Coqueteando con otra Gran Recesi¨®n
Los ¨®rganos de gobernanza miran hacia otro lado y practican un asombroso ¡®laissez faire¡¯
La econom¨ªa mundial reduce su ritmo de crecimiento de forma acelerada, acuciada por el par¨®n en seco de los pa¨ªses emergentes. Mientras tanto, los pocos organismos globales de gobernanza miran para otro lado y practican una especie de asombroso laissez faire. Con su inacci¨®n dan la sensaci¨®n de no estar suficientemente preocupados por lo que est¨¢ sucediendo y por lo que est¨¢n inquietos los ciudadanos y los mercados. Coquetean de forma insensata con la posibilidad de otra Gran Recesi¨®n: o porque se aviven los rescoldos de la que comenz¨® en el verano de 2007, o porque aparezca otra nueva que lleva en su seno distintas burbujas de activos y, sobre todo, una burbuja de la deuda. El endeudamiento p¨²blico y privado a nivel mundial est¨¢ cerca del 300% del PIB global.
En 2007 la crisis se activ¨®, en primer lugar, a trav¨¦s del mercado hipotecario; luego pas¨® a la banca, de la que inicialmente se dijo que ten¨ªa problemas de liquidez cuando eran de solvencia. Ahora los problemas se han contagiado a trav¨¦s de las bolsas de valores y, dentro de ellas, del sector financiero. Los inversores no apuestan por los bancos. Se est¨¢ sustituyendo el momento Lehman Brothers (problemas inmediatos de solvencia de uno de los principales bancos de inversi¨®n de Wall Street) por el momento Deutsche Bank, que afecta al primer banco germano y a una buena parte de las entidades financieras italianas. Sus dificultades son m¨¢s de falta de rentabilidad (bajos tipos de inter¨¦s durante mucho tiempo) que de solvencia, aumento de la morosidad, sospechas de problemas en el impago de sus seguros (CDS), y necesidad de mayores porcentajes de capital para coyunturas como la actual, de ¡°estancamiento secular¡±.
Desde que comenz¨® la actual etapa de globalizaci¨®n, a principios de la d¨¦cada de los noventa del siglo pasado, todos los analistas han denunciado su deformidad (movilidad absoluta de los capitales, relativa del resto de las mercanc¨ªas y limitaciones crecientes a los movimientos de personas, como se manifiesta con la actual crisis de los refugiados en Europa) y su ausencia de gobernaci¨®n. Las instituciones de Bretton Woods no fueron dotadas para este marco de referencia global. En 2009 se concibi¨® oficialmente al G20 (los siete pa¨ªses m¨¢s ricos del mundo, m¨¢s Rusia, m¨¢s 11 de las econom¨ªas emergentes, m¨¢s la UE como club regional) como el foro permanente de discusi¨®n econ¨®mica mundial. Su balance, desde entonces, es m¨¢s bien escu¨¢lido. ?D¨®nde est¨¢ el G20 estos d¨ªas de tribulaci¨®n? A finales de 2008, en plena vigencia del momento Lehman Brothers, los dirigentes del G20 se reunieron en Washington e hicieron un comunicado solemne: ¡°Nosotros, los l¨ªderes del Grupo de los 20 hemos celebrado una reuni¨®n inicial (...) entre serios desaf¨ªos para la econom¨ªa y los mercados financieros mundiales. Estamos decididos a aumentar nuestra colaboraci¨®n y trabajar juntos para reestablecer el crecimiento global y alcanzar las reformas necesarias en los sistemas financieros globales¡±.
Desde entonces, las diferencias de pol¨ªtica econ¨®mica entre unas partes del mundo y otras han sido notables. En lo ¨²nico que han coincidido, aunque a muy diferentes ritmos, es en activar pol¨ªticas monetarias expansivas (creaci¨®n de dinero y tipos de inter¨¦s bajos) a trav¨¦s de los bancos centrales. No ha sido suficiente y las tasas medias de crecimiento mundial siguen siendo inferiores a las de 2007 y los a?os anteriores. Hay una coincidencia casi generalizada en la necesidad de activar las pol¨ªticas fiscales y las reformas adecuadas a este momento para que la econom¨ªa mundial se mueva de una vez y vuelva a una cierta normalidad (que nunca ser¨¢ la misma de antes). Pero ello forma parte de la agenda de la pol¨ªtica, no de los banqueros centrales. Si no se hace, lo que a principios del a?o actual parece malo, puede devenir en peor.
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