El efecto domin¨® de los bajos precios del crudo
El desplome de la cotizaci¨®n del petr¨®leo destruye 200.000 empleos en Estados Unidos Los datos contradicen el temor a que estalle una burbuja en el sector
Hace tres a?os llenar el coche de gasolina le costaba a una familia estadounidense el doble que ahora y la probabilidad de que alg¨²n habitante de la casa estuviera en el paro era mayor: la tasa de desempleo era de casi el 8%, mientras que ahora est¨¢ en el 5%. Y, aun as¨ª, si esa familia atiende a lo que cuenta la prensa econ¨®mica o lo que ocurre en Wall Street, tendr¨¢ que temer que la ca¨ªda del precio del petr¨®leo puede acabar por pasarle factura. El crudo ha preocupado con m¨¢s frecuencia por sus precios altos, pero la senda bajista que arrastra desde hace m¨¢s de un a?o ha dejado pocas alarmas que disparar en Estados Unidos: las de las empresas, las de los bancos que les prestaron el dinero, las de los gobiernos y hasta las de sus supuestos beneficiarios.
Los habitantes de Alaska, por ejemplo, disfrutan de un combustible m¨¢s que barato gracias a que el precio del crudo est¨¢ en el m¨ªnimo en 12 a?os, mientras se genera un d¨¦ficit p¨²blico de 3.500 millones de d¨®lares (ni m¨¢s ni menos que un tercio de su presupuesto), ya que las finanzas p¨²blicas del Estado se nutren principalmente de lo recaudado de ese negocio. Hace un par de a?os, en sus arcas no se vislumbraba esta sequ¨ªa.
El auge de la energ¨ªa cre¨® casi 400.000 puestos de trabajo en Estados Unidos entre 2004 y 2014, pero en los ¨²ltimos 14 meses se han evaporado unos 200.000. Solo el pasado enero, se perdieron 30.000. Samson Resources, Pro-Stim, Energy Transfer, Paragon¡ Nuevas compa?¨ªas del mundo del fracking ¡ªuna t¨¦cnica de fractura hidr¨¢ulica para extraer gas¡ª han ido cayendo o recortando su actividad y dejando especialmente heridas las zonas que hasta hace poco se frotaban las manos, como en los territorios de Texas o Dakota del Norte. Algunos tipos de petr¨®leo en este Estado est¨¢n ya tan bajos de precio que a unos cuantos productores se les ha llegado a pedir dinero, en lugar de pagarles, por extraer el crudo. El barril cuesta un 70% menos que hace a?o y medio, principalmente porque la oferta supera con creces la demanda. El cr¨¦dito f¨¢cil alent¨® las perforaciones y gener¨® el mayor volumen de producci¨®n en Estados Unidos en d¨¦cadas, un patr¨®n inquietantemente parecido al de otras burbujas.
¡°Ahora hay tanta producci¨®n en Estados Unidos como hab¨ªa a mediados de los a?os ochenta¡±, explica Peter van Doren, del instituto Cato. ¡°Entonces los precios del crudo pasaron de 30 a12 d¨®lares por barril, pero la tasa de crecimiento del producto interior bruto (PIB) se mantuvo constante porque las p¨¦rdidas de los productores contrarrestaron las ganancias de los consumidores¡±. Aunque la China de hoy no es la de hace tres d¨¦cadas. ¡°Est¨¢ mucho m¨¢s integrada en la econom¨ªa mundial y los inversores parecen estar tomando el precio del crudo como una medida del crecimiento chino, que es lo que verdaderamente les preocupa, m¨¢s que los precios del petr¨®leo en s¨ª¡±, a?ade.
La ca¨ªda del llamado oro negro est¨¢ contaminando a la banca y a los mercados, enredados en una mezcla de raz¨®n y de histeria, con una duda de fondo: si la burbuja tecnol¨®gica y la inmobiliaria condujeron a otra recesi¨®n, ?podr¨ªa ocurrir lo mismo con esta? Ahora no parece probable, el dinero comprometido es inferior.
El ¨²ltimo informe de Goldman Sachs lleva un t¨ªtulo significativo: Nada que temer salvo al miedo en s¨ª. Para el banco, las turbulencias de los mercados de los ¨²ltimos d¨ªas ignoran que la banca tiene liquidez suficiente para capear el temporal, que los impactos negativos del crudo barato ya han actuado (y no parecen sist¨¦micos) y el frenazo chino no ha puesto a Estados Unidos en peligro de recesi¨®n.
Los analistas de la entidad calculan que la deuda en riesgo en caso de un hundimiento en el mercado del petr¨®leo asciende a unos 250.000 millones de d¨®lares, una cantidad lejana a las proporciones que convierten una crisis en sist¨¦mica, es decir, del desastre hipotecario que hundi¨® a la banca en 2008. En China, la deuda comprometida est¨¢ contra¨ªda principalmente en yuanes y no llega al 10% de su pasivo.
