El ¡®efecto Airbnb¡¯ en el vecindario
La excesiva concentraci¨®n de pisos tur¨ªsticos en determinados barrios contribuye a la subida del precio medio de los alquileres residenciales y a una transformaci¨®n social
Alguna vez en el supermercado se cruza con un vecino que le empuja y le tira el cesto de la compra. En el portal de su casa le han insultado varias veces y en uno de los bares a los que sol¨ªa ir dejaron de servirle. El terrible estigma que Jordi P¨¦rez (exige nombre ficticio) arrastra por la Barceloneta es el de alquilar dos pisos desde hace alg¨²n tiempo a trav¨¦s de Airbnb. Juan (tambi¨¦n pide anonimato) hac¨ªa lo mismo en el Raval, y una denuncia de sus vecinos termin¨® con una inspecci¨®n del Ayuntamiento y una multa de 90.000 euros. Eso, o cede la vivienda durante tres a?os para fines sociales. El conflicto est¨¢ servido desde hace tiempo. Pero, ?d¨®nde fueron a parar a aquellos valores positivos de la econom¨ªa colaborativa que brotaban al hablar de Airbnb y con los que todos ganaban?
El origen de esta empresa, valorada hoy muy por encima de la mayor cadena hotelera del mundo (Marriott), fue producto de la necesidad. Brian Chesky y Joe Gebbia, dos de sus fundadores, no pod¨ªan pagar su alquiler en San Francisco en 2008, as¨ª que decidieron ofrecer un par de camas hinchables en su apartamento. La idea funcion¨®. Y la brillante soluci¨®n a un problema global, agravado en plena recesi¨®n, deriv¨® en una multinacional que hoy tiene dos millones de alojamientos en 34.000 localidades de 191 pa¨ªses. Pero la base de aquello, compartir casa para ahorrar costes, se ha desvirtuado en algunos casos y la proliferaci¨®n de apartamentos tur¨ªsticos ¨Cmuchas veces propiedad de una misma persona- y su extrema concentraci¨®n en determinados barrios de grandes ciudades ha agudizado el problema al que Brian y Joe se enfrentaron en 2008.
El G¨®tico de Barcelona tiene un piso tur¨ªstico por cada 9.? Ha perdido un 17,6% de poblaci¨®n y sus alquileres han subido un 6%
Donde mayor es la densidad de pisos tur¨ªsticos, menor es la oferta para uso residencial y m¨¢s alto es el precio del metro cuadrado. Esa es la principal cr¨ªtica que ha recibido Airbnb en los ¨²ltimos tiempos. Los vecinos lo denunciaron en San Francisco, donde la compa?¨ªa tuvo que invertir 7 millones de euros en comunicaci¨®n para ganar el refer¨¦ndum (con el 55% de los votos) que se plante¨® en su contra. En la ciudad donde naci¨® la idea, los caseros cada vez pon¨ªan menos pisos en el mercado de larga duraci¨®n y los alquileres (no solo por este motivo) han llegado a 4.225 d¨®lares de media por un apartamento. En Nueva York, varios informes ¨Cincluido de la fiscal¨ªa general- analizaron el problema y en Barcelona, antiguos barrios como el Raval o la Barceloneta se han convertido en algunos de los m¨¢s caros por metro cuadrado en el mercado de alquiler pese a que sus vecinos no llegan a la renta media de la ciudad.
Un portavoz de la compa?¨ªa rechaza esta idea y mantiene que los precios ya sub¨ªan antes de la irrupci¨®n de Airbnb. "En Barcelona hay cerca de un mill¨®n de viviendas. En esta ciudad tenemos 17.000 anuncios. Aunque todos estuvieran en el mercado, no llega ni al 2% del parque total de vivienda, una cifra demasiado peque?a para tener un impacto en los precios en el conjunto de la ciudad". Pero el problema no es el modelo ni la cantidad total, sino su excesiva concentraci¨®n. En el barrio del Marais de Paris, por ejemplo, durmieron m¨¢s personas a trav¨¦s de Airbnb en el verano de 2014 que el n¨²mero de vecinos que tiene la zona. Y en Barcelona, los 7 barrios con m¨¢s anuncios representan la mitad (50,91%) de la oferta global de la ciudad, siempre seg¨²n datos de la web Inside Airbnb, ya que la empresa todav¨ªa no facilita cifras oficiales.
