor capital humano por el mercado de trabajo. Pero eso no es hoy cierto y la situaci¨®n insostenible. Con la escasa financiaci¨®n actual, el Estado dedica demasiados recursos a los mayores, de manera poco selectiva, mientras deja sin atender otros problemas, como la formaci¨®n de j¨®venes, la ense?anza de idiomas, el abandono escolar¡La soluci¨®n al problema de la educaci¨®n se deja de lado porque no se nota a corto plazo, pero erosiona gravemente el futuro. O se aumenta la financiaci¨®n o se rehacen los balances generacionales
?P. ?Eso quiere decir que no habr¨ªa que revalorizar las pensiones de forma autom¨¢tica?
R. Se deber¨ªa hacer sin que se rompa el equilibrio intergeneracional de las cuentas p¨²blicas. En las crisis, tambi¨¦n los mayores deben ver ajustada su pensi¨®n y no trasladar su coste a espaldas de cotizaciones m¨¢s altas. Y en bonanza, la actualizaci¨®n debiera ser a PIB nominal y no solo seg¨²n inflaci¨®n. Ser una persona mayor no significa hoy afortunadamente ser pobre. Sin embargo, entre este colectivo hay bolsas de pobreza insuficientemente atendidas
P. Pero en la crisis, los abuelos han ayudado a los j¨®venes parados o con precariedad laboral¡
R. Pero ese no es el camino. Esta precariedad provoca baja natalidad, malos salarios, imposibilidad de emancipaci¨®n de los j¨®venes¡una generaci¨®n que no podr¨¢ financiar su Estado de bienestar ni su jubilaci¨®n. Eso no es justo.
P. Es decir, el Estado es injusto en su reparto del gasto¡
R. S¨ª. Justicia requiere identificar necesidades y responsabilidades; no colectivizar respuestas universales generales Y con ello pasar de la macroeconom¨ªa del gasto social a la micro del bienestar residual de las personas manteniendo la perspectiva generacional. As¨ª por ejemplo, hablando de cosas concretas, en lugar de subvencionar el Imserso se deber¨ªa ayudar a los viajes en Interrail de los j¨®venes, que necesitan saber idiomas, conocer otros pa¨ªses¡eso es fundamental para su formaci¨®n. El que exista futuro para ellos es lo que ha de mantener el presente sostenible para nosotros.
P. ?Los pol¨ªticos sobreprotegen a los jubilados porque son ocho millones de votos?
Una generaci¨®n no podr¨¢ pagar ni disfrutar del Estado de bienestar¡±
R. Creo que s¨ª, pero hay que llamar la atenci¨®n sobre el desequilibrio generacional que se est¨¢ produciendo con esta pol¨ªtica social y la escasa aportaci¨®n al bienestar de los j¨®venes procedente del mercado de trabajo. Y ya no digamos de los a¨²n no nacidos, que deber¨¢n asumir nuestras deudas y que por supuesto hoy no votan
P. ?El problema de fondo no es la escasa recaudaci¨®n fiscal de Espa?a en proporci¨®n al PIB?
R. Sin duda se puede ver como un problema de escasa recaudaci¨®n fiscal, que es donde empieza todo. La decisi¨®n de eficiencia de tama?o de presi¨®n fiscal global es de los parlamentos. Pero quiz¨¢s hoy por justicia fiscal su composici¨®n ha de variar. Creo que hay que cargar las plusval¨ªas no reinvertidas con unos impuestos muy altos, digamos del 70%, y revitalizar el impuesto de sucesiones y el del patrimonio no vinculado a la creaci¨®n de riqueza. Yo no castigar¨ªa tanto la renta como aquella riqueza inmovilizada en manos de unos pocos. Las rentas no ganadas por herederos desincentivan el trabajo, van contra la meritocracia y todo ello limita la prosperidad de un pa¨ªs.
P. ?El Estado puede financiar la dependencia?
R. Yo postulo afectar la recaudaci¨®n del impuesto de sucesiones a su financiaci¨®n, o que recupere el Estado, contra la herencia que deje el dependiente, el gasto que ha provocado la persona fallecida. Esto ya se hace en el Reino Unido. No tiene sentido que el Estado salve patrimonios a beneficio de herederos desresponsabilizados de sus ancestros.