La correlaci¨®n entre acciones y crudo ha sido casi absoluta desde finales de a?o, si ca¨ªa el precio de uno le segu¨ªa el descenso de las empresas en el parqu¨¦, lo que tiene una explicaci¨®n l¨®gica hasta cierto punto, por el peso de las petroleras en Wall Street. Pero algo ocurre cuando el resto de compa?¨ªas que supuestamente se benefician de unos costes energ¨¦ticos bajos tambi¨¦n se ven arrastradas a la baja.
Como siempre en el loco mundo de la Bolsa, hay una mezcla de n¨²meros y sensaciones. Muchos inversores temen que ese bajo precio del petr¨®leo no solo se explique por las restricci¨®n de la oferta, sino que indique una demanda a media asta, que las cosas en la econom¨ªa global van peor de lo esperado, y conviene soltar inversi¨®n. Pero lo que se paga por un barril no siempre es un term¨®metro infalible: fue en la recesi¨®n de 2008 cuando los precios subieron hasta llegar a aquel r¨¦cord de 147 d¨®lares.
Efectos positivos
Los datos de consumo de petr¨®leo hacen pensar que los problemas est¨¢n en el lado de la oferta, en el tir¨®n que la industria estadounidense dio a la fractura hidr¨¢ulica o la reactivaci¨®n en Irak. Con la ca¨ªda de inversiones y la destrucci¨®n de empleo, los efectos positivos parecen mucho menos llamativos, pero los hay: Estados Unidos no deja de ser un importador neto y apenas ha empezado ahora a exportar algo de crudo.
El barril cuesta un 70% menos que hace un a?o y medio por el exceso de la oferta
Han sufrido las grandes productoras. Las ganancias de Chevron se hundieron el a?o pasado, hasta un 75%, y las de la primera petrolera por capitalizaci¨®n burs¨¢til, ExxonMobil, menguaron a la mitad. ConocoPhilips perdi¨® m¨¢s de 4.000 millones. Pero el parte de guerra es peor fuera de los gigantes de Wall Street: Haynes & Boone calcula que medio centenar de empresas de gas y petr¨®leo estadounidenses han quebrado desde el arranque de 2015, con una deuda de 17.300 millones de d¨®lares.
Hay problemas para aquellos que les han prestado dinero. Seg¨²n los datos de Bloomberg, Wells Fargo, Citigroup y JPMorgan Chase han reservado ya m¨¢s de 2.000 millones de d¨®lares para hacer frente a cr¨¦ditos fallidos y no descartan seguir a?adiendo colch¨®n, ya que los impagos en el sector empiezan a brotar conforme los precios se desploman: Wells Fargo perdi¨® 118 millones en su cartera de energ¨ªa en el ¨²ltimo trimestre del a?o y Citigroup se qued¨® sin 75 millones. En la conferencia con analistas, el presidente ejecutivo de Wells Fargo, fue claro: ¡°Esperamos m¨¢s p¨¦rdidas en el sector del gas y la energ¨ªa en 2016¡±.
250.000 millones de d¨®lares
? No sist¨¦mica. La exposici¨®n de los bancos a la industria petrolera asciende a 250.000 millones de d¨®lares. Mucho menos que las hipotecas en 2008.
¡°La correcci¨®n entre el petr¨®leo y las Bolsas no es ahora como en el pasado. El precio baja en un momento de correcci¨®n del mercado que muchas multinacionales y personas que trabajan en esas multinacionales tem¨ªan¡±, apunta Chris Christopher, de IHS Global Insight.
La fortaleza del d¨®lar, adem¨¢s, encarece las exportaciones. ¡°En general, este abaratamiento del crudo est¨¢ ayudando a la gente a gastar¡±, a?ade Christopher. ¡°De media, tienen entre 700 y 750 d¨®lares m¨¢s para gastar en el bolsillo de los que ten¨ªan en 2014. Eso ayuda algo, aunque el ambiente les ha llevado a ahorrar en la recta final del a?o¡±.
Aun as¨ª, la mayor¨ªa de fuentes consultadas coinciden en ver una ¡°sobrerreacci¨®n¡±. Para Alexander Lin, de Bank of America, ¡°el pesimismo y los miedos a una recesi¨®n son excesivos¡±. Ya ha pasado, dice, lo peor de los tres grandes dolores de cabeza de la econom¨ªa estadounidense, a saber las existencias de petr¨®leo, la ca¨ªda de la inversi¨®n en el sector y el lastre a las exportaciones por la fortaleza del d¨®lar. La amenaza del frenazo chino no es cr¨ªtica porque los v¨ªnculos comerciales no son tan fuertes.
