Pemex y sus 20.000 millones de problemas
La ca¨ªda del precio del crudo y la depreciaci¨®n del peso hunden a la petrolera mexicana en su peor crisis
Pemex no sale del pozo. La petrolera que un d¨ªa simboliz¨® la prosperidad mexicana ha acumulado s¨®lo en los primeros nueve meses de 2015 p¨¦rdidas por valor de 20.000 millones de d¨®lares (18.700 millones de euros). El doble que todo el a?o anterior. El peor resultado de su historia. Y no se ve luz al final del t¨²nel. Vapuleada por la crisis del crudo, con una producci¨®n en declive y sometida a la presi¨®n de un d¨®lar alcista, la compa?¨ªa estatal se enfrenta, despu¨¦s de d¨¦cadas de privilegio monopol¨ªstico a su mayor reto: transformarse en una empresa competitiva.
Las alarmas se encendieron a finales de octubre. Pemex hizo p¨²blicas sus cuentas del tercer trimestre. Las p¨¦rdidas en ese periodo alcanzaron casi los 10.000 millones de d¨®lares. M¨¢s que en todo 2014. Fue el peor resultado despu¨¦s de 12 trimestres consecutivos de n¨²meros rojos, y la confirmaci¨®n de que la reforma energ¨¦tica, tras poner fin a 76 a?os de monopolio estatal, hab¨ªa topado con un escollo profundo.
Sobre la mesa volvi¨® a plantearse p¨²blicamente el modelo elegido para Pemex. La reforma la ha dotado de un consejo de administraci¨®n m¨¢s aut¨®nomo y le ha abierto las puertas a las alianzas con el capital privado. Pero no la ha liberado de su mayor carga.
La compa?¨ªa arrastra un pasivo de 190.000 millones de d¨®lares (177.600 millones de euros), la mitad de origen laboral. A diferencia de las grandes multinacionales con las que ha empezado a competir, la estructura de Pemex sigue anclada en el pasado, en el recuerdo de una empresa paternalista y asistencial. Tiene 150.000 empleados y otros 100.000 jubilados.
El Gobierno estudia inyectar fondos en la petrolera?
Este cuadro lo remata una intensa dependencia estatal. Una herencia de la ¨¦poca a¨²rea que ya no tiene correlato en la econom¨ªa real. El pa¨ªs ha ido cediendo terreno en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas en favor de otros sectores, como las manufacturas, y la industria del crudo representa ya menos del 3% del PIB. Pese a ello, un 30% de los ingresos p¨²blicos a¨²n proceden de Pemex. Ese es uno de sus mayores lastres. Y en un a?o de fuerte recorte del gasto p¨²blico, el Gobierno no parece dispuesto a abandonar esta inmensa fuente de dinero.
Tormenta perfecta
Bajo estas condiciones, tanto el abrupto descenso de los precios del barril, con ca¨ªdas del 60% en un a?o, como el paulatino declive de la producci¨®n (3,3 millones de barriles en 2004 a 2,26 millones en 2015) no hacen sino echar m¨¢s le?a al fuego. No s¨®lo se genera menos petr¨®leo sino que cada d¨ªa vale menos. Es la tormenta perfecta. Y en el tablero ha entrado un nuevo enemigo. ¡°Estamos sufriendo una fuerte depreciaci¨®n del peso. Pemex es una empresa altamente dolarizada y casi la mitad de las p¨¦rdidas del ¨²ltimo trimestre se deben a esta causa¡±, indica Rodolfo Campos, responsable de la Direcci¨®n Corporativa de Finanzas de Pemex. Campos reconoci¨®, en una conferencia con analistas, que el Gobierno Federal de M¨¦xico estudia recapitalizar Pemex con bonos y otros activos para paliar la fuerte crisis financiera a la que se enfrenta la petrolera.
En este horizonte no se atisba una mejor¨ªa r¨¢pida.?¡°La soluci¨®n pasa por reinventar a Pemex. Tiene que resurgir de sus cenizas. Con la reforma energ¨¦tica se perdi¨® la oportunidad de inyectar capital externo. Una privatizaci¨®n parcial habr¨ªa mejorado el control y favorecido al bien p¨²blico. Ahora no tiene la autonom¨ªa suficiente, su consejo depende del Gobierno y la presi¨®n competitiva ya es demasiado alta¡±, se?ala la experta Miriam Grunstein.
El camino a la privatizaci¨®n parece muy lejano. El petr¨®leo, aparte de ser el mayor contribuyente a las maltrechas arcas estatales, aun se vive en M¨¦xico como un emblema de la soberan¨ªa nacional. Su enajenaci¨®n supondr¨ªa un enorme desaf¨ªo pol¨ªtico. Y ninguno de los grandes partidos est¨¢ dispuesto, de momento, a asumirlo.
¡°No hay soluci¨®n f¨¢cil. Una posibilidad ser¨ªa que el Estado absorbiese la deuda e impusiese una reforma profunda de las finanzas y un programa de despido del personal no productivo¡±, indica el analista David Shields.
Ninguna de estas opciones figura en el mapa de lo inmediato. La senda tomada por Pemex, bajo intensa vigilancia gubernamental, ha consistido en abandonar paulatinamente las ¨¢reas menos rentables y buscar alianzas con socios que compensen sus lagunas. En esta estrategia tambi¨¦n ha intentado sanear la estructura de capital. Para ello ha ajustado el presupuesto, reducido el gasto de operaci¨®n y renegociado con los proveedores. Un paso importante en esta l¨ªnea ha sido el acuerdo cerrado para retrasar las jubilaciones a los 60 a?os o 30 a?os de servicio (estaban en los 55 a?os o 25 a?os de trabajo).
Todo ello ha permitido alivios parciales pero no ha reducido las inmensas p¨¦rdidas ni atacado su principal problema: la escasa producci¨®n. Un agujero negro que ni siquiera el hallazgo de nuevos campos en el litoral de Tabasco, con una capacidad equivalente a 350 millones de barriles de crudo, ha servido para paliar.
¡°El sector entero, como demuestra el caso de Petrobras, registra sus peores resultados. Se puede pensar que la reforma lleg¨® en mal momento. Pero nosotros creemos que no hay futuro mejor. Hemos trabajado sobre el pasivo laboral y la carga fiscal se va a reducir del 70% al 65% en 2019. Adem¨¢s, ahora tenemos capacidad para asociarnos y decidir d¨®nde operar, y vamos a monetizar activos¡±, afirma Campos.
Estas medidas mejorar¨¢n la estructura de capital y posiblemente los resultados. Pero, a juicio de los analistas, no supondr¨¢n ning¨²n cambio radical. La recuperaci¨®n, si llega, ser¨¢ lenta. Pemex tardar¨¢ en salir del pozo.
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