P. ?Coincide con los planteamientos b¨¢sicos de la Econom¨ªa del Bien Com¨²n, que pretende desarrollar una verdadera econom¨ªa sostenible y alternativa a los mercados financieros?
R. Tiene aspectos muy positivos, aunque tampoco sostengo que si el mercado no funciona en alg¨²n tema, cualquier sistema p¨²blico que implantemos vaya a ser mejor. Lo que es cierto es que el aumento del PIB no se debe confundir con el bienestar de la poblaci¨®n. Se debe tomar como referencia a las personas en su condici¨®n de beneficiarias y contribuyentes a lo largo de su vida.
Se deber¨ªa ayudar a viajar a los j¨®venes en vez de subvencionar el Imserso"
P. Sobre la cuesti¨®n sanitaria, ?cree que se han gestionado mal los recortes en la sanidad?
R. Creo que si la Administraci¨®n pone los recortes salariales en el centro de su pol¨ªtica en lugar de buscar la mejora de la actividad asistencial, a largo plazo crece el gasto. Los menores sueldos acaban en menos productividad y, cuando se alivia la presi¨®n econ¨®mica, la Administraci¨®n mejora los salarios a plantillas m¨¢s hinchadas: al final se gasta m¨¢s a cambio de igual o peores resultados asistenciales.
P. ?Los recortes presupuestarios han sido tan dram¨¢ticos como dijeron los m¨¦dicos?
R. No. Aquello de que ¡°los recortes matan¡±, es un mal reclamo, porque cuestionar¨ªa de hecho la propia ¨¦tica de los profesionales. La marea verde fue un movimiento de defensa corporativa de los m¨¦dicos, que reivindicaban mejoras para ellos, lo cual es comprensible, pero no aceptable que alguien haya utilizado el paciente como reh¨¦n.
P. ?Se puede dar m¨¢s calidad sanitaria gastando lo mismo o menos?
R. Creo que hay que priorizar lo que se atiende, revisar los protocolos que se aplican y, por lo tanto, no gastando m¨¢s sino mejor. En cuanto a aumentar los ingresos, en Catalu?a existen hospitales p¨²blicos que atienden demanda privada por las tardes con profesionales sanitarios p¨²blicos. El centro p¨²blico recibe mayores ingresos que le permiten cuadrar sus cuentas, los m¨¦dicos cobran una retribuci¨®n extra y las listas de espera se reducen. Con una buena regulaci¨®n, se puede mantener as¨ª una m¨ªnima lealtad del profesional con la instituci¨®n. No hay mayor deslealtad y privatizaci¨®n que la del m¨¦dico en la sanidad p¨²blica ofreciendo su tarjeta de pr¨¢ctica en una sanidad privada compatible. Otra v¨ªa es ofrecer servicios que est¨¢n fuera de la lista b¨¢sica, como algunos aspectos de la podolog¨ªa u odontolog¨ªa, por los que el centro p¨²blico puede cobrar y al ciudadano salirle m¨¢s barato que las consultas privadas.
P. ?Es partidario de la gesti¨®n privada, al estilo del Hospital de Alcira?
R. No, ya que el ¨¢nimo de lucro privado estricto en sanidad me genera dudas. Lo que propongo es m¨¢s gesti¨®n p¨²blica. Ello alcanza la concertaci¨®n sanitaria con excedentes reinvertidos en la atenci¨®n m¨¦dica p¨²blica. En las concesiones el excedente empresarial fluye a fondos externos y a reparto de dividendos ajenos al sistema. De ah¨ª mis dudas.
P. ?El copago es evitable?
R. Estoy a favor de la asistencia gratuita financiada con el esfuerzo colectivo pero siempre que la prestaci¨®n sea coste-efectiva y se atiendan los servicios que el sistema p¨²blico puede contemplar con la financiaci¨®n otorgada y lo haga con productividad. Por ejemplo, creo que cuando alguien usa indebidamente el sistema de salud (como puede ocurrir con las urgencias, entre otros servicios), se le podr¨ªa hacer copagar a trav¨¦s de la declaraci¨®n de la renta incorporando el coste del mal uso como beneficio en especie en la base imponible y tributando a tipo progresivo.
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