Las probabilidades de retroceso que IHS calculaba el pasado verano estaban en el 15%, ahora han subido al 23% debido al problema de la energ¨ªa y el frenazo de China. Para Goldman Sachs, las probabilidades oscilan entre el 15% y el 20%. Lo que s¨ª va a provocar, apunta, es que la Reserva Federal no va a subir los tipos de inter¨¦s a corto plazo.
Las ¨²ltimas palabras de la presidenta de la Reserva Federal (Fed), Janet Yellen, reflejaban bien la ambivalencia que genera la trayectoria del petr¨®leo. ¡°El crecimiento econ¨®mico podr¨ªa sobrepasar nuestras previsiones por varios motivos, incluido que el bajo precio del crudo impulse m¨¢s el PIB¡±, apuntaba.
La inquietud en los mercados tambi¨¦n se explica por el hecho de que las compa?¨ªas energ¨¦ticas tienen hoy un peso muy superior al que ten¨ªan en el ¨²ltimo gran descalabro del petr¨®leo, entre 1988 y 1999. De aquella crisis surgi¨® la fusi¨®n entre Exxon y Mobil. Esta vez, con la gran excepci¨®n de la compra de BG (British Gas) por parte de la compa?¨ªa anglo-holandesa Royal Dutch-Shell por la friolera de 82.000 millones de d¨®lares, ha habido de momento poca cosa: solo 14 acuerdos de m¨¢s de 1.000 millones, frente a los 46 del a?o anterior, seg¨²n los datos de la consultora Wood Mackenzie.
Es dif¨ªcil comprar o vender cuando no se tiene claro el valor de las cosas. ¡°Al ser los precios del petr¨®leo en el largo plazo tan fundamentales para el ¨¦xito o el fracaso de las operaciones corporativas, y al estar los costes a¨²n en proceso de resituarse, la mayor¨ªa es reticente a compromisos¡±, opina Luke Parker, analista de la firma.
Pero ahora puede empezar el baile. Wood Mackenzie advierte de que, a diferencia de 2015, las operaciones van a reforzarse este a?o independientemente de lo que ocurra con el precio del petr¨®leo. Si los niveles se mantienen bajos, las compa?¨ªas tendr¨¢n que desprenderse de activos y fusionar negocios con e fin de liberar capital, ahorrar costes y capear las presiones financieras. Y, aun suponiendo que los precios se recuperen a finales de este a?o, que es el escenario que maneja Wood MacKenzie (hasta m¨¢s de 65 d¨®lares por barril en el ¨²ltimo trimestre), las empresas tendr¨¢n que resituarse con rapidez para pasar del modo supervivencia al modo de crecimiento.
Hay claros candidatos a recoger los frutos de la marejada: las firmas de capital privado. Seg¨²n Parker, hay entre 40.000 y 100.000 millones de d¨®lares reservados para inversiones en gas y petr¨®leo.
Ya hay quien ha ense?ado la patita. Esta semana se supo que Warren Buffett est¨¢ apostando a la recuperaci¨®n del petr¨®leo: ha invertido a trav¨¦s de su firma Berkshire Hathaway casi 400 millones de d¨®lares en Kinder Morgan, especializada en infraestructuras y que el a?o pasado cay¨® un 65%. Adem¨¢s, se ha reforzado en Phillips 66, antigua filial de ConocoPhillips.
Suben las apuestas
Que uno de los hombres m¨¢s ricos del mundo, al que adem¨¢s se le conoce con el sobrenombre de Or¨¢culo de Omaha, dirija sus naves a la recuperaci¨®n del crudo abona la expectativa de subidas. Pero hoy la incertidumbre es la nota dominante: ni siquiera el acuerdo alcanzado esta semana por cuatro de los grandes productores mundiales (Arabia Saud¨ª, Qatar, Venezuela y Rusia) logra frenar la ca¨ªda de los precios. El mismo d¨ªa en que se anunci¨® el pacto, el martes, baj¨® un 3%, si bien el posterior apoyo de Ir¨¢n lo hizo subir el 7%.
Se acord¨® no seguir aumentando la oferta, pero no se dijo ni una palabra de frenar los bombeos de crudo. En Estados Unidos, que es el mayor productor, la decisi¨®n de recortar o no producci¨®n depende de las empresas y estas no dependen tanto de s¨ª mismas como de su situaci¨®n financiera y de los bancos.
Kevin Book, del Centro de Estudios Estrat¨¦gicos e Internacionales asegura en una carta a los inversores que habr¨¢ una ca¨ªda de la producci¨®n en Estados Unidos y entre los miembros de la Organizaci¨®n de Pa¨ªses Exportadores de Petr¨®leo (OPEP), pero advierte de que el proceso ser¨¢ ¡°muy lento¡±. ¡°Las refiner¨ªas tienen mucho inventario acumulado y no necesitan comprar mucho a las petroleras cuando llegue el verano, cuando la gente se lance a conducir¡±, apunta, pero advierte: ¡°El problema es que el mercado no se cree nada¡±.
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