La Barceloneta se ha convertido en el barrio con el alquiler por metro cuadrado m¨¢s caro de Barcelona
La Barceloneta es uno de los barrios donde m¨¢s conflictos sociales ha tenido con esta empresa. El precio del alquiler por metro cuadrado cuesta hoy 15,84 euros, el m¨¢s caro de Barcelona, seg¨²n los datos de Incasol, el organismo p¨²blico que se encarga de guardar las fianzas de todos los pisos de alquiler de Catalu?a. El tama?o medio de los pisos (40 metros cuadrados de media) influye en este extra?o fen¨®meno para un barrio con edificios de escasa calidad. Pero si atendemos a la evoluci¨®n de ese precio tomando como referencia el mismo semestre del a?o anterior, la subida tambi¨¦n es la m¨¢s alta de Barcelona: 9,1%. Y ese dato s¨ª aporta m¨¢s informaci¨®n sobre algunas de las quejas vecinales. Alan Quaglieri Dom¨ªnguez, investigador de la Universidad Rovira i Virgili en temas de turismo urbano y experto en el fen¨®meno de Airbnb, apunta a esos datos para explicar el fen¨®meno. ¡°Parece que hay evidencias de que la explosi¨®n de Airbnb y su concentraci¨®n en determinadas ¨¢reas han contribuido, junto a otros elementos, a la subida de precios en el mercado inmobiliario en los barrios que han conocido un desarrollo tur¨ªstico reciente. Pero hay que fijarse en muchos factores¡±, matiza, al tiempo que ofrece un pormenorizado estudio sobre renta, poblaci¨®n y alquileres.
La Barceloneta y la mayor¨ªa de barrios que acumulan los anuncios de Airbnb poseen una renta familiar por debajo de la media de la ciudad, algo que sumado a la subida de alquileres dificulta la permanencia de los residentes originales. Este antiguo barrio de pescadores, que un d¨ªa dividi¨® sus pisos en cuartos para hacer frente a su sobrepoblaci¨®n, ha perdido ahora un 6,6% de vecinos en los ¨²ltimos a?os, pese a que la ca¨ªda global en Barcelona ha sido solo del 0,6%. En el G¨®tico, por ejemplo, donde el incremento del precio del alquiler en un a?o ha sido del 6% y re¨²ne la mayor concentraci¨®n de anuncios de Airbnb de la ciudad (un piso tur¨ªstico por cada 9,2 residenciales), ha perdido un 17,6% de poblaci¨®n, seg¨²n el padr¨®n municipal. El resultado de este proceso, profundamente vinculado al turismo, son barrios m¨¢s caros con menos vecinos empadronados.
El pasado 12 de noviembre, Airbnb realiz¨® una gran convenci¨®n en Par¨ªs ¨CEL PA?S acudi¨® como invitado por la empresa- donde entre otras cosas present¨® Compact, un documento con ciertos ecos de autocr¨ªtica y reivindicaci¨®n de los or¨ªgenes de la compa?¨ªa en el que se compromet¨ªa a ser ¡°la soluci¨®n y no el problema¡±. ¡°Trabajaremos para educar a anfitriones e invitados en las necesidades del homesharing [compartir casa] y las reglas en las ciudades [¡]. En algunos de esos lugares, se ha identificado una escasez de viviendas de alquiler de larga duraci¨®n como un asunto cr¨ªtico. La intenci¨®n es trabajar para fomentar que los alquileres de corto plazo no impacten en la disponibilidad de alquileres a largo plazo. En casos justificados y muy espec¨ªficos, Airbnb se asegurar¨ªa de que los anfitriones acepten anunciar s¨®lo aquellas residencias que son permanentes¡±, rezaba una parte del documento.
La empresa alude de este modo al impacto que puede tener en la subida de alquileres y se compromete a controlar que un propietario no pueda tener m¨¢s de una vivienda anunciada para expulsar as¨ª a los profesionales del sector tur¨ªstico. Pero en una entrevista con EL PA?S durante la convenci¨®n de Par¨ªs, Nathan Blecharczyk, uno de sus fundadores, atribu¨ªa a otros factores el problema de los alquileres y enmarcaba el problema de San Francisco o algunas de las feroces cr¨ªticas recibidas en los ¨²ltimos tiempos dentro de cuestiones ¡°pol¨ªticas¡±. Seg¨²n sus datos globales, el 83% de los anuncios de Airbnb son de gente que alquila la casa donde vive. Pero en Barcelona, seg¨²n las cifras de Insideairbnb, el 55,1% de los anunciantes ofrece m¨¢s de una vivienda, aunque en algunos casos se trata de habitaciones separadas.
