El pilar del cambio digital
El foro tecnol¨®gico de EL PA?S eval¨²a la importancia del an¨¢lisis de la informaci¨®n en la econom¨ªa
Puede ser algo tan simple como rastrear una llamada de tel¨¦fono o tan complejo como detallar la composici¨®n qu¨ªmica de una roca a 10 kil¨®metros de profundidad de la superficie terrestre. Pero la idea en ambos casos es la misma: transformar cualquier acci¨®n o elemento del mundo f¨ªsico y digital en informaci¨®n. ?Con qu¨¦ objetivo? La toma de decisiones para mejorar los negocios de cualquier sector.
Este proceso de almacenamiento exhaustivo de informaci¨®n tiene ya un t¨¦rmino de moda: big data. Dos palabras en las que las empresas invertir¨¢n m¨¢s de 40.000 millones de euros al a?o a partir de 2019, seg¨²n un estudio de IDC. Para desentra?ar el significado de esta tecnolog¨ªa, EL PA?S reuni¨® el pasado martes a cinco expertos del sector de empresas, start-ups e instituciones cient¨ªficas dentro del marco de RETINA, el foro iberoamericano de transformaci¨®n digital de EL PA?S que se celebrar¨¢ los d¨ªas 10 y 11 de mayo en el Palacio Municipal de Congresos de Madrid.
Motor de cambio
La primera duda que planea sobre el big data es cu¨¢n ¨²til es para la econom¨ªa y la sociedad. La semana pasada, el Instituto Vodafone desvelaba en un estudio que el 53% de los europeos ven con desconfianza el big data, como una amenaza para su privacidad. Las grandes empresas, sin embargo, entienden esta informaci¨®n como clave para el futuro de su negocio y, m¨¢s a¨²n, como motor de transformaci¨®n. ¡°Desde 2012, hemos pasado de considerar los datos como un desecho de nuestras operaciones a valorarlos como un activo¡±, explica Richard Benjamins, director de business intelligence y big data de Telef¨®nica. ¡°Usamos el big data en dos l¨ªneas principales. Para consumo interno, para mejorar c¨®mo operamos y atendemos a las necesidades de los usuarios y como generador de nuevos modelos de negocio. Nuestros datos, anonimizados, agrupados y extrapolados, pueden dar mucha informaci¨®n valiosa a otras empresas¡±.
En Repsol, adoptar el big data ha sido en muchos sentidos cambiar el nombre de algo ya existente. ¡°No lo llam¨¢bamos as¨ª, pero en nuestro negocio llevamos a?os analizando cantidades enormes de datos. Ahora es una obligaci¨®n, porque tenemos la mitad de recursos econ¨®micos para encontrar petr¨®leo. Eso nos obliga a ser mucho m¨¢s eficientes¡±, explica Jes¨²s Garc¨ªa San Luis, director de computaci¨®n avanzada y relaciones cient¨ªficas de la empresa energ¨¦tica. La diferencia estriba en que antes, esa informaci¨®n, con un ¡°potencial brutal¡±, era ¡°desaprovechada¡±.
El desaf¨ªo de interpretar la informaci¨®n y digitalizarla tiene consecuencias profundas tambi¨¦n en la cultura de las compa?¨ªas. San Luis pronostica, medio en broma, ¡°el fin de los jefes¡± ante el creciente peso de las m¨¢quinas y la informaci¨®n a la hora de tomar decisiones. ¡°Los directivos dan mucho valor a la intuici¨®n, porque est¨¢n acostumbrados a tener ¨¦xito con ella. Pero muchas veces es enga?osa y choca con la informaci¨®n que ofrecen los datos¡±. Otro factor esencial es la velocidad que exige la evoluci¨®n tecnol¨®gica y que coge al traspi¨¦ a las grandes empresas. ¡°Para una compa?¨ªa grande es muy dif¨ªcil tomar pol¨ªticas empresariales en el contexto tecnol¨®gico. Adoptas una tecnolog¨ªa como est¨¢ndar que es la mejor, y de pronto seis meses despu¨¦s ya se ha visto superada¡±, apunta Benjamins.
De esta lucha contra la inercia surgen las alianzas. Tanto Jobandtalent, empresa de software dedicada a la b¨²squeda de empleo por Internet, como Libelium, que dise?a y vende dispositivos de captaci¨®n de datos, ya han hecho negocios con Telef¨®nica. ¡°No se trata de una competici¨®n, sino de una cooperaci¨®n. Hay que vivir juntos¡±, resume Benjamins. Para Carlos del Cacho, cient¨ªfico de datos de Jobandtalent, es una cuesti¨®n de vida o muerte: ¡°No hay compa?¨ªa de Internet que pueda sobrevivir a largo plazo sin un enfoque en los datos¡±, sentencia.
El big data se enfrenta a numerosos desaf¨ªos para ser factible. Algunos son tecnol¨®gicos, como la capacidad de almacenamiento de la informaci¨®n o la energ¨ªa que consumen los grandes centros de computaci¨®n. Pero otros son sociales y de viraje lento. La educaci¨®n es un gran cuello de botella para que una econom¨ªa digital, orientada a los servicios en base a la informaci¨®n captada, sea viable.
