Prep¨¢rense para 2016
La UE est¨¢ harta de la actitud desde?osa de Reino Unido y no est¨¢ dispuesta a ceder
En esta ¨¦poca la prensa se llena de augurios y previsiones para el a?o entrante, como si las uvas de Nochevieja nos aumentaran la agudeza visual y la capacidad de pron¨®stico. Es l¨®gico, la mente humana est¨¢ programada para preferir la certeza y la coherencia ante la incertidumbre y el caos, y nos predispone para creer historias que muestren coherencia interna, aunque sean falsas. Pero la realidad es que no tenemos ni idea de lo que va a pasar.
Como ha mostrado a lo largo de d¨¦cadas de investigaci¨®n el profesor de la Universidad de Pennsylvania Philip Tetlock, las predicciones de los expertos no son mejores que las de un chimpanc¨¦ tirando dardos a una diana con varios escenarios. Es m¨¢s, cuanto m¨¢s famosos son los expertos, y m¨¢s convencidos est¨¢n de sus teor¨ªas, m¨¢s err¨®neas son sus predicciones. El problema es que la realidad es multidimensional. Los generales del ej¨¦rcito prusiano dec¨ªan que no hay plan que sobreviva al contacto con el enemigo. Por eso es m¨¢s ¨²til considerar m¨²ltiples escenarios para estar mejor preparados, en lugar de hacer grandes pron¨®sticos.
El a?o 2016 promete ser un a?o distinto. Tras casi una d¨¦cada de crisis, reca¨ªdas, y recuperaciones, el 2016 se abre a problemas de otra variedad. Problemas sobre todo pol¨ªticos en EE UU, en Gran Breta?a, en Europa, en Espa?a. La expansi¨®n del populismo, a veces racista anti-inmigraci¨®n, a veces nacionalista, como hilo conductor del desencanto con el mercado, con las clases dirigentes, con las consecuencias de la globalizaci¨®n. Pero tambi¨¦n problemas econ¨®micos, la incertidumbre ante las subidas de tipos de la Fed y la divergencia con el BCE, la profunda crisis brasile?a, las perennes dudas sobre la robustez de la econom¨ªa china, el impacto del ciclo bajista de las materias primas. No son problemas que requieren soluciones r¨¢pidas de crisis, de fin de semana, de nervios de acero. Son problemas que requieren soluciones meditadas de largo plazo, visi¨®n de futuro, compromisos de poder.
Las elecciones en EE UU presentan el contraste entre un partido dem¨®crata unido en torno una visi¨®n coherente de pa¨ªs y a Hillary Clinton, la candidata a presidente m¨¢s preparada de la historia, y un partido republicano que se enfrenta aterrorizado a la realidad que ha creado con su persistente deriva hacia la derecha populista como mecanismo de feroz oposici¨®n al presidente Obama. La popularidad de Donald Trump, que no deber¨ªa extra?ar a nadie que haya vivido en Italia con Silvio Berlusconi, es tan solo el reflejo de la parte de la sociedad americana abandonada por la globalizaci¨®n, que lleva muchos a?os viviendo bajo la influencia del Tea Party, Fox News, y la radio y la prensa de derechas, inmune a la realidad que refuta sus prejuicios ideol¨®gicos. Un pa¨ªs donde todav¨ªa una parte importante de la poblaci¨®n, por ejemplo, cree que Obama no naci¨® en EE UU. Un pa¨ªs donde Ted Cruz, que entre otras cosas defiende el retorno al patr¨®n oro, puede presentarse como la opci¨®n moderada del partido republicano.
Gran Breta?a se enfrenta a un incierto refer¨¦ndum sobre la pertenencia a la Uni¨®n Europea (UE). La UE est¨¢ harta de la actitud desde?osa de Gran Breta?a, y no est¨¢ dispuesta a dar grandes concesiones. Las encuestas y los mercados de apuestas muestran una situaci¨®n muy igualada. El nuevo liderazgo laborista no encuentra el norte, y el frente anti-UE se aprovecha del estancamiento de la clase media, y ofrece la caracter¨ªstica t¨ªpica del populismo, un desd¨¦n profundo por la realidad de los datos. Est¨¢ tan extendida esta pr¨¢ctica propagand¨ªstica que los partidarios de permanecer en la UE han creado una p¨¢gina web, InFacts, para aclarar todas las falsedades documentales y estad¨ªsticas que el frente anti-EU est¨¢ usando continuamente en su campa?a.