Barcelona tiene unos 17.000 anuncios y Madrid unos 8.000. Pero en ambas ciudades falta una regulaci¨®n clara para el 'homesharing'
A¨²n as¨ª, la cifra indica el alto grado de profesionalizaci¨®n tur¨ªstica que est¨¢ adquiriendo la plataforma. Muchas empresas o peque?os propietarios la utilizan, legitimamente, para publicitar sus pisos de alquiler. Y aunque AIrbnb no fuera concebido originalmente para ellos, ahorran inversi¨®n en web, pasarela de pago y SEO. En parte por ello el Ayuntamiento de Barcelona cancel¨® la concesi¨®n de licencias y comenz¨® una estricta campa?a de inspecciones con multas de hasta 90.000 euros a los propietarios que realicen estas pr¨¢cticas. Pero la prohibici¨®n ha dejado en un limbo legal a miles de usuarios (17.000 anuncios en Barcelona y 8.000 en Madrid).
El fen¨®meno se parece al que se daba hasta ahora con la gentrificaci¨®n. Y pese a que socialmente tiene muchas connotaciones negativas, urban¨ªsticamente podr¨ªa aportar algunos beneficios, como sucedi¨® en barrios madrile?os antiguamente degradados como el de Chueca. Fernando Encinar, cofundador de Idealista, la web de anuncios inmobiliarios m¨¢s consultada de Espa?a, ve m¨¢s aspectos positivos que negativos. ¡°Lavapi¨¦s, por ejemplo, eran viviendas muy baratas que el inversor compr¨® y hoy el barrio es el hotel de Madrid. Y eso est¨¢ regenerando el barrio, como est¨¢ sucediendo en la Barceloneta. Adem¨¢s, muchos propietarios con viviendas vac¨ªas las sacan al mercado. Pero es verdad que lo que hace es reducir la oferta que hay en un barrio concreto. En esos barrios donde el alquiler vacacional es una tendencia al alza, el propietario tiene el leg¨ªtimo anhelo de ganar m¨¢s dinero¡±, analiza.
Barcelona y Madrid esperan una regulaci¨®n que permita establecer normas claras. Par¨ªs, Londres y Amsterdam ya la tienen. Y en gran medida, se basa en limitar los d¨ªas que uno puede alquilar su casa al a?o y en incluir una tasa para la ciudad en los alquileres. Siempre, adem¨¢s, suponiendo que sea su primera vivienda y no apartamentos tur¨ªsticos que afecten directamente a la salud de la trama urbana de determinados barrios. Pero, ?perder¨¢ Airbnb su fuerza si recupera el esp¨ªritu de sus or¨ªgenes y desaparecen de la plataforma todos los profesionales del sector?
El problema es la concentraci¨®n
Concentraci¨®n en barrios. Siete barrios de Barcelona poseen el 50,91de todos los anuncios de la ciudad. Y los 12 con m¨¢s anuncios representan el 66,3% del total. El Raval es el que m¨¢s anuncios tiene, pero el G¨®tico es el barrio donde existe m¨¢s concentraci¨®n: 1 por cada 9 viviendas residenciales.
La Barceloneta, el barrio m¨¢s caro. Se trata del barrio con el alquiler por metro cuadrado m¨¢s alto de Barcelona (seg¨²n Incasol). Este antiguo barrio de pescadores, que un d¨ªa dividi¨® sus pisos debido a la gran poblaci¨®n que ten¨ªa, ha perdido ahora el 6% de sus vecinos.
Sin anuncios fuera del centro. La suma de la oferta total de los distritos de Sant Andreu, Horta-Guinard¨° y Nou Barris alncaza solamente el 5,74%. De hecho, la suma de la oferta de los 4 distritos con menos anuncios solo alcanza el 80% de la oferta del barrio del Raval.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
Archivado En
- Airbnb
- Barcelona
- Catalu?a
- Mercado inmobiliario
- Vivienda
- Empresas
- Pisos tur¨ªsticos
- Turistificaci¨®n
- Turismo masivo
- Gentrificaci¨®n
- Alojamientos
- Hosteler¨ªa
- Econom¨ªa urbana
- Ciudades sostenibles
- Pol¨ªtica urban¨ªstica
- Turismo
- Desarrollo urbano
- Desarrollo sostenible
- Problemas sociales
- Econom¨ªa
- Urbanismo
- Pol¨ªtica
- Sociedad
- Medio ambiente
- Reportajes