¡°En Espa?a, por ejemplo, tenemos calidad, pero falta cantidad¡±, reconoce el directivo de Repsol. ¡°Nosotros hemos colaborado tanto con universidades e instituciones educativas espa?olas como con extranjeras de la talla del MIT. Y lo que hemos visto es que el nivel en Espa?a es muy bueno, aunque falten profesionales¡±. El problema es que las predicciones apuntan a una demanda del mercado a medio plazo que dif¨ªcilmente podr¨¢ encontrar la oferta que precisa. Para 2020, solo en la Uni¨®n Europea se necesitar¨¢n al menos un mill¨®n de nuevos empleos relacionados con el sector de la tecnolog¨ªa de la informaci¨®n, seg¨²n Eurostat.
Las instituciones cient¨ªficas tambi¨¦n lo notan. Rosa Mar¨ªa Badia, coordinadora de actividades de big data en el Barcelona Super Computing Center ¡ªCentro de Supercomputaci¨®n Nacional¡ª, sabe que compite por retener talento: ¡°Claro que me duele cada vez que alguien de mi equipo se va a la industria. Y sucede a menudo, porque cobran mucho m¨¢s. Pero luego pienso que estamos haciendo un bien para la sociedad, porque estos cient¨ªficos enriquecer¨¢n a las compa?¨ªas que los contratan y por tanto a la econom¨ªa¡±, explica la investigadora.
¡°Tenemos que empezar much¨ªsimo antes a cambiar esta situaci¨®n, en los colegios e institutos¡±, urge Alicia As¨ªn, consejera delegada y fundadora de Libelium. ¡°Primero para conseguir que la gente quiera ser ingeniera, que ya cuesta. Est¨¢s vendiendo a los futuros estudiantes que hagan una carrera para que tengan un trabajo dentro de 10 a?os que todav¨ªa no existe. No estamos transmitiendo bien el mensaje para convencerlos¡±.
Esta escasez genera tal ansiedad en las empresas a la hora de contratar el perfil perfecto que se acaba por buscar lo imposible. ¡°El unicornio. Aquel que tiene un perfil en ¡®T¡¯. Un gran dominio de un ¨¢rea espec¨ªfica y un conocimiento horizontal en muchas otras ¨¢reas, principalmente por su curiosidad personal¡±, apunta Del Cacho. Su propuesta a los directivos, que no se busque al individuo, sino al grupo ¡°en T¡±, un equipo de empleados que puedan cumplir con ese paradigma.
¡°Por poner un ejemplo para que se entiendan los beneficios de la supercomputaci¨®n combinados con el big data. El Proyecto C¨¢ncer con el que colaboramos trabaja sobre 500 tipos de c¨¢ncer y 25 tumores recurrentes a nivel mundial, para tratar de alcanzar un mayor grado de comprensi¨®n de esta enfermedad¡±, explica Bad¨ªa.
El an¨¢lisis del cambio clim¨¢tico, el dise?o de f¨¢rmacos personalizados basados en el genoma o la mejora de la gesti¨®n urbana son la cara amable de la moneda del big data. Pero la cruz es la privacidad. ?Qu¨¦ pasa con los datos que la gente cede para recibir servicios gratuitos? ?Se fragua una futura explosi¨®n en la opini¨®n p¨²blica que redefinir¨¢ las fronteras de qu¨¦ se puede hacer con la informaci¨®n personal del consumidor digital?
Curiosamente, las start-ups son las m¨¢s pesimistas. La consejera delegada de Libelium cree que si la pol¨¦mica no se hizo insostenible con el caso Snowden, no hay esperanza para que la sociedad se tome en serio proteger su privacidad. ¡°Dio para unas conversaciones de caf¨¦ interesantes y mucha indignaci¨®n moment¨¢nea. Pero se ha olvidado ya¡±, afirma. Carlos del Cacho es a¨²n m¨¢s duro: ¡°Creo que, por desgracia, es sostenible. Si una empresa es ¨¦tica en este campo, se encuentra en una situaci¨®n de desventaja competitiva frente a otra que no lo es y que explota la informaci¨®n de sus usuarios sin l¨ªmites morales¡±.
Bomba por estallar
Benjamins lo ve de una manera radicalmente opuesta: ¡°Nosotros creemos que es una bomba que s¨ª va a explotar en alg¨²n momento. Pasa igual que con la energ¨ªa nuclear¡±, compara el directivo de Telef¨®nica. ¡°Recordemos el accidente de la central nuclear estadounidense de Three Mile Island. Fue suficiente para matar a la industria porque la gente se convenci¨® de lo peligroso que era. Creemos que la mayor¨ªa de la gente a¨²n no sabe qu¨¦ se hace con sus datos. Pero, poco a poco, la opini¨®n p¨²blica es m¨¢s consciente¡±.
?Recetas para este tal¨®n de Aquiles del big data? Para Benjamins, es ganarse la confianza equivalente a la de ¡°un m¨¦dico¡±, que las empresas logren, con ¨¦tica y transparencia, convencer al ciudadano para que les deje tratar sus datos sin violentarlos. San Luis es m¨¢s tajante: ¡°La informaci¨®n que tienen de ti se las has dado t¨². El que tiene que velar por la privacidad propia es uno mismo¡±.
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