La eurozona se enfrenta a seis meses decisivos para reformar su pol¨ªtica fiscal y gestionar la amenaza terrorista y el grave problema migratorio. Con elecciones en Alemania y en Francia en 2017, con Marine Le Pen en ascenso debido a la debilidad del centro derecha franc¨¦s y ?ngela Merkel con varios flancos abiertos, poco se puede esperar de estos dos pa¨ªses m¨¢s all¨¢ del verano. La eurozona no se puede permitir un largo periodo de inactividad pol¨ªtica. Necesita frenar el incipiente populismo, acelerando el crecimiento con una pol¨ªtica fiscal agresiva y mostrando un claro proyecto de futuro solidario tanto para los europeos como para los refugiados. Hay que mutualizar la pol¨ªtica fiscal y la gesti¨®n de los refugiados. S¨ª, esto supondr¨¢ coste pol¨ªtico en algunos pa¨ªses. Pero es el coste de mantener la unidad europea y salvar Schengen. Si cae Schengen, el euro estar¨¢ herido de gravedad.
La econom¨ªa mundial se enfrenta a la novedad de la divergencia entre el ciclo americano y el europeo. Con la inflaci¨®n muy baja y los tipos de inter¨¦s a cero, los bancos centrales van a seguir vigilando celosamente los tipos de cambio. El resto del mundo emergente tendr¨¢ que seguir adapt¨¢ndose al fin del ciclo alcista de las materias primas. China seguir¨¢ manejando los tiempos de su proceso de ajuste, proporcionado m¨²ltiples oportunidades para los agoreros que seguir¨¢n pronosticando ese colapso de su econom¨ªa que nunca llega.
Latinoam¨¦rica est¨¢ sumida en una profunda crisis. Y no solo en pa¨ªses como Venezuela, cuyo profundo deterioro econ¨®mico y pol¨ªtico estaba enmascarado por el alto precio del petr¨®leo. El declive en Brasil, tanto de la econom¨ªa como de la calidad de la pol¨ªtica econ¨®mica, es de una dimensi¨®n escalofriante. Ecuador est¨¢ llamando a las puertas del FMI, y seguramente no ser¨¢ el ¨²ltimo. Argentina tiene el dif¨ªcil problema de resolver los profundos desequilibrios que ha heredado del r¨¦gimen Kirchnerista. Nada de esto se puede ni se debe resolver r¨¢pido, con decisiones precipitadas. Tampoco en Espa?a, que se enfrenta al dilema demogr¨¢fico que separa a los que piden cambio y esperanza de futuro y a los que prefieren estabilidad a cualquier precio. Recuerden Jap¨®n, donde durante d¨¦cadas la sobre-representaci¨®n electoral de las zonas rurales y la mayor participaci¨®n pol¨ªtica de los m¨¢s mayores perpetu¨® el r¨¦gimen de inflaci¨®n cero.
La democracia no se puede disociar de la demograf¨ªa. Para cambiarlo hacer falta tiempo y liderazgo creativo y convincente, con ideas positivas, que convenza puerta a puerta, plaza a plaza, y no solo en el abstracto te¨®rico televisivo. La incertidumbre, el desencanto, y las luchas intestinas seguir¨¢n siendo caldo de cultivo para el populismo oportunista que solo ansia el poder por el poder o la preservaci¨®n, a toda costa, de la carrera pol¨ªtica de sus l¨ªderes.
Muchos de estos dilemas pueden tener resultados positivos. Qui¨¦n sabe. Lo que s¨ª que es seguro es que se avecinan curvas. Prep¨¢rense, y suerte.
?ngel Ubide es senior fellow del Peterson Institute for International Economics.
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